¡Oh gloriosa santa Marta, afortunada y dichosa!
hospedadora de Nuestro Señor,
amparo y socorro de pobres,
esperanza de los que sufren por amor,
consuelo y descanso de atribulados y enfermos,
vencedora del dragón infernal, nuestro enemigo,
modelo y protectora maternal de todos nosotros.
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Vos que fuisteis tantas veces bendecida por Jesús
dignaos escuchar y recoger estas súplicas y alabanzas,
que con el más puro afecto de nuestro corazón,
os dirigimos con humildad en este día,
y presentad nuestros ruegos, santa Marta amorosa,
ante el trono de vuestro dulcísimo Huésped, Jesús;
os pedimos que las recomendéis vivamente
con vuestro poderoso valimiento,
a fin de que alcancemos de Él, por medio vuestro,
remedio para nuestra desesperada situación,
y si así conviene a su mayor honra y gloria
y nuestra eterna ventura,
que veamos con prontitud concedido
el favor particular que con fe os pedimos
y que nos resultaría de gran ayuda
para paliar las desdichas y sufrimientos
que en estos momentos nos llenan de amargura
y tanto afectan a nuestra vida privada y familiar:
(decir ahora lo que se quiere conseguir).
Santa Marta bendita,
desde el cielo donde gozáis del eterno galardón
con que vuestro dulcísimo Jesús premia ahora
el celestial amor y la confianza que por El sentisteis,
no dejéis de acordaros de vuestros fieles devotos
y dadnos vuestra urgente ayuda y alentad nuestra esperanza,
no dejéis que el desánimo y la preocupación nos invadan.
Pero sobre todo, dadnos la gracia de imitaros,
hospedando ahora a Jesús en nuestras almas
por la práctica de todas las virtudes,
en especial la del amor caritativo, ardiente y generoso,
para después ir a gozar también
de sus inefables recompensas prometidas,
hospedados perpetuamente con El, con María,
nuestra común y bendita Madre, con San José
y con Vos y con los bienaventurados todos,
en la felicísima Betania del Cielo.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
Hacer la oración y los rezos tres días seguidos.