10-3-14

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Supongo que la gran mayoría sabreis lo que es perder a alguien a quién quieres, yo al menos lo sé muy bien.

Hace casi nueve años un día de junio te fuiste, sin explicarme el por qué, o si me lo explicaste yo no he sabido comprenderlo. 

Todos los días me acuerdo de tí, a cada momento, pero si que es cierto que hay días en los que me acuerdo más que otros.

Hoy es uno de esos días, por eso escribo esto.

Eras mi ejemplo, mi ídolo, mi mano derecha, siempre sabías cómo hacerme reír, por desgracia, un cáncer te llevó a mejor vida.

Hoy al acordarme de ti, me he puesto triste, triste porque me he dado cuenta de que casi no me acuerdo de las cosas que viví a tu lado, pero sobre todo, porque no soy capaz de recordar tu voz, al igual que tampoco recuerdo tu risa, siento que me he defraudado a mi misma, porque sin darme cuenta te he ido olvidando poco a poco.

Por desgracia sólo olvido lo bueno, pués hay dos cosas que jamás podré olvidar, una de ellas es la última vez que te ví. Nos llevaste a un cortijo a montar a caballo, a las primas y a mi, todas montaron menos yo, tú sólo querías verme montar y yo por miedo a lo nuevo me negué, nos enfadamos, mejor dicho te hice enfadar por una tontería, y no sabes cuanto me arrepiento de aquello, si bien es cierto que algún día tendré el valor que no tuve en su momento y montaré a caballo, tan sólo lo haré por tí, para devolverte lo que te debo y en aquel momento no te quise dar.

El otro momento que nunca voy a olvidar fué dos meses después, mamá estaba contigo, acompañándote, yo quería haber estado allí pero era muy pequeña y no me dejaron. 

Papá y mi otro abuelo estaban con Jaime y conmigo. Recuerdo ese día cómo si fuera ayer, mi padre llegó de trabajar, mientras preparaba la cena sonó el teléfono, era mamá, espié a escondidas la conversación y lo único que pude oír fue cómo mi padre le decía a su padre:

- "Salvador ha muerto"

Esas palabras me marcaron, no podía ser verdad, tú no, tú no te podías haber ido, mi eterno luchador no podía haber caído, pero no, no era mentira. Mi padre después se acercó a Jaime y a mí y nos dijo:

- "El abuelo dorete se ha ido al cielo"

Empecé a llorar, lloré más de lo que he llorado nunca. Papá me dejó dormir en su cama para no sentirme sola y porque no dejaba de llorar. Mi ángel de la guarda se había ido. Recuerdo perfectamente esa noche, no pude dormir, mamá vino en un vuelo de noche con los titos y la abuela, recuerdo la hora exacta a la que mamá llegó a casa, eran las cuatro de la mañana y nada más entrar ella se acercó a mi para ver cómo estaba, yo no dije nada, tan sólo la miré, su cara lo decía todo.

Me quise imaginar que todo aquello sólo era una broma de mal gusto que no era real, que tú estabas con nosotros, que habías venido a ver lo bonito que estaba todo cómo habías prometido, que habías venido a ver a toda tu familia junta cómo prometías, pero no, no era así.

Aunque poco después lo hicimos, nos reunimos toda la familia en mi casa, para conmemorarte. 

De ese día sólo recuerdo un momento, fue cuando mi madre leyó aquella carta que había escrito, no recuerdo lo que decía, sólo recuerdo que todos lloraban, mamá, la abuela, los titos, todos, incluidas nosotras, todas las primas llorábamos, también recuerdo cómo nos abrazamos todas para consolarnos las unas a las otras.

Desde ese día sé que cuidas de mí desde el cielo, pero a veces me gustaría tenerte aquí tan sólo para poderte abrazar. 

Te quiero abuelo, a pesar del tiempo y de la distancia, te quiero y nunca dejaré de hacerlo.

Diario secreto  de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora