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Capitulo 23

Es recomendable que para una mejor ambientación de este capítulo que lo lean mientras escuchan el disco de la multimedia que es "División Minúscula - División (Full Album)" de Wal Betancourt.

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- Alexander.- dijo aquella gruesa voz con la que había soñado hace poco.- Necesitamos hablar, tienes que escucharme, en serio necesito que me hagas caso.

- ¡No te oigo, estoy caminando!.- exclamó mientras apresuraba su paso, hasta salir de mi campo de visión.

Cerré la puerta de la habitación una vez que ya estaba fuera de está y observe al rubio quien miraba la silueta del chico alejarse cada vez más.

- ¿Aún no quiere hablar contigo?.- cuestione lo evidente, mientras le miraba.

- No, me odia.- llevó sus manos hasta su cabeza y se dejó caer por la pared hasta quedar en el piso.

- No lo hace.- dije mientras me colocaba a su altura.- El te ama.

- Y si lo hace, ¿porque no me deja explicarle las cosas?.- cuestionó mientras su voz se quebraba un poco.

- Porque está dolido.- respondí mientras me sentaba a su lado.

- Lo amo demasiado.- dijo para tragar en seco y dejar que las lágrimas salieran por sus ojos.- Lo necesito a mi lado, necesito a ese chico en mi vida.- a medida que iba diciendo eso su voz se iba rompiendo cada vez más.- Necesito a Alexander Lawrence a mi lado, lo amo y me duele estar sin él, pero me duele aún más saber que me odia y no quiere hablar conmigo.

Y así es como el enemigo, se convirtió en amigo cuando se mostró vulnerable.

Capítulo #23...

Los días en la academia pasaban con rapidez, mientras más nos exigían los oficiales a cargo, más rápido se iba el tiempo; un día tras otro pasaba y mientras estos se iban con rapidez, la cuenta regresiva para volver a casa comenzaba, al igual que las disputas y conflictos aumentaban o bien se tranquilizaban.

Si, quizás aquello suena un tanto extraño, pero en serio que es más raro de lo que parece.

Todo indicaba a que las palabras de mi pelirrojo novio eran ciertas y el pelichocolate no duraria tanto tiempo molesto con el mundo entero; aunque eso no quitaba el que me veía con repugnancia e ignoraba olímpicamente a todo aquel que se atreviera a recordar lo sucedido hace unas semanas; a pesar de que este se veía de un mejor humor, aún continuaba con cierto recelo con el rubio y simplemente no volvieron a pesar de llegar a un tipo de tregua entre ellos, pues al final de cuentas estos, de alguna u otra forma, sentía algo por el otro.