Un tranquilo y animado paseo a la montaña se convirtió en su peor pesadilla, jamás se imaginaron la desesperación de casi perder a una persona amada y se lamentaban todo el tiempo el haberse soltado de las manos, pero de alguna forma, cuando la hipo...
No sabía en qué momento sucedió, solo sabía que aquello pasó y nada más. Se encontraba bastante desorientado, quizás incluso atrapado entre varias rocas heladas y sobre él, toneladas y toneladas de nieve. Había sido víctima de un monstruoso derrumbe en la cima de la helada y peligrosa montaña, en esos instantes deseó regresar en el tiempo y no haber rogado a su compañero ir de excursión.
-Todoroki...kun...
Murmuró bastante débil y sin fuerzas puesto que el impacto y la conmoción de todo lo dejó bastante aturdido. Intentó arrastrarse para salir, pero sus piernas se encontraban bajo la gran tonelada de nieve, tan solo de la cintura para arriba podía mover sus extremidades y por más que se retorciera era inútil salir de aquella situación. Pensó en usar el One for All, pero tenía su riesgo puesto que el impacto que causaría quizás llamase a otro derrumbe, uno aún peor, sólo le restó quedarse allí, esperando a ser encontrado, si es que su amigo no estaba herido y lo encontraba.
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Lo había perdido, realmente lo había perdido y no sabía dónde estaba, se culpaba, se lamentaba el haber soltado su mano cuando todo ocurrió, todo tan rápido que su cabeza no pudo pensar rápido o con claridad. Sólo un arrastre de nieve bastó para soltar su mano ya que esta lo llevó metros más abajo y luego de eso se oyó el estruendoso rugido de la montaña para luego todo quedar en silencio, la bestia había vuelto a dormir, la montaña guardaba silencio, un silencio infernal y caótico. La madre naturaleza era feroz e impredecible.
-¡MIDORIYA!
Comenzó a gritar al unísono el muchacho de cabellos bicolor, pero nada, ninguna respuesta, desenfrenado, fuera de si, comenzó a correr, a subir de nuevo en el punto exacto en dónde estaba con el peliverde antes que sucediera aquel derrumbe. Una y otra vez, seguía subiendo aunque se cayese por culpa de la nieve, aún así se arrastrase, el tenía que encontrarlo.
-¡Midoriya!
Gritó nuevamente y nada, alzó su brazo derecho y, con sus ojos llenándose de lágrimas creó alrededor de su brazo una especie de escudo con picos el cual comenzó a utilizarlo para cavar hacia abajo, mucho más abajo a ver si encontraba a su compañero enterrado bajo aquel pesado manto blanco que lo cubría todo a kilómetros. No, no usaría su lado izquierdo, para nada, ese lado solo le hacía daño a las personas que amaba, ese lado era horrendo y se juró encontrar al de ojos esmeralda tan solo usando su lado derecho.
-¡Por favor, que estés bien!, ¡Por favor!
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