017; Sospechas.

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NICHOLAS

Sophia me miraba, confundida, sin hablar. Su ceño se frunció y las lágrimas comenzaban a brotar lentamente; mis ganas de abrazarla y pedirle que fuera mi esposa eran incontrolables.

— ¿Tú... me amas? —Preguntó en voz baja y llevando su mirada al parabrisas.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente otra vez. Yo la quería, demasiado, pero ¿amarla? No era el momento.

— Sí... No... Digo... —Dije con dificultad y nerviosismo—. Lo dije para que dejarás de insistir con lo de Sharon y Aislyn. Sólo quiero que entres en razón, no te pasará lo de ella. —Aclaré y traté de sonreír, con cierto esfuerzo, lo conseguí.

— Eres increíble. —Susurró mientras comenzó a limpiar sus lágrimas.

El camino siguió en un eterno silencio. Las palabras no me salían. Estaba decidido que ninguno de los dos se atrevería a hablar. Nuestro callar se volvió cada vez más incómodo.

Llegamos a mi casa y mi mamá nos recibió con los brazos abiertos, como siempre.

— ¡Sophia! —Gritó emocionada—. Te extrañamos tanto en la cena de ayer, una lástima que no pudieras venir. —Dijo mientras la abrazaba, luego le dio un beso en la mejilla.

— Oh, Glenis. Me hubiera encantado estar ayer pero el Señor Hoult me hizo trabajar hasta tarde. —Explicó.

— ¿Te referirás a mi esposo, linda? —Preguntó mi madre con obviedad.

— No. Me refiero a tu hijo Nicholas. Me hizo administrar unos correos y, para colmo, me quedé dormida en la oficina. ¿Puedes creerlo? —Sophia comentó con cierto toque de sarcasmo en sus palabras.

— Eran muy importantes, señorita Roman. —Contesté.

— Ya basta de quejas y entremos, por favor. —Mamá sugirió. Sophia me lanzó una mirada inquisitiva y yo subí los hombros con desinterés. No podía importarme tanto esa chica.

Al entrar a la casa comenzamos a servir nuestra cena.

— Podemos comenzar con la cena, pero antes... Una oración. —Comentó mi padre. Todos comenzamos a orar, como de costumbre, por lo bajo.

— No dejaré a Sharon. No ahora. —Alcancé a susurrarle a Sophia quien estaba al lado de mí. Si sería un tremendo idiota, como siempre lo había sido, lo sería completamente.

Sophia rió leve y negó con la cabeza.

«Qué imbécil» pensé, como si pudiera adivinar sus pensamientos.

Lo sé, Sophia, lo sé.

Terminando de cenar todos levantaron lo suyo.

— Sophia, queríamos decirte que tenemos entradas para la función de media noche de Civil War, ¿quieres venir con nosotros? Irá toda la familia. —Sugirió mi papá con amabilidad.

— Puedes sentarte con Nicholas. —Dijo Clarista mientras subía sus cejas rítmicamente.

Mi padre la volteó a ver con el ceño fruncido: claramente no sabía que estaba pasando.

Me daba miedo que estuviera sospechando sobre lo que tenía con Sophia; si pasaba eso, moriría. Mi padre era capaz de corrernos a Sophia y a mí, todo por salvar la compañía.

— ¿A que te refieres, Clarista? —Preguntó mi papá. Justo lo que me temía.

Mi corazón comenzó a latir demasiado rápido.

No puede ser, Clarista. No puede ser.

— A nada. Sólo lo decía para que se conocieran más; se verían más lindos ellos como pareja que Sharon y él. —Comentó sonriente.

La mirada de mi padre se tornó molesta y volteó hacia mí.

— ¿Algo que quieran comentar? —Preguntó con sospecha.

— No, Señor Hoult... —Contestó Sophia con cierta timidez.

— No creas que hay algo aquí sólo por los comentarios estúpidos de Clarista. —Dije con enojo.

— Mas te vale. Tú estás con Sharon, no puede haber alguien más en tu vida. —Contestó mi padre y apreté la mandíbula. Estaba en aprietos.

— Ok... Ignorando todo lo ocurrido, ¿vienes? —Preguntó mi mamá con cierta diversión.

— Muchas gracias, Glenis, pero no quiero que se den más mal entendidos, si sabes a que me refiero. Prefiero alejarme un poco desde hoy; no quiero que el señor Hoult o la señorita Patterson se sientan incomodados por mi presencia. —Sophia dijo con toda seriedad.

¿Quería alejarse de la familia? ¡Bien ahí, Clarista! Acabas de arruinar toda relación con ella.

— Me parece perfecto, Sophia. Creo que debes entender que... —dijo mi padre pero lo interrumpí.

— No es necesario que haga esto, señorita Roman. El que se alejará de usted soy yo. Lamento ocasionarle este incidente. No quiero cambiar la estrecha relación que lleva con mi familia.

Ella me miró con dolor y volteó al suelo.

— Me debo retirar. Con su permiso. — Dijo mientras sonreía con dificultad a todos.

— Propio. —Dijo mi madre entre un suspiro y Sophia salió por la puerta principal.— ¿Cómo puedes pensar que Sophia y Nicholas tienen algo? ¡Por dios, Roger! Eres increíble.

— Clarista estuvo insinuando muchas cosas.

— ¡No es mi culpa que los quiera ver juntos! ¡No es mi culpa que no quiera seguir viendo lo infeliz que es Nicholas con esa chica, Sharon! ¡Estoy harta de que todo tenga que ser como tú quieres, papá! —Clarista gritó con toda la desesperación del mundo, no la culpaba. Hubiera hecho lo mismo.

— No me hables así, Clarista Hoult. ¡Estás castigada! —Gritó más fuerte mi papá.

— No puedo creer que nunca quieras abrir los ojos. Siempre tenemos que vivir como tú quieres. —Siguió gritando mi hermana.

— Porque lo que yo decido es lo mejor para ustedes, pero si tanto estás harta, ¡ahí está la puerta! —Señaló hacia la salida—. No estoy para aguantar caprichos.

— ¡Basta! —Interrumpió mi mamá—. A tu cuarto, Clarista.

— Pe-pe-pero... —alcanzó a decir.

— ¡P-p-p-pero nada! Ya bastante has hecho hoy.

Me miró derrotada, bajó la cabeza y negó.

— Lo siento. —Me dijo por lo bajo y siguió caminando a su cuarto, derrotada.

Fruncí el ceño al ver a mi papá y suspiré para liberar el enojo.

— Increíble. —Dije y yo también me fui a mi cuarto. Todo estaba arruinado con Sophia.

Hijo del jefe =NH=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora