- Al fin llegas...
- Perdón, tuve un poco de taco.
- Bien, pasa, llamare a los niños.
- Bien...Había sido algo súper frío, algo poco habitual en él ¿Ahora eres así conmigo? Salí corriendo del trabajo mientras pude, solo que la hora provocaba una congestión total de autos en la avenida principal que daba la pista hacia afuera de la ciudad, donde quedaba mi antigua casa, logrando salir después de casi hora y media.
No había recibido ni un hola está vez de su parte, pero comprendía que por el momento no me quisiera ver, ambos necesitábamos nuestro tiempo a solas reflexionando, solo que los niños no son parte de nuestros problemas, ellos siempre han estado fuera de esto y era normal que extrañan alguno de los dos.
Entre sin más respirando ese rico aroma a hogar que tanto me gustaba, incluso fui recibido por una de nuestras mascotas que pasaba por ahí dejándome sin resistencia a darle un poquito de amor.
- ¡Papi!
- ¡Eli!De inmediato estire mis brazos para recibir a esa hermosa niña de seis años que venía hacia a mi corriendo con tanta alegría que mi corazón brotaba de amor por ella. Elizabeth, nuestra primera hija, había sacado lo mejor de ambos aunque su noble corazón era semejante al de Taemin. La abrace con tal cariño alzándola para besar todo ese rostro chiquito que me sonreía como si me esperara desde siempre, estaba tan grande, me hacia darme cuenta de lo mucho que había pasado desde que ella llego a nosotros, mi esposo solo tenía 20 años y yo ya iba por mis 25, había pasado ya unos meses desde que nos casamos cuando supe que iba a ser padre, pues mi esposo en secreto en algún momento dejo sus anticonceptivos y ella llego. Fue toda una odisea, una gran emoción, tener un hijo de la persona que más he amado era el mejor regalo que tendría en toda mi vida. El primer día que la sostuve lloré de la emoción de verla tan pequeña, dulce y preciosa, con unas ganas tremenda me la hubiese comido a besos, ella conquisto mi corazón era mi reina.
- Papi ¿Por qué no habías venido? -Le miré sintiéndome culpable por ese pequeño pucherito en su trompita rosada-
- Oh mi reina, Papi tuvo unas cuantas cosas que hacer por el trabajo -Tenía que mentirle, Eli era aun muy pequeña para entender las cosas-
- Pero hoy te quedas ¿Verdad?Sus ojitos ilusionados me partían el corazón, después de todo una familia era lo que mi hija siempre tenía, arrebatársela cada vez por mis peleas me hacia un pésimo padre.
Fui literalmente salvado por la campana cuando escuche un par de gritos unísono bajando por la escalera, sabiendo al menos de quienes se trataba me agache también para recibirles cuando las cabecitas de mis mellizos aparecieron segundos por Taemin. Simplemente los albergue en mis brazos pues ellos aun eran pequeñitos y yo agradecía ser lo suficientemente grande para apretar a esos hermosos tres seres que eran de mi misma sangre.
- Mis pequeñitos~ ¿Se han portado bien?
- Le regaño la maestra, Papi.
- ¡Mnetira, Papi!Reí dejando un momento los dilemas de lado, esos pequeños traviesos eran mis hermosos hijos de cuatro años, Dante el mayor, solía ser muy amable y educado, un auténtico príncipe que siempre cuidaba de su hermano menor por seis minutos Leo, el pequeño risueño y el más travieso de los dos, nuestros hijos parecían verdaderas copias de nosotros, si bien Dante era más parecido físicamente a Taemin había sacado ese carisma tan propio mío, por lo mismo Leo era igual a mi de pequeño pero lo risueño era propio de mi esposo. A diferencia de Eli los niños fueron planeados ya Eli tenía sus dos años y creíamos que era lo mejor darle un hermanito para que no estuvieran tan sola aunque costo un poco la partida llego doble.
- Vayan al sofá, no quiero que se enfermen por estar en el suelo.
- Si Mami.~Tuve que soltarlos cuando Taemin nos ordeno irnos al sofá, estando igual agradecido pues ya sentía las piernas entumecidas, al sentarme volvieron a ubicarse encima contándome las cosas habían hecho los días que no estuve presente. Entre lo que les escuchaba miraba a por encima de sus cabecitas a Taemin que solo estaba concentrado en el sofá del frente a acariciar su gordo gato llamado Waffle, estaba bastante serio pero claro tampoco debía estar muy emocionado por tenerme aquí. Incluso desvíe la mirada cuando nos encontramos, posiblemente noto que le miraba.
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En el limite
FanfictionMinho ha razonado sobre varias cosas de su vida, en como ha llegado a tal punto que siente ganas de morir. Ha terminado una relación con Taemin, el amor de su vida, viéndose tantas cosas interrumpidas que lo comienzan a exasperar. ¿Hasta donde lleg...