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JaeBum

Si días antes me hubiesen preguntado que pensaba sobre JinYoung, hubiese respondido: "Me cae bien, es un buen chico." Simplemente eso, porque a pesar de ser primos no hablábamos mucho, solo lo justo y necesario. A pesar de ello, si él me pedía un favor con gusto lo ayudaría, éramos familia de todas maneras. Por eso mismo, no dudé en aceptar cuando su madre me llamó una tarde, suplicándome que fuese su tutor en química. Pude entender la situación del pobre muchacho, así que no lo abandoné.

Planifiqué la primera clase una noche antes, tratando de comenzar con lo más simple para que no le costara tanto. Aunque no creía que tuviese problemas con ello, ya que por conversaciones anteriores sabía que no le costaba aprender. Así todo sería más fácil.

Cuando entré a la habitación de mi primo por primera vez, no pensé que en ese lugar algo cambiaría en mí.

JinYoung realmente aprendía rápido y eso me sorprendió un poco, era un chico bastante listo. A medida que pasaban los minutos, llegamos a conversar más de lo que hemos hecho en una junta familiar. Tal vez el estar solos había ayudado a que eso sucediera, ni idea. Pero me di cuenta que era un chico muy interesante y ansioso por el futuro. Podía pasar de una actitud de un niño a la de un joven adulto en un momento a otro. Me gustaba.

Pero no imaginé que demasiado.

A medida que pasaban los días de tutoría me percataba que mis ojos no podían despegarse de JinYoung. Quería observar todo lo que él hacía y guardarlo en mi memoria. Cuando sonreía o arrugaba el entrecejo cuando se concentraba demasiado. Era extraño, pero preferí dejarlo pasar. Aun así mis actitudes eran de lo más reprochables, porque igualmente aprovechaba para estar más cerca de él. Una vez que olí su delicioso perfume no pude dejar de acercarme para emborracharme de su aroma.

Inclusive mis manos actuaban por si solas, acariciándolo cada vez que realizaba un ejercicio bien o yo le explicaba. Cualquier testigo de la situación hubiese dicho que yo deseaba a mi primo pero lo hubiese negado rotundamente.

Pero era la verdad. Lo deseaba.

Y confirmé aquello cuando nos besamos esa tarde. Apenas nuestros labios se tocaron supe que JinYoung, mi propio primo, sería mi perdición. Nuestras bocas encajaron a la perfección desde el primer momento y el movimiento de nuestros labios invitaba a que nos siguiéramos probando. Agradecí que pronto mi tía tocase la puerta, porque habría perdido el control.

No mencionamos nada de ello a la hora de despedirnos, pero el ambiente se había vuelto distinto. Más pesado e incómodo. Estuve recriminándome todo el camino hacia mi casa, que solo fue un desliz. Un que disfruté cada puto segundo.

La siguiente semana fue... extraña. Mis manos sudaban de los nervios y titubeaba más de lo normal mientras le enseñaba a JinYoung, como si tuviera miedo a equivocarme. Pero no era eso, sino que la insistente mirada de mi primo colocaba mis pelos de punta. En cualquier momento que lo viese, sus ojos siempre estaban fijos en mí. Aquello no me ayudaba para nada a que los nítidos recuerdos de sus carnosos labios contra los míos invadieran mi cabeza.

Y cuando comenzó a relamerse los labios de improvisto todo empeoró.

Sentí mi boca secarse de pronto, al darme cuenta de la necesidad de volver a sus labios. Poseerlos por completo, al punto de dejar al pelinegro sin oxígeno. Lamí los míos, frente a la sed que invadía mi cuerpo por ver la única fuente que lograría saciarme. Él lo deseaba tanto como yo, podría observarlo en sus orbes cafés oscuros por las ansias.

¿Qué esperas, hyung? —todo mi autocontrol se fue al carajo con esa simple pregunta. Tomé su rostro entre mis manos y volví a juntar mi boca con la suya, en un añorado reencuentro desde que me fui de su casa la última vez.

No existían los arrepentimientos o el sentimiento de culpa. Solo el de goce, disfrute por el otro a pesar de que por nuestras venas corría la misma sangre. Y eso era lo excitante.

🔥💦

Cuando la madre de JinYoung nos avisó a él y a mí que saldría de improvisto, supe que no sería una tarde de estudio. Ambos nos mantuvimos silenciosos en su cuarto, como si esperasemos algo. Se escuchó la puerta de la entrada cerrarse y nos miramos.

Nos besamos. Y no pudimos parar.

Pasamos de estar sentados frente al escritorio a terminar en la cama, yo sobre mi primo mientras nuestras lenguas se revolvían en una guerra sin fin. No podía estar quieto, mis manos se movían sobre el cuerpo del menor, acariciándolo sobre la ropa. Los suaves gemidos que JinYoung dejaba escapar entre besos no ayudaban en lo absoluto a mi autocontrol. Esto era algo que añoraba muy dentro de mí desde que comencé a ser su tutor, y sé que él también, porque no opuso resistencia alguna cuando comencé a desabrochar la camisa de su uniforme.

Nada en mí decía que debíamos parar, que eramos primos y esto estaba malditamente mal por dónde se mirase. Ya no pensaba con claridad, me dejaba guiar por mis instintos que gritaban que continuara y definiera el insorportable deseo que sentía por JinYoung. Mi boca se alejó de la suya y se posó en su cuello, comenzando a saborear su piel.

— Jae-JaeBum... —gimió mi nombre y di una suave mordida a su cuello como respuesta. Su piel ya tenía manchas amoratadas y eso me dejaba ciertamente satisfecho. Pero yo quería más, marcar todo su cuerpo.

Mi lengua recorrió el largo de su cuello mientras abría su camisa, siguiendo el camino por sus marcadas clavículas, succionando su piel hasta dejar marcas. Podía sentir al pelinegro temblar bajo mi cuerpo, reaccionando a cada acción que ejercía sobre él. JinYoung me estaba volviendo loco sin siquiera quererlo, solo estando frente mí causaba un montón de sensaciones en mi interior. No lo entendía y, en estos momentos, tampoco deseaba comprenderlo.

— A-ah... —mi lengua se paseó en uno de sus botones endurecidos, estimulándolos de aquella manera mientras mis manos acariciaban su pequeña cintura. La piel del menor era tan suave, no podía dejar de tocarle por más esfuerzo pusiera en ello.

Mi respiración chocaba errática contra su piel, estaba tan excitado a pesar de no recibir ningún estímulo físico de su parte más que besos. La cabeza llegaba a dolerme por los pensamientos lascivos que tenía con respecto a mi primo, mientras esta de deshacía en gemidos, sintiendo como mi boca succionaba sus pezones, uno tras otro, y así comenzar a bajar por su vientre. Era más que obvio que iba a ocurrir, en la forma en que ambos íbamos a terminar sobre su cama.

Mi boca va llegando a su pantalón... Alguien sube las escaleras.

— Ya volví. —dijo mi tía luego de abrir la puerta, con una amplia sonrisa. — ¿Va bien el estudio?

JinYoung y yo asentimos a la vez,  ambos sentados frente al escritorio, mientras sostenía un libro de biología en mis manos y él se cubría el torso con su chaqueta.

Enséñame Más ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora