Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₁

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SPVO


No sé en qué estaba pensando, pero quería tomar el primer vuelo de regreso a Paris y de ahí a América. Había salido huyendo de mi vida, como si fuera el peor crimen de mi vida, haber nacido. Muchos de mis amigos dijeron: ¿Por qué Corea? Muy bien, ahí les va la respuesta, porque él le odiaba. No quería volverlo a ver en mi vida, tire mi adolescencia por nada. El que siempre fue mi todo, que consagre mi vida y mi carrera para él. Era publirrelacionista, trabaje para Channel y Carolina Herrera en América latina. Ahora después de abandonar mi eminente carrera llegaba a Seúl a empezar de cero. Era casi imposible lograrlo, pero gracias a mis buenas relaciones casi fue el escape perfecto. El creía que yo estaba en Japón, el odiaba las culturas Asiáticas, por lo que el mejor lugar para que no me buscara era Asia. Aquí debía abrirme camino sin mis antecedentes de "Barbie de la alta costura".

Recordé mi vida en México con una sonrisa, no había nada más bello que mi infancia, con mis amigos, mis padres y mis hermanos.

Siempre fui bendecida con la inteligencia por lo que me gradué con todos los honores de la UNAM en Comunicaciones. Mi especialidad fueron la publicidad y el diseño visual. Era una alumna muy normal, pero tenía mis secretos para aprenderme todas las cosas que requería una carrera profesional. Me volví la mejor no solo en mi carrera, también reconocida en el continente entero. Todo para que yo estuviera a la altura de él, Santiago era un escritor prodigioso y muy famoso en Ibero América. Yo no podía ser una chica normal, pues además de ser brillante, era apuesto y rico, todas morían por estar con él, y si me había elegido a mí. Pero al final corrió a sus brazos, ella que sin ser una chica normal; no era ni la mitad de lo que yo era para él.

Me convertí en la mejor para estar a su altura, al menos en inteligencia, porque en físico, el me superaba inevitablemente. Media apenas el uno sesenta y cinco, tenía el cabello negro como la noche y mi piel era ligeramente apiñonada, nada que no encontraras en una chica Latina. Mis ojos eran color castaño rojizo. Muy grandes y algo rasgados, con unas enormes pestañas negras y cejas pobladas, era delgada y bien torneada, mi sueño frustrado era ser como una de las Girls'Generation. Las admiraba muchísimo, eran hermosas, talentosas y brillantes. Por eso practique todas y cada una de sus coreografías, amaba ese grupo, sobre todos los demás. No importaba el nombre del grupo sino eran ellas a mí el k-pop ni me interesaba. Mi recamara estaba tapizada de sus fotos y cualquier cosa que pudiera conseguir de ellas. Fui criticada, por mis gustos, pero siempre fui consciente de que ellas eran nueve ángeles que no se comparaban con ningún otro grupo o artista, llamase como se llamase. Cuando comencé a trabajar con Channel, buscaba fotos de ellas y acoplaba lo que tenía a sus estilos. Que siempre fueron alabados por los grandes críticos europeos.

Era conocida por ser el ejemplo perfecto de una asiática con facciones latinas. Eso me gustaba, al menos en mi apariencia me parecía a Santiago, que siempre fue un chico asediado aunque fuera lo opuesto a mí. Pero al final la eligió a ella porque la conocía de más tiempo y ella era tan bella físicamente como él. Españoles ambos, altos, rubios, con ojos claros...

- ¡A la mierda!-Masculle mientras bajaba del avión, el aire era fresco, más bien frió, se notaba que ya no estaba en mi soleada Ciudad de México.

El cateo al entrar al andén lo pase sin problema, algo les decía a los oficiales que no se metieran conmigo, pues, tenía cara de quien va llorar con solo tocarle. Había aprendido coreano desde que descubrí a las Girls'Generation. Años después tome clases en forma y casi lo dominaba en su totalidad, además de cómo era obvio, hablaba inglés, francés y español.

Camine por el andén con mi bolso en la mano, lo vi ahí de nuevo desde hacía dos meses, el espectacular con su nombre y la fecha de lanzamiento de su último libro. Me quede seca al verlo, ahora me iba perseguir su maldita foto hasta acá, para mi fortuna, dudaba que cruzara el mundo entero para promocionar el libro aquí. Ahora me tocaba prepararme mentalmente para vivir sola a mis veintidós años, por primera vez. Aquí en un país lejano al mío, con una cultura diferente y aun peor donde no conocía a nadie, donde si caía no iba a ver un Alan, una Leslie, un Noé... Tantos nombres de aquellas personas a quienes amaba y no estaban conmigo. Mis amigos, cuanto les iba extrañar. Mis padres, mis hermanos... Toda la gente que amaba se quedó atrás cuando él me dejo. Sonaba absurdo, pero no quería tenerlos cerca mientras en sus rostros aun encontrara el parecido con él. ¿Era absurda?, Si, ¿Inmadura? También pero me negaba a seguir cerca de él y de todo lo que a le me recordase.

