18 de enero, 2006.
Ocho campanas han tocado.
La ventana se ha empañado.
Mis labios susurran tu nombre,
susurran lo que alguna vez soñaron.
Mis dedos se han debilitado,
mis pupilas se van dilatando
y mis ojos poco a poco cerrando.
Un suspiro se ha escapado,
he visto un delicado vapor volar
hacia el inmenso cielo polar
en donde mi alma espero desechar.
Un rayo de luz,
un rayo de la delicada estrella,
una línea brillante han atravesado mis ojos,
casi he llegado a ver los pocos
momentos en que he visto más allá,
más allá y más atrás...
Un rosa, un jazmín, una manzanilla,
una orquídea y una negra dalia
caen hacia la tierra lentamente,
rosando el suave viento que ablanda
mi corazón y mi sentir.
Se posan delicadamente sobre mi pecho,
mis ojos se cierran, mis manos se sueltan,
aún así las espinas siguen doliendo,
al igual que tu mirada lejana.
Espero que mi madre, sin dolor en su pecho,
siga regando mi amado helecho,
aquél que está colgando de un gancho
en la ventana de mi pequeño rincón.
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La vida no es más. (Encuéntrame bajo las flores)
KurzgeschichtenDicen que escribir libera aún sin ser leído, es por eso que una chica comenzó a escribirle al chico del que estaba enamorada, o eso parece. Su vida no era de las mejores, tampoco ella era perfecta y comenzó a darse cuenta de aquello, lo que la hizo...