Capítulo único

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En medio del campo de batalla, se encontraba un monstruo gigante de aspecto terrible. Varios guerreros que defendían la paz y la justicia estaban a su alrededor. El más fuerte de todos ellos se hallaba parado al lado de ese gran monstruo llamado Cell.

-Peleaste muy bien, te felicito. -el gran guerrero se dirigió a su hijo.

-P-papa -Gohan se quedó viéndole, petrificado.

-Por favor hijo, dile a tu mamá que me disculpe. Siempre hice las cosas a mi manera. Adiós, Gohan. -el salvador de la tierra se despidió de su hijo y antes de teletransportarse con Cell se volvió y miró a cierto saiyajin. -Adiós... Vegeta.

Al decir esto, con dos dedos en la frente se llevó a Cell impidiendo así la destrucción de la tierra.

-¡K-KAKAROTO!

...

Otra vez la misma pesadilla. Pensó Vegeta al despertarse, con los ojos algo rojos, su rostro se hallaba pálido. Se levantó y fue al cuarto de baño para refrescarse.

La pesadilla ya llevaba 7 años con él, cada vez más molesta. Y la sentía como la primera vez. Esa primera vez en la que vio como Goku... Kakaroto, se iba. Se sentía tan real, y hasta le parecía vivirla otra vez. Por más que intentaba hacer algo, intentar detener a Kakaroto, no lo lograba, su cuerpo se quedaba inmóvil.

Cerró la llave del grifo y se miró en el espejo. Se veía terrible, los sueños apenas lo dejaban dormir últimamente por lo que tenía ojeras remarcadas. Pudo observar sus remarcadas ojeras por la falta de sueño. 

Gruño y volvió a la alcoba. Vio el reloj en la mesita de noche: 04:27 a.m. 

Aún era temprano. 

Se cambio la ropa de dormir que Bulma le había dado por sus prendas habituales. Con paso lento y pesado, salió de la habitación en dirección a la cámara de gravedad.

Camino por los silenciosos pasillos de la Corporación Cápsula, el silencio y la oscuridad reinaban en aquel edificio, era de esperarse que a tal hora todos durmieran. El único sonido que lograba perturbar la tranquilidad del lugar eran los pasos del príncipe que se encontraban absorto en sus pensamientos.

Se preguntaba porque aún después de tantos años todavía le atormentaba la muerte de Kakaroto. El era su rival, debería estar feliz de que se hubiera librado de él. Ahora el era el más fuerte... Pero no contaba con lo que pasó semanas atrás de la pelea de Cell.

Cuando al fin llegó a su cámara de entrenamiento las ganas de entrenar se habían esfumado por completo. Se quedó observando la cúpula blanca iluminada débilmente por la luz de la luna creciente. Después de unos cuantos segundos se volvió en dirección contraria y salió volando.

...

El sol salía de su escondite y los débiles rayos de luz mañanera iluminaban la tierra. Vegeta se encontraba en la Montaña Paos, en la casita en ruinas en la que alguna vez Goku había vivido.

¿Cómo sabía de la existencia de la pequeña choza? Simple, el mismo Son Goku se la había mostrado.

﹎F L A S H B A C K﹎

Un sin fin de patadas, golpes y esferas de energía eran lanzadas por dos saiyajines. Destruyendo árboles, bosques y hasta montañas por su entrenamiento. El más alto de ellos dos llevaba ventaja pero su contrario no se dejaba vencer tan fácilmente.

Cuando la lucha ya llevaba un par de horas ambos decidieron descansar. Bajaron hasta tierra y caminaron un poco buscando un buen lugar para tomar un descanso.

-Esto se me hace muy familiar. -comentó Goku observando alrededor suyo un paisaje conocido para él.

No tuvo respuesta por parte de su compañero. Siguieron caminando hasta que encontraron una pequeña choza abandonada en medio de la nada.

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