Fin

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La inspiración se fué hace mucho tiempo. Se la llevó el viento y jamás la devolvió, así lo digo, ésta historia morirá. La inspiración que era Isis, murió.

Hace bastante que Isis se fué, una de mis gatas favoritas. Era una linda pantera, seria y siempre pasaba desapercibida, pero cuando era capaz de adentrarse en lo profundo de las emociones, sería la bola de pelos negra llena de amor.  Contaré sobre ella, tiene una historia profunda. Aparte de ser la protagonista de una historia ficticia, Isis tuvo un época fea.

Hace bastante, un par de años, Isis enfermó. Aún no recuerdo que le había pasado, sé que estaba muy mal, no podía respirar y menos caminar. En esa época no teníamos para un veterinario, así que decidimos curarla a base de medicinas orgánicas.. pero, era bastante difícil. Jamás se notaba el progreso y era irritante. Obviamente, no nos dimos por vencidas, mi madre y yo amábamos a esa gata, era muy importante para nosotras. Cada día empeoraba más, sus ojos se ponían lagañosos e incapaces de abrirse, se los lavábamos con manzanilla y cosas así,.. y bueno, tal vez mejoraba y se le iba la infección en los ojos, pero jamás mejoraba. Siempre estaba mal, no comía y se le acentuaba más el tema de la desnutrición. Cada vez estaba más delgada, más dañada y más no dolía. Consideramos sacrificarla, pero, joder, es la decisión más dolorosa y tomarla requiere mucho valor, así que nos dimos una última oportunidad en hacer lo posible para salvarla.

Una noche de verano, dejé la ventana abierta. No me dí cuenta en cerrarla. La gata estaba conmigo en una camita al lado de mi cama, no la dejaría sola. No consideré lo de la ventana, así que me fuí a dormir. A la mañana siguiente me levanté para ir al baño e ir a darle la medicación a Isis y me encontré con una sorpresa, no estaba. Entré en crisis y llamé a mi madre. A las 8 de la mañana estábamos yo y mi madre, gritando "Isis" desesperadas y angustiadas. Al ver que a los minutos no había respuesta decidí subirme a la casa, no perdía la esperanza, la quería demasiado. Cuando llegué al extremo de mi casa, se podía ver el campo del vecino. A lo lejos ví un objeto u otro ser negro, recostado sobre el pasto amarillo. Le grité a mi madre para avisarle y en el momento pensé una frase "Los felinos van a morir lejos". Fué ahí cuando mi presión arterial bajó y mis latidos a gran velocidad se acentuaron. Corrí y al estar arriba de mi casa, era fácil saltar el muro, lo salté y fuí con ella. Cuando me hallé allá, lo primero que hice fué comprobar si seguía respirando y en efecto, Isis seguía viva, pero estaba muy debilitada.

Desde ahí, me dí cuenta que fué uno de los actos de amor más sorprendentes que hice e Isis, lo valoró. Esta vez la llevamos al veterinario haber si nos podían ayudar en algo sin cobrarnos mucho. Isis estaba realmente enferma, estaba demasiado mal, el veterinario consideró que no sobreviviría, pero je, ¿recuerdan? Isis valoró el acto y con un poco de paté, medicación correcta, calor y mucho amor, de apoco rejuveneció nuevamente y lentamente se fué mejorando.

Desde ahí empecé a escribir este cuento, para que en el futuro lo leyera y me sintiera orgullosa... pero, al año, Isis volvió a enfermar, pero esta vez, se fué y jamás la encontramos. Lo pensé, ella no quería que le causáramos tantos problemas, que estaba bien y que ya no nos preocupáramos. Jamás lloré tanto por un animal. Pude haberla amado más que a cualquier ser humano. Pude haberla salvado, pero.. ella decidió así y la extraño.                                   

El Gato NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora