Te he dejado de escribir, te he dejado de mirar, de buscar y he dejado de esperar algo de ti.
Pero no he dejado de quererte.
Aún cuando yo sé que a ti de cualquier manera ya no parece importarte.
Me doy cuenta que lo nuestro no tiene futuro, porque ni siquiera tiene un presente, pero aún no puedo dejar de pensar que si ambos fuéramos un poco menos cobardes y un poco más atrevidos las cosas serían tan diferentes.