"¡Pauli despierta!, ¡Pauli!" sentí una voz a mi lado y unas manitos zarandeadome. Abrí los ojos.
La Aylen me estaba mirando con una sonrisa tremenda.
"¿Qué pasó, Aylen?" ella me sonrió aún más.
"Mi papá, mi papá está feliz hoy día" me dijo. "Ven, vamos abajo" tomó mi mano y yo me levanté para seguirla.
"Aylen, con cuidado, te vas a caer" murmuré. Ella bajó a toda prisa las escaleras.
Rogué porque el motivo de la felicidad del Mati fuese por tener un nuevo equipo, después de todo llevaba tiempo esperando ser fichado en algún equipo. Estaba aburrido de la liga nacional. Y puedo jurar haberlo escuchado alguna vez decir que ojalá lo ficharan en el extranjero, que su deseo era salir de Chile.
Llegué abajo y el Mati me sorprendió, abrazándome.
"Las cosas por fin mejoran, Pauli" murmuró en mi oído. "Ahora seremos felices, ahora vamos a estar bien" susurró.
"¿Qué...? ¿Qué pasó?" pregunté.
"Despertó, Pauli. La Ale despertó anoche" dijo con los ojos llenos de lágrimas.
El aire comenzó a faltarme de la nada. Algo en el pecho me oprimía, el nudo en mi garganta no tardó en aparecer. Ese seremos felices no hacia referencia a él y yo, ese seremos felices hacía referencia a él, sus hijas y su esposa, que había decidido despertar luego de seis o siete años postrada.
Y así de fácil lo que tenía y pude tener con Matías se había ido a la mierda.
Me las arreglé para sonreír a pesar de lo mal que me sentía.
"Me... me alegro tanto Mati" dije. "¿Le...? ¿Le dijiste a las niñas?" el nudo en la garganta no me dejaba hablar correctamente.
"Sí, yo... estoy tan feliz" volvió a abrazarme. "Te amo Pauli, te amo"
¿Qué?
Me alejé de él, con el ceño fruncido.
"Pero Mati tú... acabas de decir que la Alejandra despertó que..."
"Si sé lo que dije Pauli" me miró serio. "Pero no puedo evitar sentir lo que siento por ti... No puedo"
Él sonrió y me besó. Pero esto no estaba bien, no era correcto.
Se separó de mí.
"Vamos, tenemos que vestirnos. Vamos a ir a verla" anunció.
Subió corriendo las escaleras.
¿Vamos a ir a verla había dicho?
"Pauli" la voz de la Anto logró hacerme reaccionar, antes de que mi mente se hiciera cargo de destruirme desde dentro. "Pauli mi deseo de cumpleaños se hizo realidad" susurró. La miré, tenía los ojitos llenos de lágrimas. "Pedí ver a mi mamá de nuevo y ahora va a volver, estoy tan feliz" sonreí y la abracé.
"Me alegro tanto por ustedes"
"Es el mejor regalo de cumpleaños" susurró.
Matías bajó ya vestido para salir, solo faltaba yo. Me encaminé a las escaleras a paso lento, quería retrasar lo inevitable, quería retrasar el llanto y lo miserable que me iba a sentir.
Al llegar arriba noté que Matías me había seguido. Me volteé a mirarlo.
"Pauli, sé lo que piensas. Sé que crees que el hecho de que haya despertado nos va a separar, y no te puedo asegurar lo contrario... Pero si puedo asegurarte que te quiero en mi vida, quiero que estés aquí conmigo"
"Tranquilo Mati, yo estoy perfectamente bien" sonreí. "Y estoy feliz porque despertó... así ellas tienen a su mamá de vuelta y tú tienes al amor de tu vida de vuelta" no lo dejé responder y entré a mi pieza, cerrando con pestillo. Me cambié de ropa y salí lista para ir a visitar a la esposa del hombre con el que solía salir.
Ja, que mal sonaba eso.
Al llegar a la clínica nos encontramos con la señora Adela, quién nos recibió con un tremendo abrazo a cada uno. Y las lágrimas volvieron a hacerse presente en ellos.
Solté un suspiro y me alejé de ahí. Me hacía mal, muy mal sentir esa felicidad. Y me sentía egoísta por eso.
"Pauli" me giré ante la mención de mi nombre.
"Señora Adela" asentí a modo de saludo.
Ella se acercó a mí.
"Quiero agradecerte por lo que has hecho por Matías y las niñas mientras mi Alecita estaba en coma" sonrió. "Pero ahora que ella despertó tu trabajo ha terminado" anunció. "Ya no vamos a necesitar tu ayuda, y te voy a pedir expresamente que te alejes de Matías y de las niñas... al menos por un tiempo"
¿Qué?
¿Era un chiste? Tenía que serlo.
La miré sorprendida.
"Señora Adela yo-"
"Te enamoraste de Matías" me interrumpió. Asentí, sabiendo que no podría ocultarle nada. "Ay mi niña, que triste situación es la que vives" murmuró. "Pero necesito que te vayas. Ya no requiero tus servicios, ya no los requerimos"
"¿Perdón?" miré atrás de la señora Adela. Matías estaba presenciando la escena quizá desde hace cuánto rato. "¿Por qué estás despidiendo a la Paulina?" inquirió.
Ella se volteó a verlo.
"Porque ahora que Alejandra despertó ella se hará cargo nuevamente de sus hijas. No necesitas niñera, ni alguien que cuide de la casa. Mi hija lo hará perfectamente" sentenció. "¿La viste ya?" preguntó, cambiando el tema.
Él me miró dudoso.
"Vengo a buscarlas por lo mismo. Los doctores me dijeron que ya podía pasar a verla"
La señora Adela asintió.
"Adelántate, nosotras vamos en seguida" Matías asintió y se dirigió a los pasillos de la clínica, en busca de la pieza de la Alejandra. Adela se volteó a mi y me miro seria. "Si no desapareces de su vida le voy a contar sobre el trato" amenazó.
Y no podía dejar que eso pasara. No podía dejar que se enterara que ella me propuso enamorarlo a cambio de ser feliz con él... a cambio de una buena vida. Así que asentí sin más.
"No se preocupe yo... voy a salir de su vida tan pronto como le den el alta a su esposa"
Ella asintió conforme y se retiró, dejándome sola y con unas tremendas ganas de llorar.
Sabía que Matías me mataría si se enteraba, pero todo eso había cambiado. Si bien todo había iniciado con esa idea, el tiro me salió por la culata. Me había enamorado hasta las patas de Matías Fernández, y por ende haría lo que fuera por verlo feliz.
Solté un sollozo y decidí que lo mejor era salir de ahí. Tomé un taxi con dirección a mi hogar, con dirección a Camilo. Porque necesitaba a mi mejor amigo hoy más que nunca.
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y vendrán cosas peores dice la biblia... CNSNDNSNS