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La casa donde todos vivían había pertenecido una vez a la abuela de Matty, pero después de que falleciera a causa de cáncer la dejó a su nombre.
En un principio la casa sirvió la grabar el primer disco de la difunta banda que un día trataron de armar; ahora era el hogar de los 5.
Sólo contaba con dos dormitorios, en uno de los cuales dormían Matty y Chelsea; Adam y Ross compartían la otra habitación.
George en cambio prefería dormir en el sillón de la sala, ya que según él, dormía más cómodo.
Vivían en una zona muy apartada de la ciudad, la luz y el agua iban y regresaban cada cierto tiempo, y el pueblito más cercano estaba totalmente abandonado desde hacía más de 7 años. El pueblo que le seguía quedaba 2 kilómetros más alejado.
Como era de esperarse esa noche no había luz, así que cuando Matty entró tropezó casi instantáneamente con una pequeña mesa que había cerca de la entrada.
- ¡Estúpido! -- Vociferó para si mismo.
- Esperen, - Dijo Adam. -- tengo una idea.
Sacó del bolsillo de su pantalón un encendedor e iluminó parcialmente la estancia. No era mucho pero servía de algo.
- Por eso eres el listo. -- Bromeó Matty.
Chelsea ayudó a Matty a caminar hasta la habitación; una vez dentro de dejó caer sobre la cama, la cual rechinó al sentir el peso de Matty.
Chelsea le retiró lentamente la camisa y acarició su espalda un poco.
- ¿Tienes hambre?
- Un poco. -- Dijo con la cabeza metida entre las almohadas.
- Iré a buscar algo en la cocina.
Escuchó los pasos de ella alejándose de la habitación y salió disparado de la cama. Cerró la puerta con mucho cuidado y en la oscuridad del cuarto, con la poca luz de luna que entraba, revisó la caja fuerte.
En ella habían guardado el dinero que habían podido juntar desde que la banda fracasó.
Al abrirla, sus miedos se confirmaron. Podrían sobrevivir a lo mucho una semana y media más. Sin contar el dinero que Matty había apartado para el día de mañana, su aniversario con Chelsea.
Se sintió completamente estúpido, durante meses habían malgastado el poco dinero que habían juntado y ahora se encontraban al borde de la quiebra.
Sintió las ganas de llorar en ese momento, pero cuando estuvo a punto de hacerlo escuchó el sonido de la puerta abriéndose. Cerró la caja fuerte rápidamente y fingió estar buscando algo.
Chelsea entró en la habitación con un par de sandwiches en las manos.
- ¿Perdiste algo? -- Le preguntó.
- ¿Que? Ah, no. Es solo, que creí ver algo caminando por el suelo. -- Mintió.
Chelsea se sentó en la cama.
- Ven a cenar.
Matty se acurrucó a lado de ella, tomó uno de los sandwiches y empezó a comer.
- Fue todo lo que pude hacer, -- Le dijo. -- tendremos que comprar la despensa en estos días.
Un nudo se formó en la garganta de Matty.
- Descuida, mandaré a Ross a que compre algo en estos días.
Chelsea pasó su mano por el rostro, cuello y pecho de Matty; tan delicadamente como si tuviera miedo de romperlo.

Más tarde esa noche, los grillos sonaban al rededor de la casa; por la ventana de podían ver las luces de las luciérnagas.
La luz no había regresado, así que decidieron acostarse y dormir.
Matty tenía a Chelsea entre sus brazos; escuchaba su respiración mientras dormirá y casi podía sentir el latido de su corazón. Él no podía dormir. No sabiendo la situación en la que estaban.
En su mente, se repetía como disco rayado una sola palabra.
"Quédate, quédate, quédate, quédate, quédate."

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⏰ Última actualización: May 23, 2017 ⏰

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