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Jimin se aferraba al brazo derecho de Jungkook, ocultando su rostro en su hombro mientras caminaban luchando contra el viento y la nieve que caía.

Era un invierno horrible, las temperaturas no bajaban tanto desde hacía dos décadas según los meteorólogos.

La ventisca les había pillado algo desprevenidos. Habían ido a la biblioteca más cercana a estudiar y cuando salieron...se encontraron con las aceras blancas y un fuerte viento golpeando sus rostros.

Vayamos a esa tienda de tés a tomar uno bien caliente hasta que al menos cese de nevar. -dijo Jungkook en un tono algo elevado, para que Jimin pudiese oírle con claridad a pesar del molesto ruido del aire silbando entre las calles.

Jimin asintió con su cabeza levemente mientras aseguraba su agarre al brazo de su amigo, sincronizando sus pasos para que ninguno se quedase atrás en su lucha contra el viento.

Cuando por fin llegaron a la tetería, Jungkook sacudió con delicadeza los  restos de nieve sobre la ropa y el pelo prácticamente empapado de Jimin, quien ocultó su sonrojo encarando su vista al suelo.

Gracias. -dijo tímido Jimin.

Jungkook sonrió y negó con la cabeza mientras tomaba la mano helada del contrario para buscar una mesa libre en el local.

La tienda de tés era realmente cuca*, las paredes estaban recubiertas de troncos de madera, simulando que fuese una cabaña.

Se sentaron en una mesa para dos redonda, con sillas también de madera. El camarero no tardó mucho en aparecer para anotar su pedido.

Un té de limón para mi, por favor.-pidió Jungkook. - ¿Y tú, Jimin?

Jimin seguía mirando la carta, pensativo.

Mmm -murmuró con la boca cerrada- Yo quisiera un té de fresa, por favor.

A Jungkook se le escapó una breve y seca risa, de esas que salen más por la nariz que por la boca.

¿De fresa? ¿Lo dices en serio?

Jimin frunció el ceño y puso un puchero en sus labios sin darse cuenta.

¿Qué tiene de malo? Me gusta lo dulce.

Jungkook trató con todas sus fuerzas el no agarrar sus mofletes en ese mismo instante y apretarlos con cariño.

No tiene nada de malo, es sólo que...eres tierno hasta eligiendo sabores.

Jimin rodó sus ojos.

Ooh ya entiendo, ¿acaso te crees tú más duro por pedirlo de limón? Uyy, ¡miren que chico más valiente, va a tomar algo ácido!

Jungkook rió y tomó las manos de Jimin, que reposaban sobre la mesa, para acariciar sus dedos.

Eres tan lindo...-susurró Jungkook, casi como un suspiro.

Hacía tiempo que el menor se había enamorado de su compañero de clase, pero Jimin era siempre tan...tan angelical con todo el mundo, que no tenía ni la más remota idea de lo que sentía respecto a él.

Jimin sonrió.

Gracias, tú también eres muy lindo, Kookie.

—¡Aish! No me llames así...me recuerdas que soy menor que tú y me siento raro. -dijo mientras soltaba sus manos al ver que el camarero traía sus tés humeantes.

Jimin enarcó una ceja.

¿Raro? ¿Por qué?

Jungkook sopló durante varios segundos en su taza antes de dar un pequeño sorbo, cuidando de no quemarse.

¿De fresa?《Kookmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora