Había una vez un rico mercader que era amable y valiente, que después de la muerte de su esposa solo vivía para la felicidad de sus seis hijos: tres mujeres y tres hombres, que entre todos llenaban la casa de risas y alegría.
El mercader era dueño de tres barcos que eran su orgullo y su fortuna, se llamaban: La sirena, El tritón y el más grande, Leviatán. Colmados de maravillas regresaban de un largo viaje de Inglaterra cuando les sorprendió una terrible tormenta. Los barcos fueron golpeados por las inmensas olas, los relámpagos rasgaban las velas y rompían los mástiles. Bajo la superficie, donde solo había frío y silencio el océano brillaba en mil estrellas, la armada y sus tesoros se hundieron hasta el fondo, devorados, perdidos para siempre.
Arruinado en un mes, el mercader y sus hijos debieron dejar su casa, amigos, costumbres y todo lo que era hasta entonces su felicidad.
────────•❥❥❥•───────Sr. Ryuo
Podía observar con gran detalle como era que aquellos trabajadores quitaban todo de su lugar para llevarlo consigo, cada cosa no importaba que tan grande o pequeña fuera todo se llevaban. La estupefacción permanecía en mi rostro cansado pero no podía hacer ni decir nada al respecto.
—No deben tocar eso –olvidando lo anterior me acerque hasta al lado de lo que era una escala en miniatura un barco, precisamente el Sirena–.
Muy dentro de mí me contenía en no ser alguien grosero con los que embargaban la casa, ni con la persona encargada de revisar que llevaban todo, pues estaba agradecido en parte en que nos dejó llevar algunas cosas, así que nos llevaríamos lo mas preciado, cosa que me calmaba.
Pero la calma duró solo unos segundos, al escuchar a mi dos hijas gritar que no se llevaran sus pertenencias, sofocando a los pobres muchachos en que dejaran un poco de sus razones de vivir y pidiéndome como niñas pequeñas que les ayude.
—Padre, se llevan todo. Las joyas, la camas ¡todo! –se acercaron ambas con caras horrorizadas, Ayame había sido la primera en hablar para después seguir Yuuna– ¡Papito me quiero morir.
—Yuuna, te he dicho que no me llames así delante de estos hombres –mi tono fue alto, no me gustaba hablarle así a mis hijos pero esta no es la mejor situación– y no hables de morir.
El rostro de sorpresa e indignación por parte de mis hijas me hizo querer gritar, después de eso ellas se fueron dramatizando un poco hasta el patio. Esto es una catástrofe, solo pude pensar, ¿donde está mi otra hija?
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Mientras caminaba por los pasillos con vista a las calles de la ciudad lograba ver cómo las personas se acercaban a ver nuestro infortunio, sentía demasiadas cosas así que me alejé para buscar entre los salones a mi hija. Tras unas habitaciones más llegaban a dar al jardín interior, me adentré encontrándola ahí frente a una estatua con el rostro de su madre.
—¿Crees que le hubiera gustado vivir en el campo? –escuché sus palabras dirigidas hasta mí, con cuidado me acerqué y le abracé por los hombros–.
—Le habría encantado –le dediqué una sonrisa nostálgica la cual me correspondió con otra–.
—A mí también me gustará, estoy segura. Esta familia es valiente.
—Nos mantendremos unidos como hasta ahora –le animé para darle un ligero beso en la frente y comenzar a caminar afuera donde nos esperaba la carroza–.
Al salir parecía que comenzaría a llover en cuestión de tiempo, así que en cuanto subimos y nos aseguramos que estaba todo en su lugar, con fuerza y rapidez tomamos las riendas de los caballos y trazamos rumbo por el camino que nos dirigía a nuestro nuevo hogar, lejos, para olvidarnos de todo.
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Capítulo uno, editado.
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❥Beauty and the Beast. [Obito Uchiha]
FanfictionCuenta la historia que de una honorable familia nacieron 3 hijos y 3 hijas. La familia un día decidió trasladar sus riquezas en 3 barcos grandes, pero la felicidad y su fortuna no durarían para siempre. Después de la tragedia la familia comienza sus...