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JinYoung

Siempre he sido un buen alumno en la escuela, a veces destaco en algunas materias, pero en general se me da bien los estudios. Química nunca fue un problema para mí, inclusive me emocionaba ver el resultado de la reacción entre tales compuestos. Claro, hasta que cambiaron de maestro. No pensé que el cambio de institución por parte del profesor Choi lograse afectarme tanto, pero cuando su reemplazo apenas comenzó a dictar la clase supe que no la tendría fácil.

Desde un principio me costó seguir el hilo de clase, la manera en que el nuevo profesor explicaba todo no entraba en mi cabeza, generando una gran confusión. Traté todo lo posible de entender lo suficiente para su examen, inclusive le pedí a uno de mis compañeros que me enseñara, pero nada. Obtuve una pésima calificación y así seguí por tres exámenes, dando mi mayor esfuerzo pero sin ningún resultado.

Mamá tenía conocimiento de lo que me sucedía y en un comienzo no se mostró preocupada, sabiendo sobre el cambio de mi profesor y su método de enseñanza radicalmente diferente. Pero cuando le mostré mi tercer examen reprobado vi preocupación en todo su rostro y eso causó un efecto doble en mí.

Antes de siquiera pensar en una nueva solución, ella me consiguió un tutor.

Mi primo JaeBum.

JaeBum y yo no poseíamos una relación tan cercana a pesar de ser primos directos y vernos varias veces al año, principalmente por nuestra notable diferencia de edad, veintidós y diecisiete años respectivamente. Nuestra percepción del mundo y la vida en general eran diferentes, inclusive gustos y tópicos de conversación. Solo intercambiábamos palabras en temas más banales y comunes, lo que sucedía en nuestras vidas y esa clase de cosas.

Por eso no me gustó mucho la idea de que él fuese mi tutor. Sabía que él poseía conocimientos en química al estudiar ingenería, pero sentía que sería bastante incómodo estar dos horas a solas. Traté de persuadir a mamá para que cambiase de idea, pero no sirvió en lo absoluto. Así que me resigné a aceptar su decisión.

Él día en que comenzaría mi tutoría con mi primo estaba bastante nervioso al esperarme lo peor. Cuando nos quedamos solos en mi habitación, sentados frente al escritorio junto a la ventana, ya imaginaba otra baja calificación en un futuro examen.

Pero todo fue diferente a lo que esperaba.

Entendí todo lo que JaeBum decía desde el primer momento y me sumí en su enseñanza. Se dedicaba a explicarme cada punto de la materia y repasar aquellos que no lograba comprender a la primera. Y por más extraño que suene, hablamos mucho más que solo química. Por primera vez, sentí que realmente nos comunicamos. Eso hizo todo tan fácil.

Me había gustado, inclusive cuando desordenó mi cabello como forma de despedida.

JaeBum venía a mi casa dos veces por semana, por lo general en las tardes, así que casi siempre cenaba con nosotros antes de ir a tomar el autobús. En el poco tiempo que llevábamos de tutoría nos volvimos más cercanos y eso al principio me agradó bastante, inclusive era común que tuviéramos bastante contacto físico.

Pero las cosas estaban cambiado, y me di cuenta de ello tarde.

Cada vez que miraba a mi primo a los ojos para escuchar sus explicaciones me perdía en el brillo particular que poseían, como si estos me llamaran a que los observara todo el día. O cuando me mostraba su perfecto perfil al anotar algunos ejercicios que debía resolver en ese momento. Incluso creía que se veía demasiado bien usando aquellas gafas redondas, combinado con esa flamante cabellera rojiza.

Parece que fuesen idioteces mías, pero él comenzaba a actuar raro conmigo. Me devolvía las miradas y pasaba sus dedos por mi cabello más veces de lo normal. Recuerdo esta vez cuando acarició su mejilla con el pulgar y terminó descendiendo hasta mis labios, acariciando lentamente el inferior mientras me miraba de una manera indescriptible, pero que me causó escalofríos. Se acercaba más de lo necesario a mí cuando le exponía mis dudas, sintiendo muchas veces su cálida respiración rozando su piel.

Era todo tan extraño, pero me gustaba.

No me puse a pensar en lo que estaba sintiendo cada vez que tenía a JaeBum cerca de mí, ni siquiera en los largas miradas que nos dábamos. Yo solo dejaba que esas cosas sucedieran, y por ello todo subió de nivel.

Fuimos más allá.

— No entiendo esto, hyung. —le dije una tarde, apuntando aquella parte de la materia que no entendía. Él volvió a acercarse demasiado a mí, tocándose nuestros brazos. Aquello causó un poco de calor en mí que preferí ignorar y escuchar su explicación.

No me di cuenta que a medida que hablaba se iba acercando cada vez más, hasta que sentí su aliento sobre mi oreja y un ronco: "¿Entendiste?"

Me estremecí por completo, incluso dejé de respirar por unos segundos. La manera en que había susurrado esa pregunta en mi oído me causó sensaciones extrañas, sintiendo el calor rodearme. Lo peor de todo y lo que me parecía más confuso, es que no se alejaba. Estaba quieto, respirando sobre mi oreja. Asentí despacio, con el resto de mi cuerpo quieto tal cual piedra.

— JinYoung. —me llamó otra vez con ese tono tan ronco y seductor. Mis labios se entreabrieron, dejando escapar un silencioso jadeo. ¿Qué diablos estaba pasando?

Con lentitud moví mi rostro hacia mi izquierda, ya que de ese lado se encontraba mi primo. Poco a poco me encontré con su mirada, la cual estaba fija en mis abultados labios. Los relamí, sintiéndolos resecos y vi que él mordía los suyos. Repentinamente el aire se volvió más pesado y respiraba con dificultad.

Él comenzó a acercar su rostro y, por mi parte, fue inevitable seguirle el juego. No podía pensar en nada más que en sus apetitosos labios que se acercaban a los míos. En ningún momento nos detuvimos a pensar las cosas, no tuvimos un momento de lucidez.

Ni siquiera cuando nos besamos.

Un montón de sensaciones se concentraron en mi estómago y el calor me invadió por completo. Mientras trataba de descifrar que estaba sintiendo nuestros labios se movían con timidez sobre él otro, pero a medida que pasaban los segundos iban ganando mayor seguridad. No recuerdo en que momento nuestras lenguas terminaron de encontrarse en el interior de mi boca y mis brazos rodeaban su cuello mientras los suyos mi cintura.

Nos quedamos sin oxígeno pronto y nuestras bocas se separaron, pero pasaron algunos segundos y la boca de JaeBum volvió a atacar la mía. Luego yo imitaba su acción, así sucesivamente por lo que quedaba de tutoría, comiéndonos la boca con tanta pasión y deseo que hubiésemos terminado entre las sabanas de mi cama si mamá no hubiese subido a los minutos después. El sabor de la boca de mi primo quedó en la mía y se intensificaba cada vez que recordaba que éramos eso.

Primos. Familia.

En vez de sentir culpa al pensar en ello, generaba más calor en mi ser y mayor ansiedad en probar sus labios otra vez. En que sus brazos me estrecharan con tanta fuerza que quedara sin poder respirar. Quería besarlo otra vez.

Enséñame Más ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora