Prólogo

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Huyendo, no sé de que, pero lo hacía.

No tenía control de mis movimientos solo me alejaba de una casa que era irreconocible para mí, todo a mi alrededor estaba oscuro, demasiado para ser de noche, era tan aterrador todo, tampoco era una opción dejar de correr.

Mi frecuencia cardíaca se estaba  acelerando, no podía seguir corriendo pero tenía miedo de parar y que algo me matara, seguí corriendo hasta que pude visualizar a lo lejos a alguien que me hacía señas con las manos ¿Es seguro? No lo sé, pero no tenía otra opción.

Comencé a bajar poco a poco el paso, ya no podía seguir y la persona de las señas se estaba alejando cada vez más. Pensé en parar a tomar aire, mala idea, unos pasos muy fuertes se escucharon detrás de mí, me voltee asustada de lo que pudiera estar detrás, era 3 hombres de traje negro que venían hacia mí. Es ahora o nunca, asustada comencé a correr a mi máxima capacidad, aceleré el paso cada vez más  para que no me llegaran a agárrame, pero el tramo se hacía cada vez más largo, voltee a verlo una vez más, ellos se estaban acercando con gran velocidad, no podía parar de correr, quizás quería matarme. Seguí corriendo, ya no podía ver por dónde iba, todo estaba tan oscuro, sentía que estaba llegando al infierno, pero no hay otra manera, cerré los ojos y aceleré con la poca fuerza que me quedaba, mala idea, choque con una pared de ladrillos, inmediatamente caí al piso con un dolor que se propagó no solo en mi frente si no en toda la cabeza, todo me daba vueltas, senti muchas náuseas, claro el golpe fue muy fuerte.

Por poco olvidó los hombres que me seguían, me incorpore y voltee inmediatamente, ya no había nadie, solo la plena oscuridad. Aún seguía atolondrada por el golpe, pero necesitaba investigar cómo salir de aquí.

Al levantarme hubo algo que llamo mi atención, la pared de ladrillos, era alta, como uno 5 metros ¿Puedo escalarla?

Un escalofríos recorrió mi columna, me pareció escuchar escuchar una baja y dulce voz, volteo a todos lados, no hay nadie, pero seguía la voz.

—Hannah... Hannah.

— ¿Q-quién es? ¿Hay alguien ahí?¿Puede ayudarme? -Dije con voz temerosa, quizás quiera matarme también.

—Alguien te observa Hannah no podrás escapar, el es parte de ti, de tu destino...
         
—¿Que? ¿De quién hablas? – Pregunté a la voz, era imperceptible de dónde provenía, se escuchaba en todos lados.

—Pequeña... Hannah...

Esa última frase... la escuché tan cerca de mi, voltee a todos lados, aún había oscuridad y ya la voz no se escuchaba.

—SAQUEN ME DE AQUÍ -Grite con todas mis fuerzas cerrando los ojos.

Estaba asustada, no sé dónde estoy, ni se el porque. Estuve unos minutos con los ojos cerrados, aún no podía escuchar nada, aún sentía miedo, decidí abrir los ojos para ver si la pesadilla ya había acabado.

Mi vista estaba un poco borrosa por cerrar los ojos tan fuerte, parpadea unas cuantas veces para poder recuperar la visión, a simple vista podía ver luz de nuevo, ya había acabado.

Me encontraba en un cuarto de paredes blancas, estaba sobre una ¿Cama? ¿Cómo llegué aquí?. Observé todo a mi alrededor, había una cómoda con un vaso de agua y una pastilla.

—No debería tocar eso -Dije en un murmullo.

En esta habitación habían dos puerta blancas, alguna debería ser la salida.

Me levanté de la cama para dirigirme a la primera puerta, con temor tome el pomo, tome una bocanada de aire y abrí la puerta, pero era solo el baño.

Otra vez perdí el control de mis movimientos, entre para abrí la llave del lavabo, el sonido del agua puede relajarme en estos momentos. Me mire al espejo, tenía la frente un poco roja al igual que los ojos ¿Tan fuerte fue el golpe?

Baje la mira, lo primero que detalle fueron mis brazos, estaban rojos y tenía un pequeño sarpullido ¿Que había pasado?

Sin pensarlo lavé mis brazos con abundante agua y los seque con la toalla que estaba colgada a un lado.

Salí del baño dispuesta a averiguar qué había detrás de la otra puerta. Otra vez tome una bocanada de aire y el temor aumento, tome el pomo con escalofrío corriendo por toda mi columna, estaba lista para saber que había detrás, ni siquiera hice el intento de abrir; está abrió de par en par solo, dejando ver un pasillo, muy largo, todo era color negro, igual que antes, pero al final había una luz y una figura masculina y alta, tenía las manos en los bolsillos, era tan aterrador, se me helo la sangre ¿Que debo hacer? ¿Debo ir hacia el?

No puede dar ni un paso cuando esté empezó a caminar hacia mi, quedé en blanco, solo el pánico tuvo lugar en mi cuerpo, lo único que se me pudo ocurrir fue cerrar la puerta, pero estaba trabada, comencé a darle con fuerza mientras, el estaba cada vez más cerca, sin pensarlo salí corriendo al baño y cerré con seguro la puerta.
Comenzaron a tocar y tocar.

— Hannah... abre la puerta -Oí esa voz masculina, gruesa.

Esa voz... Fue tan extraño, me sentía segura, mi sentido común me decía a gritos que no abriera la puerta, mi acción fue una muy diferente, tomé el pomo y abrí la puerta.

No podia visualizar su rostro, pero sentí una fragancia dulce hombre, era delicioso al olfato. Me hizo sentir que la pesadilla había terminado.

—Todo está bien Hannah, estás sana y conmigo siempre estarás segura.

Pequeña Hannah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora