—Seré honesto contigo Rogers. Es la segunda vez en el mes que estás aquí conmigo después de clases por no prestar atención a mi materia. Sé que física puede ser algo aburrido y que al mariscal del equipo pueda no llamarle la atención—. Recalcó a aquello último con sarcasmo y luego soltó un suspiro observando al rubio frente a él, lucía ciertamente avergonzado pero no arrepentido, podía apreciar una leve sonrisa en sus labios y eso le hizo fruncir el ceño confundido, a nadie le gustaba los castigos ni quedarse horas extras en la escuela, pero Rogers lucía satisfecho.
—He hablado con el Director y parecía ciertamente extrañado por la situación. No solo eres una estrella en los deportes. Te destacas en otras materias como literatura, historia y eres excelente con las artes. El profesor Banner me comentó que te cuesta un tanto Química, sin embargo demuestras esforzarte y prestas siempre atención a lo que dice y tratas constantemente de superarte a ti mismo. No digo que seas mi peor alumno, pero estás casi parejo con Barton y eso es decir mucho—. Una mueca se instaló en los labios de Anthony antes de continuar. —Te llevas muy bien con todos tus compañeros e incluso otros profesores, al parecer todos excepto conmigo. No quería insinuar esto, pero sinceramente es lo que me haces pensar. No te agrado y por eso simplemente prefieres no demostrar interés con mi materia—. Finalizó el castaño.
Durante toda la charla Steve había permanecido en un silencio sepulcral oyendo a Tony... El profesor Stark. Sus orejas estaban rojas por la vergüenza no quería que lo vieran siendo un alumno problemático. No quería que él supusiera esas cosas de él. Cuando conoció a su profesor de Física hace ya dos años no pudo evitar pensar en que era probablemente la cosa más hermosa que alguna vez sus ojos habían visto. Su perfecta barba de candado y esos enormes ojos de color miel enmarcados por largas pestañas y una nariz afilada. Y ni hablar de esos labios tan apetecibles. Creyó que no podía caer más rendido ante él pero una vez que lo conoció realmente, su sarcasmo, su sentido del humor, la seguridad con la que hablaba. Juraba por la misma América que no existía alguien más perfecto que Anthony Edward Stark. Sólo había un pequeño obstáculo en el camino de Steve. Anthony era su profesor era ilegalmente posible de que pudieran tener algo más que una relación de profesor-alumno. Y eso lo frustraba de forma considerable.
Intentó seguir con su vida como si nada pasará, nunca se lo comentó a nadie. Ni siquiera a su mejor amigo Bucky, estaba seguro de que solo sería algo pasajero. Un amor platónico. Pero cuando los meses pasaron y sentía que cada vez que veía a su profesor el corazón le saldría por la boca tuvo admitir que estaba enamorado de él y no sería algo pasajero. Luego, como cualquier persona que esta locamente enamorada de alguien, averiguó cosas sobre él y no, no se había vuelto un acosador. Sabía cosas simples como que amaba el café y las donas. Su color preferido probablemente sería el rojo, nunca se lo preguntó pero veía que era el color que más le gustaba usar. Tenía un hijo de 8 años llamado Peter pero no estaba casado y otras cosas como su fecha de cumpleaños, dirección de casa, tipo de sangre entre otras cosas que había averiguado en la oficina del Director Fury. Lo normal.
Creía que era algo realmente romántico, un alumno enamorado de su profesor que esperaría a graduarse antes de pedirle alguna cita, claro que sus pensamientos se fueron al carajo una vez que comenzó a tener fantasías sexuales con él. Al principio solo veía su encantadora sonrisa o sus gestos. Cuando estaba concentrado corrigiendo exámenes tenía aquella manía de morder un lápiz y Cristo bendito aquello debía ser considerado pornográfico. Recordó vergonzosamente que se había excitado con aquello y cuando llego a casa esa noche no pudo evitar tener otras fantasías y a esas le siguieron más y más. Algunas en las que aquella condenada boca recorría su cuerpo entero, deteniéndose en su miembro ya erecto. Listo para que se lo tragara como un glotón y que recorriera con su lengua las venas que sobresalían, clamando atención y su glande escurriendo pre seminal el cual chuparía como si de una paleta se tratase. La que más le gustaba era en donde su profesor lo montaba, de una forma indecente, ilegal tal y como era su relación. Aquellas nalgas redondas se tragarían su dura polla y experimentaría un placer glorioso al descubrir lo cálido que serían aquellas paredes ciñéndose con el paso de su polla hasta tocar aquel punto en su interior que lo haría sollozar de placer y exigirle más al paso que se movía con más fuerza y ansías sobre él. No podía evitar pensar en cómo sería su voz gritando por más, gritando su nombre con aquella voz melodiosa.
—Steve.
Oh justo así.
— ¡Steve!
Y él también gritaría su nombre mientras se correría en su interior y lo haría sentir completo.
— ¡Steve! ¿Estás bien?
Levantó la vista al tiempo en el que su profesor se ponía de pie avanzando en su dirección. Se apresuró a cruzar las piernas y agradecía el hecho de que estuviera sentado, al menos así lograría disimular la erección que tenía entre las piernas.
—Sí, yo...—. Se aclaró la garganta al escuchar su propia voz ronca, tenía la garganta seca y sentía sus propias mejillas calientes. —Estoy bien profesor—. Tony lo miró con el ceño fruncido y una verdadera expresión de preocupación. — ¿Estás seguro Steve? No te ves muy bien. Podemos dejar esta conversación para otra ocasión sí así lo prefieres—. El rubio negó con la cabeza y antes de que pudiera disculparse por su distracción el castaño se fijó en los pantalones de Steve. Mierda.
Mierda. Mierda. Mierda. Lo notó, había notado su erección. ¿Qué podía decir ahora?
Su sonrojo se intensificó y en esos momentos, mirando al mayor decidió mandar todo al carajo. Al carajo la diferencia de edades, al carajo las leyes, al carajo la institución.
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A Good Student.
RomanceLevantó la vista al tiempo en el que su profesor se ponía de pie avanzando en su dirección. Se apresuró a cruzar las piernas y agradecía el hecho de que estuviera sentado, al menos así lograría disimular la erección que tenía entre las piernas. ...