Me encuentro de pie antes de que el autobús pare frente a mí, con el dinero en mi mano derecha y las tres palabras que tengo que decir repitiéndose en mi mente. Aún así, en cuanto las puertas se abren y el conductor pone sus ojos en mí, empiezo a temblar. Hablo tan rápido que el hombre frente a mí tarda unos segundos en reaccionar, coger las monedas y darme el cambio correspondiente.
Paso varios asientos ocupados hasta que oigo unas voces familiares al final del pasillo. Me digo a mí misma que no debo mirar y que sé perfectamente quienes son, pero mi cuerpo parece no escucharme, así que levanto la vista y veo varios chicos apiñados en los últimos asientos. Notan mi mirada al instante y pasan de gritarse entre ellos a gritarme a mí. Me siento rápidamente en el primer sitio libre cerca, me pego a la ventana e intento controlar mi respiración. Veo papeles volar en mi dirección y chocar contra el respaldo frente a mí, así que me escondo en el asiento todo lo que puedo, agradeciendo más que nunca mi baja estatura.
Ahora sería el momento idóneo para que apareciera algún príncipe azul cliché y me salvara de esta situación, pero por más que espere sé que nada de eso acabará pasando. Me resigno a colocar los auriculares en mis oídos tan rápido como mis temblorosas manos me lo permiten y subo el volumen todo lo posible. Inútil, dado que sigo tensa aún sin poder oírles, sabiendo que están ahí detrás. Que siempre están detrás, ya sea aquí, en clases o en el autobús escolar, y que nadie vendrá con una brillante armadura a rescatarme. Así que siempre que quiera salir de las cuatro paredes tras las que me siento segura tendré que esconderme. Me regaño mentalmente por no haberle insistido más a mamá y haber conseguido quedarme en casa, pero viendo lo entusiasmada que estaba con que saliera de casa dos veces en una misma semana parecía imposible.
Veo una figura caminar por mi lado y me encojo aún más, pero pasa de largo, hacia el conductor. Le observo desde la distancia: es un chico alto, muchísimo más que yo, y de complexión atlética. Pasa las manos por su pelo castaño mientras habla con el hombre al volante y yo me quedo embobada como una idiota. El autobús vuelve a parar y el chico se gira para regresar a su asiento. Entonces puedo ver claramente su cara y lo reconozco, pero antes de que pueda mirar hacia otro lado él ya tiene sus ojos clavados en mí, además de una sonrisa. Intento no apartar la vista y parecer lo menos débil posible, pero irremediablemente, termino por hacerlo cuando otra persona capta mi atención.
Una chica, la última en subir al autobús. Ella otra vez. Sentada un par de asientos por delante de mí, con su melena pelirroja y un libro entre las manos. Por unos instantes todo el miedo se desvanece y solo la veo a ella. Y sólo siento el calor que irradia su simple presencia. Sé que no me ha visto, y que probablemente aunque lo hubiera hecho no se acordaría de mí. Soy solo una simple chica torpe a la que le bajó un libro, y la cual se quedó mirándola como una auténtica acosadora. Exactamente como estoy haciendo ahora.
Oigo un suspiro a mi izquierda y por el rabillo del ojo veo como el chico aún permanece de pie a mi lado, mirándome, mientras yo viajaba por todas las sensaciones que la desconocida provoca en mí. Segundos después le veo volver definitivamente atrás, tras varios "¡Jin!" coreados por parte del grupo del fondo.
Rezo por que se bajen cuanto antes y no tener que estar cara a cara contra ellos una vez más. Y por primera vez mis palabras son oídas. Veo por el reflejo del cristal como todos se levantan y la lluvia de papeles comienza de nuevo. No me muevo, ni mucho menos digo ni una sola palabra, sólo sigo mirando fijamente a la chica de cabello rojizo y esperando volver a sentir esa sensación de seguridad que solo ella sabe transmitir.
Aparto la vista de ella y siento como el aire vuelve a mis pulmones cuando dejo de oír sus voces. Entonces diviso entre todas las bolas de papel que han acabado en el asiento junto a mí una distinta. No está tan arrugado como las otras; es un trozo de papel mucho más pequeño y parece colocado expresamente a mi lado, con un número de teléfono escrito en él.
ESTÁS LEYENDO
Afraid ✧ seuldy
Fanfiction"Entonces la veo a ella y todo se esfuma. Todas mis ganas de huir, todo mi miedo, todo."