prologo

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Londres. Inglaterra. viernes 15 de marzo. 10:30 am. 1929


-vamos Euphemia solo un poco mas mujer, tu puedes solo un poco mas-le alentaba la partera

- es lo que trato de hacer -murmuro agotada la mujer 

- respira tranquila aconsejo la partera y enseguida suspiro- puja un poco mas, solo un poco mas, ya casi acabamos con esto cariño


Los dolores que en ese momento sentía bien podían compararse con la muerte, los ojos se le nublaban y tenia la boca seca, el parto se había tardado mas de lo que la pobre recordaba de los dos anteriores pero aun seguía allí entre lucidez y oscuridad batallando para traer una vez mas a uno de sus hijos al mundo, fue tan ardua la lucha que al momento del llanto que da la bienvenida al mundo a la nueva criatura difícilmente pudo mantener la cabeza en alto, escuchando los quejidos lejanos y distorsionados. 


y mientras la que había atendido su parto se encargaba con algunas de las empeladas del servicio de la casa en limpiar y poner presentable al nuevo integrante de la familia, Euphenia de apenas 26 años de edad recién cumplidos, se tomo la libertad de recostar la cabeza y cerrar los ojos unos segundos, tratando por lo menos de medio recuperarse del reciente alumbramiento, respiro hondo y espero a que la mujer de cabellos blancos que era su partera le hablara o diera noticia del nuevo bebe 


- bien hecho Euphemia -felicito una vez mas la partera mirando a la mujer yaciente en la cama -lo hiciste bien y de nuevo has traído a una criatura sana y bella al mundo

- ¿esta bien? -pregunto agotada con los ojos entrecerrados la parturienta, aun acomodad en la posición anteriormente tomada

-¿el bebe? Claro que lo esta

-¿Qué es?

- es una niña -sonrió- felicidades Euphemia, la primera damita de la familia 


A pesar de la extenuante tarea que había sido el traer a esa criatura que desde, inclusive, antes de nacer ya demostraba su rebeldía, Euphemia sonrió mientras se le traía a la que en ese momento era la más joven de sus hijos y la primera niña en la familia, la tomo en brazos y la recostó a su lado en su cama con ella, como era de costumbre en su familia -las parturientas traían a sus hijos en la comodidad y resguardo de la casa, y Euphemia siempre seguía esa tradición- miro a la bebe arrugada y rosadita envuelta en una manta blanca y suspiro mientras besaba la cabeza ahora limpia de fluidos maternos


- hola pequeñita -le sonrió- yo soy tu madre, y tu eres mi pequeña Adara, mi pequeña y única chiquita, no sabes lo que te amo Adara lucia, lo que te amo yo y toda tu familia 

brave heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora