Nameless

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Aun recuerdo claramente el momento en que me llevaron a una habitación con pilares y cortinas completamente blancas. El ambiente era cálido a comparación de la prisión en que habia estado cautivo por incontables años. Una vez dentro, desataron mis manos y me obligaron a ponerme de rodillas ante una luz celestial que provenia de los cielos mas altos.

Como ángel habia quebrado las reglas al interferir sin permiso con la existencia de un alma perdida. Estaba prohibido actuar por nuestra propia cuenta, eramos seres que solo debíamos servir a una causa mayor y obedecer ciergamente a nuestro creador. Por ello, mis actos fueron catalogados como sublevación y casi como una completa traición.

En medio de mi sentencia me pidieron dar el nombre del alma a quien habia ayudado a salir de aquel deplorable lugar. No medí mis palabras al responder:

"No recuerdo su nombre"

Tape mis labios aterrado cuando la luz que iluminaba el sitio se tornaba de color carmin en muestra de la ira que habia desatado nuestro señor. Me habia atrevido a mentir a la mayor autoridad del cielo solo por proteger la existencia de un alma que consideraba valiosa. Fue muy tarde para suplicar por el perdón y rogar por mi salvación.

Fui consciente del castigo que recibían las almas humanas, pues fui juzgado como uno. Fui rechazado por mi señor y me sentenciaron a vagar por la tierra por mil años...sin mis alas.

No sería merecedor del amor del creador como un humano pues, a diferencia nuestra ellos nacieron para ser amados. Ni tampoco sería un siervo suyo pues ya no era digno a sus ojos.

Era lo mas cercano a un demonio sin serlo realmente.

Contemplé horrorizado como mi ala izquierda ardia en llamas azules y se consumia en medio de mis gritos. El dolor me dejo en shock, apenas fui consciente cuando me arrojaron del cielo, perdi el conocimiento antes de tocar fondo.

 El dolor me dejo en shock, apenas fui consciente cuando me arrojaron del cielo, perdi el conocimiento antes de tocar fondo

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La luz que irradiaba la estrella mayor, mejor conocida como el sol, logró sacarme de mi sopor. Percibí el aroma a tierra húmeda, al contemplar mi entorno caí en cuenta que me hallaba en medio de un bosque. Mi descenso había abierto una brecha en medio del tejado verde conformado por un millar de hojas y ramas. Por ello la luz había dado con mi rostro.

Me puse de pie y noté que mi cuerpo portaba una tunica blanca junto con unas sandalias de cuero. Habían tenido la misericordia de dejarme algo que vestir antes de comenzar con mi peregrinación en el mundo humano.

A medida que caminaba y me adentraba aun mas en el bosque sentí que de mi hombro emanaba un dolor punzante. Tome mi túnica y la deslicé poniendo al descubierto mi piel. Abrí mis ojos con sorpresa al contemplar una alarmante cicatríz en mi espalda. El mismo sitio donde debia encontrarse mis preciosas alas.

-Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde...-Susurré dolido mientras acariciaba mi hombro desnudo.

-Si la vida fuera predescible no valdria la pena vivirla-comentó divertido una voz entre la maleza-La eternidad es completamente aburrida sin sucesos nuevos como el tuyo...

-Quien eres y que buscas ente maligno-respondi a la defensiva mientras me ponía en guardia.

Me di la vuelta alarmado por la voz desconocida mas no halle a al dueño de aquellas palabras. De repente, una fuerza sobrehumana me derribó e inmovilizo mis manos sujetandolas alrededor de mi cabeza.

-Dejame observar el descelance final de tu triste existencia pequeño ángel.



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⏰ Última actualización: May 23, 2017 ⏰

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