Capítulo I. Despertar

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"El amor siempre duerme en ti, sólo él decide cuando despertar"

Walter Scott

Entreabres los ojos, muy despacio, pero te pesan demasiado para mantenerlos así por más tiempo; suspiras profundamente antes de cerrarlos de nuevo

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Entreabres los ojos, muy despacio, pero te pesan demasiado para mantenerlos así por más tiempo; suspiras profundamente antes de cerrarlos de nuevo. Es entonces cuando escuchas el canto de los pájaros, el sonido del viento al pasar por las hojas de los árboles y también, unos pequeños pasos que parecen aproximarse... vuelves a abrir tus ojos -esta vez- por completo, y después los detienes por un momento clavados en el techo. Tratas de girar un poco tu cabeza, sin embargo, un dolor punzante no te permite hacerlo rápidamente; aun así, logras ver que estás en una habitación de color blanco, tan blanco que te da asco. Cierras y abres los ojos una vez más...

Está bien, la habitación sigue siendo la misma, y tu preocupación aumenta cuando te das cuenta que esa no es tu habitación. "¿Un hospital?", te preguntas, aun sabiendo cuan estúpida suena esa pregunta; "Podría ser... pero, ¿por qué estoy en un maldito hospital?", vuelves a cuestionarte.

De pronto la puerta de la habitación se abre, y tras algunos segundos, entra una extraña chica que parece tener más o menos tu edad; la escaneas detenidamente y notas su piel blanca como la nieve, su cabello negro con toques azules y esos ojos color blanco malva que te miran completamente sorprendidos...

—Ya has des-despertado —te dice mientras se acerca lentamente a ti.

Pero a pesar de que se ve tan débil, te alertas porque la reconoces como un miembro del Clan Hyūga, y sabes de lo que son capaces... como si de una película de terror se tratase.

—Tranquilízate, Sasuke-kun —suelta ella cuando repara en tu actitud—. Mi no-nombre es Hinata, y estás en mi casa...

—¡Maldita, me has secuestrado! —gritas hecho una furia—. ¡Déjame salir de aquí...!

Tratas de levantarte rápidamente, pero por la debilidad de tus piernas vas a dar al piso; aprietas tus puños mientras la miras enfurecido...

—¡¿Qué rayos me hiciste?! —preguntas completamente alterado.

—Nada —responde ella, intentando ayudarte; pero tú sólo te deshaces de su agarre—. Tuviste un accidente hace dos meses... y quedaste en coma.

Enarcas una ceja a la vez que logras reincorporarte para volver a la cama, no sabes si creerle o no; aun así, pareces meditar un poco la situación.

—¡¿Y por qué no me llevaron a mi casa?! —le cuestionas.

Sin embargo, la joven hace una larga pausa, como dudando en responderte o no; y después, notas como se pierde mirando a la nada.

—Soy... tu prometida —te dice de repente, completamente tranquila mientras se encoge de hombros—, y vivimos juntos.

Luego notas que sus mejillas se sonrojan poco a poco, y que también se muerde el labio inferior; mientras tú sólo te repites en tu mente, una y otra vez, lo que la Hyūga te acaba de decir, tratando de comprender sus palabras, como si éstas no fueran muy claras. Sí, sé que debes estar más que asustado, lo entiendo muy bien, porque de repente despiertas de un coma y resulta que estás comprometido; pero tranquilo, respira hondo y pregúntale sobre el anillo de compromiso... porque todos los "prometidos" juran amor con estos objetos, ¿no es así?

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⏰ Last updated: May 27, 2017 ⏰

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Eterno resplandor de una mente sin recuerdosWhere stories live. Discover now