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El día no comenzó muy bien para mi. Empezando porque desperté demasiado tarde y solo tenia 15 minutos para bajar a desayunar, lo que significa arreglarme apurada y yo odio que me apuren.

Así que 13 minutos más tarde, después de la ducha más rápida de la historia de la humanidad, ahí estaba, frente a mis queridos Pancakes de chocolate y a punto de tomar uno, añorando paz y tranquilidad cuando...

—Que preciosa te ves hoy.

—¡Mierda!— brinqué del susto.

—Perdona, cariño.— sonrió, apoyando su barbilla en su puño cerrado y mirándome fijamente. Le golpeé el hombro con algo de fuerza.

—¿Qué te dije sobre llegar de repente y sobre decirme cariño?

—Que tu corazón se acelera tanto que solo piensas en que te suba a mi cuarto para— lo interrumpo.

—En tus sueños, estúpido Hufflepuff.

—Oh, créeme. Ya estás en ellos, bebé.— se acerca para besar mi mejilla y huye antes de que pueda golpearlo. El corazón se me acelera y mis labios dejan salir un suspiro profundo sin mi consentimiento.

—No sé cómo no has caído aún.— dice Albus riéndose. Scorpius a su lado hace una mueca de asco.

—No caigas, si lo haces, vomitaré.— río un poco aún con mi corazón acelerado y me como un pedazo de mi pancake.

—¿Qué pasa? ¿No quieres que Olive sea tu cuñada?— mi amigo platinado rueda los ojos y se cruza de brazos.

—Me encantaría que fuera mi cuñada, pero ese estúpido solo quiere jugar con ella y entonces tendría que patear su trasero, y no puedo patear su trasero porque me da miedo, ¿contento?

—Tranquilo. Sabes que Nicolas no me gusta...

—Si. Claro. No te gusta, para nada.— dice Albus y pateo su pie bajo la mesa, trato de tomar mi segundo bocado del desayuno y... la comida desaparece.

—¡No comí nadaaaaaa!— me quejo y mis amigos se ríen de mi, con un gruñido me pongo de pie y me encamino a mi primera clase que, gracias a Merlín, no tiene nada que ver con Hufflepuff.

Claro que mi vida nunca es tan fácil...

—¡Princesaaaa!— tomo los brazos de Albus y Scorpius lo más rápido que puedo tratando de huir, pero Nicolas llega enfrente de nosotros a paso rápido y deja en mi mano una rana de chocolate. —No quiero que te desmayes en una clase, menos si no estoy yo para atraparte.

Mi cuerpo entero vibra ante sus palabras pero puedo rodar mis ojos con indiferencia, y murmuro un "Gracias" para seguir caminando, siendo realmente guiada por mis únicos amigos mientras mi mente sigue en la rana de chocolate.

Miro atrás solo para ver si Nicolas sigue ahí, y si está. Parado en medio del pasillo, con sus manos en sus bolsillos y mirando directamente hacia mi, sonríe cuando ve que me volteo y es entonces cuando comienza a caminar de espaldas al lado contrario al que yo voy, me guiña un ojo antes de voltearse y camina por el pasillo.

Merlin, sálvame.



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⏰ Última actualización: Feb 01, 2021 ⏰

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¡Estúpido chico Hufflepuff! PROXIMAMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora