II.

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No podía creer haber sobrevivido a la noche anterior, fue simplemente milagroso. Tenía que recordar (qué irónico) no hacer algo como eso de nuevo. Aunque bueno, eso no era del todo fácil, ese hombre era magnífico.

— ¿Qué tanto me miras? — Cuestionó el mayor, observando de reojo a Harry. Se había quedado viéndolo por un buen rato, y era algo extraño.

El más pequeño se removió en su asiento con incomodidad, acomodando un mechón de su cabello detrás de una de sus orejas. Un par de balbuceos salieron de sus labios, provocando que Louis sonriera enternecido por la situación.

— Venga, niño, tranquilo. No lo digo de mala forma.

El rizado terminó por levantarse, sin decir más, y trotar fuera de la habitación, con su rostro en un rojo vivo. Prefería huír como siempre, y dejar en su confusión al ojiazul. 

Quedaban tan solo un par de días para el inicio de las clases tan esperadas por Fizzy. No entendía que le sucedía, él no adoraba el ambiente de los colegios.
No había tenido las mejores experiencias en sus antiguos (numerosos) colegios. Siempre era juzgado y ridiculizado por sus problemas neurológicos. No le costaba la socialización, era desenvuelto y amable, pero cuando todo el mundo te ve como una basura, no puedes evitar sentirte como una.

No podía parar de pensar en el hermano mayor de los Tomlinson, Louis. Lo veía como un gran idiota, por alguna razón, una persona con poca paciencia que seguramente también lo ridiculizaría y era malditamente lindo.
¿Acababa de pensar eso? Se maldijo mientras garabateaba en su diario, mordiendo su labio con una lluvia de pensamientos inundando su cabeza.

La voz de Fizzy pudo escucharse desde la planta baja, gritando con júbilo a todos los miembros de la familia, pero particularmente a él. Tocó con fuerza su puerta, abriéndola sin tener concedido el permiso. Una sonrisa blanca y amplia le surcaba la cara, se apresuró a reunir el aire suficiente para, básicamente, gritarle a Harry en la cara.

— ¡Harry! Hoy es el último día que tienes para preparte para la escuela, recuerda que comienza mañana. — Su sonrisa se volvía cada vez más amplia y perturbadora para el rizado. ¿Cómo alguien se emocionaba por el inicio de clases?— Pero no te preocupes, como eres nuevo yo te guiaré y te contaré sobre todo, además solo necesitas lo básico para asistir los primeros días, luego conseguiremos el resto. — La amabilidad de la jovencita le transmitía cierta paz al ojiverde, pero a la vez llegaba a perturbar su paz debido a la velocidad y la fuerza con la que decía las cosas.
Se vio asaltado por un abrazo demasiado fuerte para su gusto. Sonrió incómodo mientras la joven continuaba abrazándolo y hablando cosas, seguramente relacionadas con la escuela, pero no audibles para él.

— ¿No debo comprar el uniforme del colegio? — Preguntó en voz baja Harry, extrañado porque no era algo que le hubieran mencionado.

— No es un colegio, es una escuela, y no usamos uniforme en esta. No sé cómo será en Inglaterra, pero ahora estás en América, amigo. — Puso su mano en el hombro de Harry incómodandolo de manera increíble y solo recordándole por qué no tenía relación con norteamericanos.

Esperó a que se fuera para hundir su cara en la almohada y callar un grito de frustración. Genial, no conocía a nadie y no solo iban a juzgarlo por como era, sino también por como vestía. No era tonto, sabía como eran los jóvenes de su edad, sabía que había crecido en una burbuja.
Decidió a bajar las escaleras, en busca de algo que pudiera comer. Se hallaba sin comer desde el desayuno, pues era la única hora en la que podía no toparse con el ojiazul, pero ya habían pasado casi ocho horas de eso y su estómago estaba cobrándole el tiempo. Cuidadosamente se dirigió a la cocina, rogando no cruzárselo.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2019 ⏰

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