「 Hinata Shōyō 」

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Al pobre chico le sudaban las manos de una espantosa manera. No sabía qué tipo de flores le gustaban a la chica, por lo que se había decidido por unas orquídeas blancas.
La escuela estaba casi vacía y Hinata esperaba a verla pasar por su camino de siempre. Vio su brillante cabellera rojiza balancearse en dirección a la entrada y corrió hacia ella con el corazón a mil.

—¡Sayu-san!
La chica se giró al escuchar su nombre y le sonrió a su compañero de clase. Hinata tragó en seco.

—Hola Hinata, ¿qué pasa?

El chico respiró con dificultad, sus mejillas de un color rojo vivo resaltaban su palidez. Su estómago daba vueltas, y no sabía si era felicidad o un aviso de que iba a vomitar. Sayu lo miró confundida, esperando a que hablara.

—Y-yo...quería...—las palabras no salían de la boca de la carnada. Jugueteó con las flores tras su espalda mirando al suelo.

Esto es una locura. En qué momento decidí hacer esto.

Sin pensarlo ni un segundo más se agachó en una reverencia, ofreciéndole las flores a la muchacha. Sayu se esperaba la situación desde que vio a su compañero y un sentimiento de lástima se formó en su pecho. Miró hacia otro lado mientras Shōyō hablaba.

—¡Me-me gustas, Sayu-san!
Hinata esperó lo que parecieron ser años para que ella respondiera o cogiera las flores, pero no todo parecía ir como lo esperaba.

Sayu se rió suavemente. Hinata levantó la cabeza, sin entender la situación en la que estaba.

—Lo siento, Hinata,— las tres palabras que más temía escuchar eran dichas por la chica más guapa de su clase con un tono divertido y meloso— pero no te veo de esa forma. Eres más del tipo 'hermano pequeño'.

Pasaron unos segundos hasta que la pelirroja sintió que era hora de irse, viendo la mirada hueca y apagada que había cubierto los vivos ojos de Hinata. Se dio la vuelta y agitó una mano a modo de despedida.
Shōyō quedó helado en el lugar, sin saber que hacer.

Obviamente no se esperaba que aceptara abierta y rápidmente, pero jamás habría pensado que lo rechazaría de tal forma. Sus rodillas flaquearon y cayó al suelo, aún mirando hacia la entrada y sosteniendo las flores.

Esto es horrible.

Alguien se acercó por detrás, pero él no reaccionó.

Es humillante.

Las pisadas fueron deteniéndose hasta quedar a su lado, donde Hinata parpadeó unas cuantas veces, dejando caer un par de lágrimas extraviadas. La persona se alertó, viendo el estado del menor y buscó rápidamente un pañuelo. Se agachó y, con todo el tacto posible y una sonrisa, se lo ofreció.

—¿Estás bien?

Shōyō miró a la chica de cabello azulado y, de no haber sido por sus ojos amables o su radiante sonrisa, habría pensado que era familiar de Kageyama.
Quiso asentir, pero algo le dijo que no importaba contárselo a ella, que no podía mentirle. Su cabeza negó ligeramente, mientras más lágrimas brotaban de sus ojos y miraba a la muchacha. Su sonrisa se hizo compasiba y apoyó sus rodillas en el suelo.

Hinata no parecía dispuesto a coger el pañuelo que le ofrecía, por lo que ella misma limpió las gotas.

—No sé qué te ha pasado...—colocó una mano en la cabeza del chico y acarició suavemente su pelo— pero estoy segura de que eres fuerte y lo superarás. Vamos, levántate.

Primero se puso de pie y después le tendió la mano a Hinata. Dudó un poco, pero tras contemplar las inexistentes opciones que tenía, se levantó con su ayuda.

Se sorprendió de lo cálidas que eran sus manos, y de haberlo sentido aún cuando seguía sudando.
Al estar de pie notó que la chica le sacaba un par de centímetros.

—Soy Noa —. Esta vez aceptó el pañuelo y ella sonrió — ¿estás mejor?

—...si, gracias.

—Me alegro. Ay, ¿qué hora es?
Nao cambió de actitud en un instante, buscando su teléfono y sacándolo para comprobar la hora.
—Madre mía, llego tarde—. Guardó todo y se acercóa Hinata. Le dió una palmada en el hombro y se despidió mientras corría hacia la salida. —¡Cuídate, nos vemos!

El chico con suerte consiguió levantar su mano, cuando la escuchó de nuevo.

—¡Por cierto!
Espero hasta que la miró a los ojos, aún a la distancia.
—¡Bonitas orquídeas!

Y tras esas palabras, desapareció.

Hinata seguía allí de pie, en medio de la escuela, cuando un último pensamiento coherente cruzó su cabeza.

Puede que me haya confesado a la persona equivocada.



▫▫▫

Hola! Cuanto tiempo.

La verdad, no iba a publicar esta parte hoy, porque siento que tiene algo...raro, no sé. Pero bueno, lo subí porque quería proponer algo.

Algunas personas me preguntaban cosas sobre mí o cuál era mi nombre, y a raíz de eso me había parecido interesante hacer lo siguiente:

En cualquiera de mis historias, podéis dejar comentarios, y las responderé.

Tenía pensado hacerlo casa semana, pero en fin, si no os interesa lo dejamos. Dejadme en los comentarios vuestra opinión y si sale luz verde lo hacemos.
Ahora sí,

Me despido, Minami~ ♠

Haikyuu!! One-Shot'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora