1

2.2K 92 20
                                    

—Lo que dices no parece tener ningún sentido—comentó la agente, ella aún se mantenía sentada en una esquina lejos del sospechoso al que interrogaban.
Dentro de la habitación de interrogatorios habían tres personas; un sospechoso de homicidio y violación, el detective Jones y la agente Scott.
—¡Estoy diciendo la verdad!
—Yo diré si es verdad o no...—dijo mientras apartaba su silla—Wally, sé que mientes ¿Por qué no nos dices quien te ayudó a secuestrar a la chica?
—Si se los digo van a matarme—dijo el sospechoso entre dientes.
—Estas seguro aquí—dijo Jones quien hasta el momento apenas había interferido en el interrogatorio—No tienes que decir nada—le deslizó una hoja y un bolígrafo al hombre.
—Escribe. Quiero nombres y direcciones—amenazó Scott.
—¿No quieres mi teléfono también?—preguntó Wallace levantando una ceja. —Siempre me piden mi teléfono.
Scott se inclinó sobre la mesa acercando su rostro al del sospechoso. Jones se mantenía alerta, él sabía cómo era el temperamento de la agente cuando se la trataba de idiota.
—Escucha, Wallace... No soy agente por acostarme con mis superiores, tampoco soy estúpida ni una ramera ¿Qué te hace creer que me atraería un idiota, cerdo, asqueroso violador y asesino como tu?
El rostro de Wallace cambió; se sentía humillado.
—Lamento herir tus sentimientos—dijo ella por ultimo y sonrió.
Wallace le escupió el rostro, Scott retrocedió y luego se abalanzó sobre el sospechoso, lo golpeó una vez en el rostro y antes de darle otro golpe Jones la tomó de la cintura y la alejó.
—¿Que diablos ocurre contigo, Scott?—preguntó tomándola del brazo.
—Le daré su merecido a ese cerdo—dijo Scott.
—No—Jones abrió la puerta—¡Si no te calmas te irás de aquí!
Scott tomó su chaqueta y salió.

—Phoebe Ann Scott—leía Scott en voz alta frente a sus colegas Martin y Anthony. —Por sus actos y su falta de ética laboral en el interrogatorio a Wallace Phill hemos decidido tomar medidas drásticas. Su falta de ética nos llevó a tomar estas decisiones, usted será transferida a Miami al Departamento de Policías de dicha ciudad. Hemos omitido los problemas que nos ha causado y en Miami la esperan con los brazos abiertos. Lamentamos perder a una colega pero sus actos nos han llevado a esto. Agradecemos su trabajo, hemos hablado maravillas de usted y la recomendamos. El departamento de Miami tendrá a una buena persona, amiga y detective. Agradecemos estos años trabajando con nosotros.
—Creí que eran rumores—dijo Martin levantándose—Lo siento, Phoebe.
—Debería haber aprendido a controlarme. Tantos años y ahora vienen a quejarse sobre mi "falta de ética"—susurró Scott.
—No, Phee. Siempre cuestionaron tus métodos, tú no los escuchas, siempre están hablando de como haces las cosas. A nadie le parece correcto que golpees a los sospechosos—interrumpió Anthony.
—¿Tu también?
—¿Yo qué?
—¿Tu cuestionas mis métodos?
—No podría, soy tu amigo.
—Prometan que atraparán al asesino de la niña. Tienen toda la evidencia, tienen los testigos, tienen todo. Pueden atraparlo. Y las evidencias y yo sabemos que fue Wallace. Arrestenlo y que jamás vuelva a las calles. Jamás.
—Lo haré, Phoebe—Martin abrazó a Scott.
Martin la soltó. Los tres se quedaron callados.
Luego de unos minutos en silencio Phoebe habló;
—Bien... debo empacar mis cosas. Según Jones en Miami me darán asilo unos días hasta que encuentre un lugar estable.
—¿Por qué no te transfirieron al Departamento de Policías de Orlando?—preguntó Anthony.
—De hecho fue la primera opción. Luego discutí con el director y Jones me preguntó si quería ir a otra ciudad. Acepté, aquí me cuestionan mucho. Aunque jamás imaginé que sería Miami, debe ser genial.
—Ten ciudado allí—rió Martin. —Iré a visitarte, el viaje en avión es muy corto.
—Voy a extrañarlos, chicos.

Phoebe sonrió y salió del despacho.

El avión pisó la pista. Ya estaba en el suelo de Miami y el sol se hacía notar.

Phoebe bajó del avión seguida de dos hombres y una mujer. Otros transferidos del departamento hacia distintos sectores de Miami. Otros dos hombres esperaban a Phoebe al bajar del avión; se acercaron a ella una vez dentro del aeropuerto.
—Scott—dijo uno llamando la atención de la chica. Ambos le enseñaron las placas. —Soy el coronel Jackson Evans y él es Paul Merrill. Hablaste conmigo por teléfono, te llevaremos al departamento, tus superiores en Orlando dijeron que estabas lista para comenzar el trabajo hoy.
—Si. Por supuesto—respondió ella sin ánimos.

—Podríamos enviarte a patrullar. Nos enviaron informes y artículos sobre ti, primero debemos tener una idea clara sobre tu conducta, etcétera. Pero enviarte a patrullar no es mala idea ¿Cierto?—preguntó Merrill.
Phoebe asintió. Tenía el uniforme puesto y ya portaba su arma; sentía los nervios como en el primer día del DPO, pero aun así extrañaba el laboratorio, la recolección de evidencias y la adrenalina. Ahora querían enviarla a patrullar como una novata junto a un verdadero novato. Salió del departamento con instrucciones y calles junto a un muchacho delgado y alto llamado Colin.
—Siempre me envían a patrullar y jamás pasa algo interesante—dijo él subiendo al coche.
—¿Quieres ver muertos y gente herida?—preguntó Phoebe. Colin balbuceó algo incomprensible. —Sonará mal, pero... Si a las personas no les suceden cosas malas yo no tendría trabajo así que prefiero que sigan sucediendo.
—¿Cual era tu trabajo en Orlando?
Colin encendió el coche y comenzó a andar.
—CSI nivel 1, no es mucho pero es algo. Mis especialidades eran huellas y rastros. El año pasado comencé a ir al campo bajo supervisión, tomaba las fotografías y recolectaba huellas. A principios de este año comencé a tener casos propios, dijeron que había avanzado mucho. Aun iba con supervisión, no me molestaba en absoluto. Era genial...
—¿Por qué estás en el departamento si era genial?
—Porque usaba métodos diferentes... Y a nadie le agradaban esos métodos. Tuve problemas en Orlando, por eso estoy aquí. Patrullando como en mis comienzos.
—Un amigo de mi padre es CSI.
—¿Si?
—Si. El teniente Caine ¡Es genial!
—Pareces su mayor admirador.

Luego de un patrullaje por las calles mayormente transitadas ambos volvieron al departamento antes de las cinco, lo único interesante fue una discusión entre dos conductores por viejos altercados.
Dentro del departamento Colin y Phoebe se tomaban un descanso bebiendo café.
—Colin—dijo Phoebe—¿Tienes mucho contacto con el teniente Caine?
Él asintió con la taza de café en sus labios.
—¿Podrías ayudarme?
—¿Cómo?
—Siento que se están haciendo un inadecuado uso de mis habilidades. No estudié ocho años para que me envíen a patrullar... Si así va a ser mi vida durante los próximos años prefiero que alguien me asesine.
—Él es muy estricto, ha perdido compañeros y fue duro. Podría intentarlo pero no te prometo nada—dijo Colin por último. Phoebe sólo se limitó a sonreír.

El turno de Phoebe acabó luego de las ocho al igual que el de Colin. Ambos salieron del departamento juntos y se marcharon por distintas calles. A una cuadra del Departamento de Policías se encontraba un edificio en el que le darían asilo a Scott.
Llegó al piso y buscó el departamento médico de Sharon, la mujer que se ofreció a darle hogar por unos días.
Phoebe tocó la puerta, una mujer delgada de cabello castaño abrió.
—Phee—dijo la mujer rodeando a la muchacha con sus brazos. Phoebe se tomó un tiempo para analizar la situación; un recuerdo se le vino a la mente. La mujer que la abrazaba era su tía, llevaban sin verse desde que Phoebe tenía catorce años por lo que le fue difícil reconocerla.
—¿Cómo es posible que estés aquí?—preguntó Phoebe. Sharon la hizo pasar sin quitarle la vista de encima.
—Luces como tu madre—comentó la mujer.
—Papá dijo que habías...—pensó que sería mejor no decirle todo. Había mucho que contar y cosas por responder. Debía abrazarla porque ahora sentía a su madre junto a ella, la sentía más cercana y esa sensación se quedaría por mucho tiempo. —Te extrañé.
—Yo igual.
Sharon se sentó en el sofá, los años no le habían afectado mucho ya que aún se veía joven y saludable. Sus cincuenta habían llegado bien, estaba en uno de sus mejores momentos.
Ambas procedieron a contarse brevemente la pequeña historia de sus vidas desde la ultima vez que se vieron. Sharon se había casado y tenía dos hijos, un adolescente de catorce años y una niña de ocho, se divorció hace tres años atrás y los niños se quedarían esta semana con su padre. Phoebe simplemente estaba bien económicamente y no había mantenido nada realmente serio, solo algunas citas. Le contó sobre su transferencia y el porqué, y también le comentó sobre lo que pretende hacer en Miami.

—Tu conoces a alguien de allí—afirmó Sharon. Phoebe la observó extrañada.
—¿A quién? Creí que no tenía contactos en Miami.
—Horatio Caine—respondió. —Es--
—Teniente—dijo Phoebe rápidamente—¡Por eso sentía que conocía su apellido!
—¿Quién te habló de él?
—Colin, el chico del patrullaje. Tiene una severa obsesión. Diablos, Horatio. Entonces tengo oportunidad de ser CSI en Miami.

Horatio conocía a Phoebe desde pequeña, su padre fue compañero de Caine antes que él se uniera a los CSI. Luego de la muerte de William Scott, Horatio adoptó la figura paterna que Phoebe tanto necesitaba. La mantuvo al margen durante su adolescencia ya que luego de una sobredosis estuvo al borde de la muerte.

Horatio la ayudó en muchas ocasiones y gracias a él podría decirse, está donde está.


CSI: MiamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora