Capítulo XII

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De acuerdo con su hermana, Anahi escribió a su madre a la mañana siguiente, pidiéndole que les mandase el coche aquel mismo día. Pero la señora Puente había calculado que sus hijas estarían en Netherfield hasta el martes en que haría una semana justa que Dulce había llegado allí, y no estaba dispuesta a que regresara antes de la fecha citada. Así, pues, su respuesta no fue muy favorable o, por lo menos, no fue la respuesta que Anahi hubiera deseado, pues estaba impaciente por volver a su casa. La señora Puente les contestó que no le era posible enviarles el coche antes del martes; en la posdata añadía que si el señor Uckermann y su hermana les insistían para que se quedasen más tiempo, no lo dudasen, pues podía pasar muy bien sin ellas. Sin embargo, Anahi estaba dispuesta a no seguir allí por mucho que se lo pidieran; temiendo, al contrario, resultar molestas por quedarse más tiempo innecesariamente, rogó a Dulce que le pidiese el coche a Uckermann en seguida; y, por último, decidieron exponer su proyecto de salir de Netherfield aquella misma mañana y pedir que les prestasen el coche.

La noticia provocó muchas manifestaciones de preocupación; les expresaron reiteradamente su deseo de que se quedasen por los menos hasta el día siguiente, y no hubo más remedio que demorar la marcha hasta entonces. A la señorita Uckermann le pesó después haber propuesto la demora, porque los celos y la antipatía que sentía por una de las hermanas era muy superior al afecto que sentía por la otra.

Al señor de la casa le causó mucha tristeza el saber que se iban a ir tan pronto, e intentó insistentemente convencer a Dulce de que no sería bueno para ella, porque todavía no estaba totalmente recuperada; pero Dulce era firme cuando sabía que obraba como debía.

A Herrera le pareció bien la noticia. Anahi había estado ya bastante tiempo en Netherfield. Le atraía más de lo que él quería y la señorita Uckermann era descortés con ella, y con él más molesta que nunca. Se propuso tener especial cuidado en que no se le escapase ninguna señal de admiración ni nada que pudiera hacer creer a Anahi que tuviera ninguna influencia en su felicidad. Consciente de que podía haber sugerido semejante idea, su comportamiento durante el último día debía ser decisivo para confirmársela o quitársela de la cabeza. Firme en su propósito, apenas le dirigió diez palabras en todo el sábado y, a pesar de que los dejaron solos durante media hora, se metió de lleno en su libro y ni siquiera la miró.


El domingo, después del oficio religioso de la mañana, tuvo lugar la separación tan grata para casi todos. La cortesía de la señorita Uckermann con Anahi aumentó rápidamente en el último momento, así como su afecto por Dulce. Al despedirse, después de asegurar a esta última el placer que siempre le daría verla tanto en Longbourn como en Netherfield y darle un tierno abrazo, a la primera sólo le dio la mano. Anahi se despidió de todos con el espíritu más alegre que nunca.

La madre no fue muy cordial al darles la bienvenida. No entendía por qué habían regresado tan pronto y les dijo que hacían muy mal en ocasionarle semejante contrariedad, estaba segura de que Dulce había cogido frío otra vez. Pero el padre, aunque era muy lacónico al expresar la alegría, estaba verdaderamente contento de verlas. Se había dado cuenta de la importancia que tenían en el círculofamiliar. Las tertulias de la noche, cuando se reunían todos, habían perdido la animación e incluso el sentido con la ausencia de Dulce y Anahi. 


Hallaron aMary, como de costumbre, enfrascada en el estudio profundo de la naturaleza humana;tenían que admirar susnuevos resúmenes y escuchar las observaciones que había hecho recientementesobre una moral muy poco convincente. Lo que Catherine y Maite tenían que contarles era muy distinto. Se habían hecho y dicho muchas cosas en el regimiento desde el miércoles anterior; varios oficiales habían cenado recientemente con su tío, un soldado había sido azotado, y corría el rumor de que el coronel Forster iba a casarse. 


Orgullo y PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora