Capítulo 03: Hyukjae

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El edificio solo es de cuatro pisos, con dos apartamentos en cada piso y resulta que nosotros vivimos en el cuarto piso. Este maldito edificio no tiene elevador. Para cuando voy en el segundo piso, ya deseo que el mundo entero arda junto con Donghae y esos imbéciles que tengo por amigos. En serio, tengo ganas de lanzarlo por las escaleras o simplemente deshacerme de él y dejarlo aquí.

Hoy apuntaba a ser otro día de fiesta y diversión con mis amigos y de alguna manera terminé siendo perseguido por la policía y cargando con un inútil saco de papas llamado Lee Donghae, ya que el muy tonto no pudo tolerar dos jodidas cervezas. Voy mascullando maldiciones todo el camino la puerta del apartamento. Hago malabares para abrir la puerta y en cuanto llego a la sala, me impulso para lanzar a Donghae contra el sillón. Rebota peligrosamente hacia la orilla, pero de alguna manera logra no caerse.

Me quedo contemplando con resentimiento su estúpida cara mientras duerme con la boca abierta y un ojo medio abierto en una especie de expresión relajada. Ya no eres tan guapo así ¿eh? Pongo los ojos en blanco y me doy la vuelta para dirigirme a la cocina, me tomo un vaso con agua y me pongo a pensar si debería de dejar a Lee Donghae allí o llevarlo a mi habitación. Bueno, definitivamente no planeaba que terminara de esta manera en mi cama.

Mientras camino a mi habitación, me doy cuenta de que Heechul se ha encerrado en su habitación, seguramente por el resto de la noche. Abro el armario, saco unas cuantas mantas y las lanzo al suelo junto con una almohada extra. Tendrás que conformarte con esto Lee Donghae. Ni de broma dormirás en mi cama. Regreso por él, lo traigo a rastras, lo lanzo a la cama improvisada y rechino los dientes cuando veo que ni siquiera se ha inmutado.

—¿Qué mierda? —espeto sobresaltado diez minutos después, cuando de la nada Lee Donghae se levanta del suelo y me mira atontado. Me termino de poner la camiseta y lo miro con una ceja alzada—. Vaya, ¿dormiste bien, campeón? —mascullo con sarcasmo.

En lugar de contestar, sus labios forman una estúpida sonrisa y para mi asombro comienza a quitarse medio dormido y con torpeza toda la ropa. Contengo la respiración, pensando estúpidamente que se desnudará por completo, pero pongo los ojos en blanco cuando se deja los boxers. Recorro sin descaro alguno su cuerpo delgado, de piel blanca y lampiña. Es absolutamente hermoso. Y una muy peligrosa tentación.

—¿Qué... estás haciendo? —pregunto finalmente, como si le hablara a un idiota.

—Tengo calor —responde adormilado. Los labios, que usualmente son una fina línea, forman un puchero infantil.

Sus ojos entrecerrados, sus mejillas sonrojadas y su expresión tonta en general me recuerdan que está borracho. ¿Cómo diablos alguien se puede emborrachar con dos cervezas? Eso está más allá de mi entendimiento.

—Ya... —suspiro y sacudo la cabeza. Me lanzo hacia la cama y cuando aterrizo me acomodo dándole la espalda y cierro los ojos—. Vuelve a dormir o vete... haz lo que quieras, pero no me molestes.

Pasan varios minutos y no escucho nada, así que abro los ojos y me doy media vuelta para mirarlo. Me aparto sobresaltado cuando me volteo justo para verlo subirse a mi maldita cama.

—¿Qué carajos estás haciendo? —espeto, fulminándolo con la mirada, pero Donghae solo se acomoda muy juntito a mí y me mira somnoliento—. Oye, ¿quien te crees que eres? —le digo, pegándole en la frente con el dedo anular. ¡Se está quedando dormido!

—Tengo frío —murmura.

—¡Acabas de decir que tenías calor! —mascullo entre dientes, furioso.

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⏰ Última actualización: May 19, 2017 ⏰

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