Carta 1

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"Querido Blasco:
Supondré que ya has llegado a tu destino.
¿Cómo te encuentras ahora que estás en una región tan lejana como Alola?
El profesor Abedul me ha contado que por allá llueve demasiado, por lo que espero que cuides tu salud... me tienes preocupado.
Por favor, espero respondas.
No te preocupes por mí; yo estoy bastante bien... sólo te extraño mucho.
Cuídate mucho y evita las tormentas, por favor.

Sinceramente tuyo: Bruno."

Cuando terminó de escribir la carta, Bruno ató el pequeño trozo de papel a la pata de un Wingull y posteriormente le dio la orden de volar con rumbo al pequeño archipiélago. 

Actualmente vivía en el pequeño apartamento 16 en Malvalona Hills. Con sus actuales 17 años, el joven Bruno cumpliría próximamente sus 18 años y 6 años de ser el Campeón Regional de Hoenn.
Sin embargo, lo único en  lo que su mente podía pensar era aquel chico de cabello verde, que ahora debería tener 15 años y que hacía más de 2 años que no veía.
Blasco había viajado por todo el mundo para hacerse más fuerte siendo Kalos su primer objetivo, donde derrotó a la campeona Serena; posteriormente, se dirigió a Sinnoh haciéndose de la victoria en contra del recientemente nombrado campeón Barry y donde se había encontrado con la ex-campeona Cynthia quien le hizo la invitación a viajar a Alola para participar en el Árbol de combate.

Suspiró mientras regresaba adentro de su hogar, ya que empezaba a hacerse tarde y ya se había cansado de ver El Monumento Prisma desde el balcón.
Miró con nostalgia un pequeño retrato que una pintora les había hecho exactamente unos días antes de que el pequeño enfermizo se embarcara en su viaje de auto-superación:

Miró con nostalgia un pequeño retrato que una pintora les había hecho exactamente unos días antes de que el pequeño enfermizo se embarcara en su viaje de auto-superación:

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No pudo evitar sonreír al ver esa pintura tan cursi pero que al mismo tiempo le llenaba de tanta felicidad.
Y de repente recordó la primera vez que se vieron, cuando se conocieron:

*Fue a hablar con su padre, una conversación bastante típica para ser más exactos, sólo eran los típicos sermones de: "esfuérzate", "sigue adelante", y para ser sincero, hacía un buen rato que no prestaba la más mínima atención a lo que su progenitor decía.

-"Esto... hola... me gustaría tener un Pokémon y quería preguntar..."- se giró para ver quién era la persona que había llegado de una forma tan tímida.
Al verlo, sintió como su rostro se ponía rojo: era un niño menos que él, tenía la voz ligeramente aguda y se notaba que estaba nervioso.
El pequeño murmuraba algo pero estaba perdido en aquellos ojos azules bastante brillantes...

-¿Has oído, Bruno...?- Las palabras de su padre lo sacaron de su trance de una forma tan repentina que hasta era increíble.-¿Por qué no acompañas a Blasco a atrapar a un Pokémon y vigilas que no se haga daño?

Ahora era él quien estaba nervioso.
"Así que se llama Blasco..."-Pensó mientras veía a su padre entregarle una Pokéball al hasta hace poco desconocido.

Blasco agradeció al líder de gimnasio y al momento de verse directamente, ambos se ruborizaron. El pequeño tenia una estatura ligeramente menor que él, por lo que tuvo que levantar la mirada.

-Esto... Bruno, ¿de verdad que vas a venir conmigo?-Asintió instantáneamente y ambos salieron corriendo del gimnasio con dirección a la Ruta 102.

Pasó un tiempo hasta que llegaron a su destino, a pesar que Blasco había sido el que inició la graciosa huída, también fue el que se agotó más rápido, incluso hubo un momento en el que pareciera que le faltaba el aire.

El menor preguntó acerca del lugar de escondite de los Pokémon y de una forma muy intrépida, entró en la hierba alta...

-Ahora obsérvame, a ver si lo hago bien...-"¡qué tierno!" Pensó "No hay forma en la que falles un encuentro con un Pokémon, ellos llegan a ti por sí solos".
Rió en forma de mofa pensando que el primer Pokémon de aquel novato entrenador sería un Poochyena o un Wurmple. Incluso pensó "va a morir, fue un placer conocerte..." obviamente en forma de chiste.

-¡Uaaah!-Gritó poniendo en alerta al joven Bruno.

El Pokémon que apareció ante ellos, sin embargo, era uno que ni siquiera el más experimentado de los dos había visto. "Suerte de principiante..."
Con ayuda del Zigzagoon de Norman, el pequeño e ilusionado Blasco capturó a ese extraño Pokémon y Bruno se encargó de registrarlo en su Pokedex:

"Ralts, el Pokémon sensible. [♂]

Tiene la habilidad de percibir las sensaciones que tiene la gente. Si su Entrenador está alegre, este Pokémon se pondrá igualmente contento."

-Ralts... un gusto conocerte. ¡Te cuidaré siempre! ¡Muchas gracias, Bruno! ¡Volvamos al Gimnasio!

Tras una pequeña caminata llegaron a su destino; Bruno no podía quitarle los ojos de encima al menor, estaba tan feliz y emocionado que pereciera que fuera a llorar en cualquier momento, e igualmente él no pudo más que sentirse feliz por el triunfo que el novato había tenido.

Ya en el gimnasio, Blasco agradeció a Norman, devolviéndole al Zigzagoon...

-Y muchas gracias a ti, Bruno, por acompañarme y cuidarme... no es mucho pero como agradecimiento, pero es lo mejor que puedo hacer.-Dicho esto, el pequeño mejoró el PkmnMultiNav de Bruno y le explicó en que consistía dicha mejora...-Soy un poco friki, ¿no?-preguntó bastante apenado.-Voy a esforzarme un montón entrenado a mi Ralts. Tú también tienes que darlo todo, ¿eh?.-La sonrisa en la cara del menor era indescriptiblemente hermosa, o por lo menos desde el punto de vista de Bruno.- ¡Ah! ¡Tengo que irme ya, que mi madre me está esperando! ¡Hasta luego Bruno!-Abrazó al susodicho en un momento que duró menos que un segundo, quizás porque, y por alguna razón, no quería separarse del menor; o simplemente disfrutó demasiado de esa pequeña muestra de cariño de su nuevo amigo...*

Sintió un pequeño cuerno molestándole en la pierna, una sensación que ya había sentido antes bastantes veces: se trataba del Absol que se había hecho su mejor amigo.

-¿Qué pasa, Absol? ¿Tienes hambre?-El siniestro Pokémon soltó un gruñido en forma de negación.-Tú también lo extrañas, ¿Cierto? Volverá pronto... o eso espero...

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[...FIN DEL CAPÍTULO...]

Mi querido BlascoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora