Kiyoko
Las primeras noches nos costó demasiado acostumbrarnos, por mi parte me desvelaba escuchando los sonidos del bosque, la brisa que le daba a los arboles causando una sensación de tranquilidad en mí.
Días después con mis hermanos nos dispusimos a limpiar parte del terreno para cultivar algunas verduras y hacer de este, un mejor hogar donde permanecer. Por otro lado, a mis hermanas no les gustaba la nieva vida que llevaban, se la pasaban quejándose la mayor parte por las condiciones de la casa; realmente no era la mas hermosa y no se posicionaba en lo que habíamos llegado a tener pero era lo suficiente para poder vivir juntos.
Era de mañana, subí al segundo piso para avisar a mis hermanas que bajarán a desayunar, al ser la únicas que faltaban pues los demás ya se encontraban en el comedor. Después de aquello, cada quien tomo lugar a realizar diversas tareas, decidí lavar algunas sabanas para las camas, nuestro padre había salido desde ayer así que era lo mínimo que podíamos hacer por él. Shuusei se encontraba a unos cuantos metros sentado en la carroza mientras se encontraba escribiendo y narrando en voz alta una historia, relatando nuestra historia en forma indirecta, yo sonreía mientras tendía aquellas mantas, al alzar mi vista divisaba a lo lejos una figura acercarse, precisamente mi padre dando señas con una mano alzada y gritando su regreso de forma alegre, al llegar finalmente nos pidió reunirnos a todos en la sala.
Nos relató como le había ido en su viaje de vuelta a la ciudad, nos daba noticias de las personas de las cuales eramos cercanas contandonos que se encontraban bien. hasta que se detuvo y con una gran sonrisa volvió hablar.
—Pero la gran noticia, es que el Sirena, el barco favorito de su madre, fue encontrado –todos exclamamos sorprendidos ante tal cosa, así que prosiguió–. A la deriva rodeando la costa y lo han llevado al puerto.
—¿Y la mercancia? –Sebastian preguntó antes de festejar–
—Intacta. Hijos, nos hemos salvado –todos festejaban, sobretodo mis hermana quienes se abalanzaron contra nuestro padre–
—No podemos regresar así a la ciudad necesitamos vestidos nuevos, perfumes nuevos ¿qué más Ayame? –Yunna preguntaba a una velocidad extraordinaria para voltar a ver a la antes nombrada–.
—Hagamos una lista –tras eso comenzaron a correr en dirección a su cuarto–. La ciudad será nuestra, una nueva vida.
Mi padre hablaba con mi hermano Sebastian, diciendo que él sería quien lo acompañaría siendo así el sucesor de los bienes de la familia Shirasaki, Shuusei se encontraba narrando el final del libro sobre nosotros alabando la victoria del protagonista, Dilan lo felicitaba por aquel hecho literario, por mi parte me limite a a no decir nada y retirarme silenciosamente hasta el huerto.
Me encontraba cultivando unas calabazas que estaban listas, mientras lo hacía logré escuchar pasos aproximarse así que esperé hasta que hablará la persona.
—¿Qué te sucede? Refunfuñas –Era mi padre, en silencio me levanté para terminar de cortar aquella calabaza y llevarla hasta las manos de él–
—Por supuesto, cuando una hija está triste, refunfuña y cuando está alegre, está loca –a pasos decididos seguí cultivando las calabazas faltantes–
—¿Cómo quieres que te comprenda? Todos están felices menos tu.
Suspiré rendida ante lo que decía mi padre, era verdad, no estaba felices de aquel acontecimiento, me levanté para ver directamente a mi padre y comenzar hablar sinceramente.
—Hubiera querido quedarme más tiempo –notaba como mis hermanas salían de la casa en dirección a nosotros, por otra parte mi padre volvía hablar–
—Venimos aquí para ocultar nuestra desgracia. Nuestra vida no es aquí y lo sabes Kiyoko.
—Ya sabes lo que va a pasar. Sebastian frecuentará aquellos lugares indebidos, Ayame y Yuuna saldrán todas las tardes para encontrar marido... y tú estarás ocupado con tus asuntos empresariales de las espadas Shirasaki.
Mi padre permaneció en silencio ante aquello reflexionando leves momentos antes de volver hablar.
—Kiyoko, entiende que tendremos que separarnos, algún día maduraras y desearas irte. No significará que no nos queramos, sólo que te convertiste en una gran mujer.
Justamente al terminar de decir aquello mis hermanas llegaban estirando una hoja, exigiendo que no se le olvidara nada de aquello escrito, se volteo a mi dirección y con una sonrisa amable.
—Y tú, ¿qué quieres que te traiga? –con sensatez contesté aquella pregunta–
—Sólo quiero una rosa, no he logrado que florezcan aquí.
Miraba el lugar un poco seco para después ver a mis hermanas y padre retirarse, cuidando cada paso que daban en no estropear nada de aquel huerto que muy duras penas comenzaba a crecer, con calma volvía nuevamente a cultivar las demás cosas que faltaban.
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Sr. Ryou
Nos encontrábamos en el puerto, en la oficina oficial que daba el permiso a todos aquellos que quisieran invertir de manera internacional o convertirse en grandes pescadores. Al llegar habíamos notado como el Sirena se encontraba en ruinas sin embargo de el bajaban nuestros cofres de la fortuna Shirasaki. Me encontraba hablando con el encargado del puerto enfurecido ante el trato que nos estaban dando.
—Me quitan todo, se están rehusando a que yo suba a mi barco, una pertenencia mía desde hace años y usted bien lo sabe, señor Kakuzu –observaba al adulto de pelo negro encargado con enojo–.
—Es momento de aceptar los hechos, señor Shirasaki. La Sirena y toda su carga, ya no le pertenecen –su voz se encontraba desinteresada mientras realizaba cuentas y nos volteaba a ver en ocasiones a nosotros–.
—Me tratan cómo basura, aunque sin mí este lugar sería un simple puerto de pescadores.
—Le faltó astucia, querido amigo, usted firmó demasiados acuerdos anteriormente y justo ahora lo está pagando, a pesar que se lo había advertido.
—No me tomes por tonto, Kakuzu, sin mí no estarías aquí sentado en este puesto.
—¿Perdiste la dignidad al mismo tiempo que tu fortuna?
Habló de forma seria e irónica, mi rostro irradiaba en cólera ante su comentario, por otra parte Sebastian no lo soporto abalanzándose en contra de Kakuzu, se encontraba indignado y furioso y comenzó amezarlo a muerte, tuve que detenerlo y al lograrlo se volvió en contra mía.
—No comprendes. Ya no tienes ningún poder, finges ser la figura millonaria del pasado, pero no tienes nada –el coraje de mi hijo se notaba al verlo tensar su mandibula–. Me das pena padre.
Tras decir eso dio media vuelta con paso rápido a la salida, me quedé estático en mi lugar observando la conducta de mi hijo, al verlo azotar la puerta reaccioné, me disculpé para ir tras él.
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Capítulo dos, editado.►Pequeñas aclaraciones: La historia actualmente se está basando en alguna ciudad de Japón, ya que el Sr. Ryou es japonés y tras la muerte de su esposa decidió venir a vivir con sus hijos a su hogar natal, los años en los que trascurre la historia es entre 1865 - 1870, al estar finalizando en japón el periodo Edo.
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❥Beauty and the Beast. [Obito Uchiha]
FanfictionCuenta la historia que de una honorable familia nacieron 3 hijos y 3 hijas. La familia un día decidió trasladar sus riquezas en 3 barcos grandes, pero la felicidad y su fortuna no durarían para siempre. Después de la tragedia la familia comienza sus...