No pensé nunca que vivir podía doler tanto hasta el límite de no poder dormir pero, mi corazón late con fuerza cada vez que me encuentro solo en esta habitación que compartimos con tanto amor.
Me enamoré de él a los 26 años, nos conocimos en una disco por amigos en común y bueno, Nicolás tenía una personalidad completamente distinta a la común, sonriendo todo el tiempo movía hasta la última fibra de mi ser. Comenzamos hablando por WhatsApp y terminamos en menos de una semana en un café cercano a su casa conociéndonos de forma más formal. El nico siempre fue más de tomar cerveza pero, yo no era bueno para ningún tipo de trago. Claro, eso era antes del accidente.
Comenzamos a salir después de tres meses, formalizando todo casi a los cinco de andar. Nos fuimos a la playa y le pedí pololeo justo cuando el sol terminó de esconderse en el fondo, su sonrisa me lo dijo todo y para mí era más que suficiente.
Tuvimos nuestros dramas cuando estábamos pololeando, nada fuera de lo común. Personalmente a ninguno de los dos nos gustaban las discusiones y yo siempre fui bueno para acatar ordenes, él era quien mandaba y con eso nunca tuve problemas.
Un año estuvimos así, una relación malditamente perfecta entre nosotros, envidiable ante el resto y hermosa para mí. Bueno, eso hasta que llegó la etapa de madurar.
Llegamos a la casa de su madre un día de invierno, la mujer nos sirvió una taza de café con pasteles y nos contó que la hermana mayor del Nico había tenido su primer bebé, un niño hermoso y saludable. A los minutos comenzó a llorar y el moreno preocupado se le acercó, le dijo que lloraba de pena porque nunca conocería un hijo de su único varón y el chico lo único que pudo contestar fue que también sentía pena por no poder tener un niño de su propia sangre.
Creo que fueron sus palabras las que rondaron por mi cabeza y echaron todo a perder, esas palabras que me hicieron sentir más culpable de lo que era necesario y afectaron mi humor. Me sentía enfadado casi todo el día, deprimido y agresivo.
Claramente Nicolás lo notó, varias veces entró en desesperación preguntándome qué pasaba, si era posible que ya me hubiera aburrido de él y eso empeoraba las cosas. Llorando me acercaba al hombre que amaba y le pedía perdón, arrepintiéndome minutos después por lo egoísta que podía llegar a ser con la persona a la cual juraba amor eterno, ¿no es el amor un sentimiento dónde las acciones son más fuertes que las palabras, entonces por qué no lo dejo ir y que forme su propia familia como siempre lo soño? Como me gustaría verlo de la mano de un pequeño que tuviera sus ojos, sus labios o solamente su mirada, sería malditamente perfecto.
El día donde todo terminó para nosotros fue un frío día de mayo, él quería algo caliente para el cuerpo y con eso no hablamos de un té o un café. Quería beber y Edgar era el único quien constantemente tenía carrete en su departamento, nos levantamos bien abrigados para capear el frío y salimos de casa tomados de la mano. Nos besamos en el lugar frente a todos mientras hablabamos sobre lo que esperábamos a futuro, a medida que pasaba la hora llegaba más gente al lugar, la marihuana y el copete abundaban y yo que no era muy bueno para tomar me senté con mi amigo el Bestia para fumar uno de los suyos. Esa fue una de las cosas que le molestó a mi pareja, no le gustaba que fumara y cuando yo ya ponía el pito en mis labios necesitaba terminar muerto. Di la segunda calada sentado en el sofá cuando el Nico salió al balcón del departamento con los amigos que no fumaban, el olor dentro de casa estaba bastante fuerte y les molestaba.
Lo escuché reír de fondo cuando apoyé mi cabeza en el respaldo del sofá, cerré los ojos y sonreí al volver a escuchar su voz.
- Te amo - Susurré y abrí los ojos.
Dos segundos pasaron cuando escuché gritar del balcón un "cuidado" y las minas que estaban en el lugar soltaron el gritó agudo. Todos se levantaron de sus lugares y el bestia que estaba a mi lado frunció el ceño mirándome.
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Permíteme Amarte Una Vez Más. [ Historia gay ]
Fanfictionuna historia de amor cliché.