No me importaba nada, tome mis cosas, mi dinero y tire una carrera y veintidós años a la basura, la verdad moría de miedo, me temblaban los pies, me sudaban las manos, tenía los ojos llorosos, la cara demacrada y el dolor a flor de piel.

Me detuve en seco, cuando en un espectacular estaba el con la portada de su último libro, me quede helada, me fallaron los pies, me recargue en la pared y comencé a hiperventilar cuando vi aquello, tenía dos meses de no verlo. Y ver aquella foto en que su rostro se veía hermoso, con su gran sonrisa, y esos ojos verdes que me enloquecían... Cerré los ojos y derrame unas cuantas lágrimas. Cuando me recupere de mi ataque, vi que unos compañeros de vuelo me observaban preocupados, les sonreí de lado y respire profundo apoyando la diestra en el pecho, una vez me hube recuperado tome mis maletas y seguí caminando.

- Santiago: Espero que te pudras-Farullé para mis adentros, cuando me acerque a una horda de chicas que hacían un escándalo impresiónate, ese fue mi primer encuentro con él.

Era obvio que era un fandom, de algún Idol coreano, todas gritaban y obstruían el paso.

-Henecia-Susurre. Debía sonarme, era más que lógico que era un artista coreano, pero de pronto caí en cuanta que si ni eran las "Sones" y sus divisiones, yo no sabía de fandoms.

Era increíble que nadie les dijese nada a esas chicas, armaban un tremendo desastre, todas con carteles y Cd' s. Respire profundo y me abrí paso entre la enorme multitud.

De pronto nació en mí un enorme enojo, algo más bien parecido al ahogamiento.

-¡Se quitan por favor!-Grite molesta, mi voz se elevó varias octavas más de las que esperaba y eso asusto a todos a mi alrededor.

El centro del tumulto se detuvo y unos tipos más parecidos a los "Hombres de negro" que a seres humanos alejaron a las enloquecidas chicas, abriendo paso al centro de atención de aquel desastre. El chico media más de un metro ochenta, traía unos lentes de sol negros de "Ray Ban", con los audífonos en los oídos y un bolso muy caro de Gucci, pude reconocer que tenía buen gusto pues toda su vestimenta era de diseñador. Por lo poco que pude dilucidar de sus facciones tenía un rostro muy aniñado y dulce, "Andrógino" lo hubiera llamado mi tía.

Era delgado y se veía más alto por sus pantalones entubados. Fruncía un poco los labios, como conteniendo la risa, en ningún momento hizo ademán de quitarse los lentes mientras yo me lo comía con los ojos, impedía que mi llegada a Seúl fuera normal y silenciosa.

Me sonroje y apreté los puños le mire lo más hostil que fui capaz y el al fin, se quitó las gafas. No había notado que, todas las chicas me miraban... Más bien me tragaban con los ojos creo que las entendía, su Idol me miraba como tonto. El chico me miro de nuevo y me perdí en aquella mirada penetrante que después de dos meses retumbo en mi interior, era como si su sola mirada me hubiese sumergido en agua fría, todo me temblaba y me era imposible quitar mi mirada de él.

¿Qué rayos...? El corazón me latía fuerte, tanto que casi me mareaba, con la mirada de un extraño; ya había enloquecido. Respire profundo me arregle el cabello, le dirigí una última mirada furtiva y me aleje con paso inseguro de aquel desastre, no me voltee a mirar, pero fácil pasaron tres minutos antes de que el griterío se volviera a escuchar por todo el aeropuerto.

Una vez pasado el disgusto, me senté en una banca y respire profundo un par de veces. No, me negaba a aceptar que el Idol hubiera hecho lo que solo Santiago podía hacer en mí, que me alterara de esa forma, aun peor tenía dos meses que no era capaz de sentir nada, ni enojo, ni tristeza, ni alegría, ni nada. Era como un zombie.

Antes de que se me ocurriera seguir cavilando la posibilidad me levante y tome mis maletas, me dirigí a la entrada principal echando chispas, era absurda, como siempre, ya me hacía falta dormir. Prendí mi IPod, y le puse play. ¡Mierda! Se desintegra el amor de Benny Ibarra, no la quite, solo seguí caminando con un enorme dolor en mi pecho. Tome un taxi hacia el Sheraton, el hotel en que me hospedaría antes de que me entregaran mi departamento. En el camino, mire la ciudad, mi nuevo hogar, y pensé en todo aquello que había dejado atrás.


☼STAND BY ME☼ ﹙Kim Hyun Joong﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora