Capitulo 1.

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-¿Puede decirme nuevamente cuales fueron los sintomas?

-Pues, al principio era solo un ligero dolor de cabeza, pero como era ligero no le tomaba mucha importancia. Pero en las últimas semanas el dolor a aumentado demasiado hasta volverse insoportable. Dudo mucho que sea una simple jaqueca. También he tenido nauses y mucho, mucho vomito.

El doctor la miro directamente a los ojos, pensativo, mientras su rostro iba tomando cara de preocupación.

-Bueno, concuerdo con usted, señorita Clayton, dudo mucho que sea una simple jaqueca.

-¿Entonces que es?

-Señorita Clayton, creo que tendré que hacerle unas radiografías. ¿Esta usted de acuerdo? -ella asintió- Perfecto, entonces sigame por favor.

Sin ninguna molestia Brenda se levanto de esa especie de cama-asiento y siguió al doctor fuera del consultorio.

Mientras caminaban pasillo por pasillo, subiendo y bajando escaleras Brenda recordaba lo mucho que ella odiaba los hospitales. El solo ponerse a pensar en cuantas personas morian día con día detras de esas blancas e inofensivas puertas le ponía la piel de gallina.

No solo era por eso. También odiaba sus paredes blancas. Aunque ella nunca a estado en un manicomio, le daba la impresión de que éste y el hospital no tenían mucha diferencia conforme los detalles de decoración...y olor.

Y tal vez suene un poco patético, pero las enfermeras también eran parte de su odio hacia los hospitales. Ella siempre cree que todas son como las de las peliculas de terror: malvadas, que lo único que buscan es reírse de ti y causarte todo el dolor posible.

Brenda y el doctor llegaron al lugar deseado y entraron.

Nunca había visto un cuarto parecido, o por lo menos, entrado.

Era una habitación de tamaño razonable, mucho más grande que el consultorio en donde la recivían siempre, tenía muy poca luz. Ahí no había nada más que un especie de tubo gigante recostado, dentro tenía muchas lusecitadas pequeñas y una "cama" para que te recuestes y entres en el.

Nada sorprendida de que el doctor le diera la orden de recostarse, obedeció.

El doctor salió de esa habítación, para dirijirse a otra que estaba justo a lado y que tenía un gran cristal remplazando la pared para saber lo que pasaba con Brenda.

-De acuerdo señorita Clayton,-Se escucho la voz del doctor por una bocina- debo pedirle que se quede lo más quieta posible. ¿Se encuentra bien? ¿No se le ofrece nada?

-La verdad, ¿Puedo pedirle un gran favor? ¿Querría dejar de hablarme de usted y hablarme mejor de tu? Odio que me llamen por mi apellido.

-Ah...de acuerdo, Brenda. ¿Entonces ya está todo bien?

-Perfecto.

Todo fue rápido, maximo 10 o 15 minutos. No sintió dolor, ni cosquillas, nada. Solo debía quedarse quieta. Y eso hizo.

Cuando el doctor le pidió que saliera y lo volviera a seguir a su oficina, éste llevaba en su mano un sobre grande, lo que supuso Brenda, que eran las rafiografías.

Cuando entraron a la oficina, se dió cuenta de que no había visto bien a la cara al doctor, su rostro era solo de preocupación, en sus ojos, en lo rojo de sus mejillas, en la forma en que se mordía el labio. Esto, obviamente, hizo que a Brenda también le entrara el panico.

-Solo digalo de una vez, ¿quiere? sin rodeos.

-No puedo decirtelo solo asi, Brenda. Esto es algo...algo serio.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2014 ⏰

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