Entre tú, el sexo y yo.

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  Un beso ha embriagado, violento, la perilla de la puerta que no abrirá hasta mañana, dos manos audaces me han arrancado los botones del pantalón y tres mordidas el sostén que ha volado por la habitación, como tus letras, como mi humo, como el aroma de tu café malo por las mañanas.
Por fin, ésta que cuelga en el preludio del sexo es mi alma, ataviada de desnudas ideas, roja por la fantasía de la fricción de tu piel y la mía en una cama llena, revuelta, satisfecha.
Ésta soy yo, completa e inquieta mientras el juego azul de sábanas me roza los muslos.
A la que observas, tocas y deseas mientras al viento corre un "¡fuera ropa!", esa que levantas de súbito depurando añoranzas, vertiéndolas en tus párpados menguantes, en tu iris, en tu sexo desnudo, rígido, sediento, hambriento, voraz, inmenso, esa, soy yo.
Aquella que entre tus brazos grita orgasmos derramando el sonido de una lujuria viva, completa, tórrida en la noche de hastío del vecindario, esa que deja su paso por tu espalda, corazones de sangre, gemidos tatuados con los dientes, con las uñas, con el espíritu entero, blasfemo, hinchado de placer, agigantado por un latir que no para, que se agita más, que folla desde el corazón, que se impulsa en los sentidos y acaba en las caderas, esa, fundida entre todo lo que eres, soy yo.
La que junto a ti se ha rebelado ante el plagio de la existencia, frente a los muros estandarizados de lo que puede o no hacer contigo y de lo que debes hacer, esa, ha destrozado todo aquello que pueda arrancarle del vicio que eres, del humo denso y viajero de la habitación, de tu sexo llegando a los más profundos pensamientos, recovecos... sueños.
Tu peso cortando una respiración cada vez más indefinible, jadeante, como un frenesí, como un tornado, ahogando los gritos, los ecos, obligando a su propietaria a no ser nada que no tenga que ver contigo, con la cama y la luna, con el universo por fin desnudo y la existencia taciturna de un "somos", con la libertad de serlo siempre, así, eternos, etéreos, eterizados...
Ha sido arrancado tu mar que explota y corrompe, que llena por completo, y mientras un beso te empapa la lengua, se te clava en los ojos la imagen de unos senos que cubren tu rostro, firmes, calientes, fervorosos, así, despacio, ante ti perdidos entre el éxtasis y el infinito, entre una gravedad que no conocen y tus manos que se aferran a los vestigios del erotismo.
Esa contigo fui yo contigo, tomando fuerzas, y así, aún hirviendo en ti me consumo de nuevo, me arrebato, me rebelo con fuerza nueva ante la mierda del mundo, me entrego, me embalsamo, pegada con tu sudor, aún ávida, aún con ganas y tú te agitas, me enredo en ti y otra vez te fundes, te derramas, goteas, gritas, me encuentro, subes, yo bajo, subo, tú bajas, entras, sales, danzas, hervimos, flotamos, somos fuego del mundo, rareza de la existencia, pesar de los locos y delirio de los cuerdos, somos amenaza y paraíso, raíz completa, pluma fuente, fuente de vida, vida y razón incierta, Eros y Psique, más Eros, más cercanos, más adentro, nunca tuya, nunca mío, siempre juntos.
La noche no descanso... por primera vez existió.  

Entre tú, el sexo y yo.Where stories live. Discover now