"R" es por...

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- ¿No es bonito, Karkat? Por favor, ¡no me puedes decir que no! - Acto seguido, la pequeña troll le miró a los ojos.

Se podía ver cómo su cabello era alborotado a causa del viento.
Le daba igual.

- Esto es estúpi-
Fue interrumpido.

- ¿Qué te he dicho? Sólo disfruta- Quedó en silencio por un momento.

- Karkat, ¿Por qué?

- ¿Por qué?

- ¿Por qué tienes que ser tan... -
Quedó pensativa.
Se había quedado viendo el horizonte, no le llegaban correctamente las ideas.

- Y... ¿Me vas a decir? ¿Alguien ahí? ¡TIERRA LLAMANDO A TEREZI!

- Bien, eres amargado ¿vale? Perdón la espera, "señor" - Fijó de nuevo su vista en él - ¿Me dirás por qué?

- No tengo por qué decirte, es mi puto problema, además, tu pregunta es estúpida.
Es como, ¡como si yo te preguntara por qué mierdas te gusta el rojo! Es algo que tú ni debes de saber.

- Pareciera como si no me conocieras, sabes por qué me gusta el rojo, o al menos una de tantas razones.
Le dio un pequeño golpe a Karkat en su hombro.

- Ay porque sabe rico y el puñetero olorcito.- Dijo acompañado de un tono burlesco.

- Sí... Pero no lo es todo. Si tuviera que explicarte eso, duraría bastante tiempo.
El rojo es complejo, deberías de amar el color de tu sangre, es perfecto.

- Terezi, deja de decir estupideces, es un asco de sangre.- Se tiró en la grama, parecía cansado de la charla.-Ya no quiero seguir hablando sobre esta babosada.

La pequeña no dijo ni una palabra más.
Se levantó y se fue, caminando lentamente.

- ¿y a ti qué te dio?- Se paró rápidamente para pararla.- ¡Eso es muy irrespetuoso de tu parte, Pyrope!

- No querías hablar más, Vantas.

- ¿Por qué me tomas en serio? ¿No te has dado cuenta de que soy un imbécil?

Hubo un momento de silencio, pero no duró mucho.
La pequeña empezó a reír a carcajadas, de verdad le dio gracia.

- Ay Vantas...- Le dio un pequeño golpe - por fin lo reconoces.

- ¿De qué hablas?- Su rostro daba a notar la confusión que sentía.

- Deberías saberlo. Eres un imbécil, un imbécil agradable, digamos que no eres un imbécil normal. - Dio una pequeña sonrisa- siéntete orgulloso, pequeño cangrejo.

- ¿Gracias? No sé cómo tomarlo... Pero gracias, supongo.

- ¿Cómo te sientes?

- Como un cangrejo imbécil, pero genial ¿qué coño?

No aguantó, la pequeña volvió a reír.

- ¡Bien! ¿Sabes cómo me siento? Cansada, con unas horribles ganas de dormir - Su voz se distorsionó por un bostezo- ¿no sientes lo mismo?

- En realidad... No. Tal vez me quede un rato más.

- Entonces... - Acarició su cabello - Adiós.

- ¡Me has despeinado! - Trató de arreglarse su cabello -

- Já, ¿y? No me culpes, soy ciega.

- Qué descarada, Pyrope.

Ya era tarde para hablar, ella ya se encontraba a lo lejos.

* * *

-Hey Karkat, ¿Te apetece?

- ¿Qué? - Giró para ver lo que le ofrecían -

- Hice "cupcakes" - Sacó uno de los tantos que llevaba en una canastita - Rose me dio la receta, quise probar, ¡espero te guste!

Con dulzura, Kanaya le entregó un cupcake. Este tenía adornos de todo tipo, era adorable.

- Gracias, Kanaya.

- ¿Estás bien? - Se sentó a su lado -

- ¡Claro! Mírame, ¡Soy muy feliz!

- ¿Seguro? No me lo creo.

- Sí sí, ahora déjame comer.

- Vale, que lo disfrutes, cariño.

se levantó de su asiento y se retiró de la sala.

El silencio dominó la habitación, pero no por mucho.
En el pasillo se escucho una voz peculiar, una voz reconocible.

- ¿Quieres uno, cariño?

- ¿Pueden ser dos? - añadió una pequeña risa burlona -

- Si deseas.

- ¡Gracias, Kan!

Y ahí apareció, la ciega entró a la habitación.

- ¡Hola, Vantas! ¿Los probaste? - Señaló a su cupcake -

- Sí sí, ya me lo he comido, demasiado empalagoso.

- ¿y no te gustó? Clásico de ti.- Dio un mordisco grande a su cupcake - ¡Pero si está rico!

- Qué asco, ¡no hables con la boca llena!

- ¡Pues qué mal! - Abrió más la boca para molestarlo.

- Qué mierda. - Se alejó de ella - ¡para!

- Bien, ¡bien! - Tragó - ¿quieres que me vaya?

- No no no, está bien, sólo que me da puto asco que hables con tu boca llena de... Comida.

- Lo siento... ¿Por qué no te han gustado los cupcakes?

- No sé, te dije que son muy empalagosos. No me gusta.

- Vale... No te imagino en una relación, es lo más empalagoso que hay - rió - ¿no es cierto?

- Sí, lo es, y por ende, no quiero una, Pyrope.

Su cara mostraba lo irritado que estaba.
Ella sólo lo dejó, no sería bueno continuar.

- Bueno, Vantas, te dejo.

La pequeña dejó un cupcake al lado del chico, y se fue.
Ahí iba ella, comiendo su pequeño pastelillo con ganas.
Pero ya no eran dos.

Sin importar el odio que le demostró al pastelillo, probó de nuevo.
El sabor ya no era tan desagradable, le sabía bastante mejor.
Tal vez no lo había saboreado bien, o tal vez, aquella ciega lo había hecho agradable.
Porque todo lo que ella hacía era agradable.
Porque ella lo era.

"R" era por "risas"
Sus risas.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2017 ⏰

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