Capítulo 23

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Todos en el gimnasio se aglomeraban alrededor de mamá y Georgia, yo me moví entre las personas para quedar junto a mamá.

-Pensé que te lo había advertido. –Dijo Georgia.

-¿A poco tú piensas? –Espetó mamá y todos rieron, incluyéndome.

-Ah con que la nerd se quiere hacer la valiente… ¿acaso quieres ser como yo, nena? –Mamá se echó a reír.

-¿Cómo tú? ¿Te refieres a ser una perra sin sentimientos que degrada a los demás para alimentar su pequeña autoestima, aunque en el fondo siempre sabrá que no será de lograr nada que no sea una enfermedad venérea? No gracias, paso. –Todos soltaron un ‘Uhh’ y yo me sentí orgullosa de mi madre, mamá jamás en su vida le había hablado de ese modo a Georgia, siempre le había tenido miedo, ella siempre había sido la alfombra debajo de los pies de Georgia, tal vez esto cambie algo.

-¿Qué es lo que te pasa Charlotte? ¿Acaso no has visto las fotos? Te descubrimos cariño, eres exactamente como yo. –Mis piernas empezaron a fallar, la estaba destruyendo.

-¡Eso no es verdad! ¡Esa no soy yo! –Gritó mamá y su voz se quebró.

-¡Claro que lo es! ¡Todos lo vimos! Y todos los chicos con los que te acostaste lo confirmaron. –Todos empezaron a reír, mamá estaba llorando. Yo estaba de rodillas frente a mamá, empecé a toser, me sentía enferma de nuevo.

- Charlotte... no dejes… que te… gane –Me dio un ataque de tos pero nadie parecía notarme- Hazlo por mí. –Mamá me miró, se agachó y se aseguró de podía aguantar un momento más. Se levantó y apretó sus puños. Georgia seguía riéndose con sus amigas, ya había dado por sentado que había ganado, pero mamá no estaba de acuerdo. Se acercó y se paró frente a ella.

-¿Vienes a despedirte… perra? –Deletreó la última palabra. Mamá abrió su puño derecho y sin aviso estampó la palma de su mano contra la cara de Georgia, tan fuerte que ella terminó en el piso.

-Yo no soy una perra, y los demás pueden pensar lo que quieran pero tú, tú no te saldrás con la tuya, no esta vez, no dejaré que me pisotees. Tú eres la perra y lo peor es que lo sabes y no te importa. –Se giró hacia los demás quienes miraban estupefactos- No soy una perra. –Dijo. Todos la miraron, se quedaron sin palabras, ella caminó hacia mí y me ayudó a llegar hasta una silla cerca de la mesa de bocadillo. Empecé a devorar todo lo que veía.

-¿Segura que estarás bien? –Preguntó.

-Ve por papá. –Susurré.

-¿Qué?

-¡Harry, busca a Harry! –Grité.

-¿Alguien me llamaba? –Papá apareció detrás de mamá, con una sonrisa, no llevaba traje, solo sus jeans negros y su camiseta blanca.

-¿Harry? –Pronunció mamá mirándolo de arriba abajo- ¿Qué haces vestido así? Ya van a anunciar a los reyes del baile. –Él soltó una risa y se acercó a ella.

-Yo no quiero ser el rey si tú no eres mi reina. –Empezaba a sentirme mejor. Mucho mejor.

-Harry… -Ella estaba por terminar la frase cuando Raphael se acercó, estaba algo borracho.

-Vamos Charlotte, bailemos. –Papá intentó enfrentarlo pero Raphael lo empujó- Es mía ahora. –Empecé a desvanecerme, tomé algo de la mesa, no sabía exactamente qué pero lo comí, ya no ayudaba, me estaba desapareciendo, la única imagen que me quedaba era de cuando pedí el deseo, en mi habitación. Solo oí a Raphael algo a mamá.

-Serás mía esta noche, pequeña zorra. –El reloj tocó las 12:10 y ellos no se besaron. Y ahí me desmayé, todo era blanco, había vuelto al limbo.

La Historia De Mis Padres | H.S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora