Asalto al banco

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–Creo que se equivoca de persona –le dije a la cucaracha gigante.

–¿No es usted, acaso, el legendario Sr. Jim? –replicó la cucaracha

–Hombre, tanto como legendario... Pero sí, soy el Sr. Jim...

–Pues entonces, no me equivoco... –dijo la cucaracha

–Esto es muy kafkiano – añadí yo

–No le entiendo. Conozco su lengua, pero no reconozco ese adjetivo...

–Que esto de hablar con una cucaracha gigante, es muy raro, la verdad...

–Oiga, un poco de respeto...

–Sí, claro, perdone... Ya sé que no es usted una asquerosa cucaracha megagigante... Pero me ha de reconocer que es como una cucaracha hiperalimentada... Que vale, gigante no es del todo, pero usted mide mucho más que una cucaracha "ordinaria"...

–Mido un metro veinte... No es tampoco demasiado –replicó la cucaracha

–Para una cucaracha yo diría que sí... Al menos para las que yo conozco...

–Si usted lo dice... Aunque le puedo asegurar que no soy el más alto de mi especie.

–Entiendame, estuve varios años en la federación, y sé que existen diversas especies de insectoides inteligentes en la galaxia... Pero hasta ahora, que yo recuerde, no había interactuado con ningún ser insectoide... A parte de pisar alguna hormiga en alguna ocasión, claro...

–Siempre hay una primera vez para todo...

–Y claro, eso que me tenga aquí atado de pies y manos a una silla, pues tampoco ayuda la verdad...

–Bueno, bueno, no me cambie de tema, ¿es usted o no el mítico Sr. Jim?- insistió el insecto.

–Evidentemente, soy yo el legendario Sr. Jim, ya se lo reconocí antes ¿porqué me lo pregunta?

–Necesito pedirle ayuda...

–Pues valiente manera de pedir ayuda la suya...

–Necesito la ayuda de un gran héroe galáctico como usted.

–Pues no veo la necesidad de que me tenga atado de pies y manos a esta silla...

–Es que cuando fui a pedirle ayuda se puso usted muy violento, la verdad.

–¿Qué esperaba? Si me asalta en mitad de la calle un insecto enorme... ¿Como quería que reaccionara?

–Pues no sé, pero se supone que un gran héroe espacial como usted, no se asusta ante nada, ni nadie, por muy enorme que le parezca...

–No, si al principio pensé que usted venía a pedirme un autógrafo, o que quería hacerse una foto conmigo con el móvil. Pero cuando empezó a preguntarme si yo era yo, y a dudar de que yo fuera un héroe galáctico... La verdad es que me molestó y quizás me puse algo nervioso...

–Tenía que estar seguro que usted era el mítico Sr. Jim, perdóneme si le asusté, no era mi intención.

–Bueno, la verdad es que yo tampoco soy muy amigo de los insectos y más si son de un tamaño considerable. Perdóneme usted si me puse violento, agitando los brazos y gritando: ¡quita bicho, quita!

–Sí, la verdad es que fue usted un pelín desagradable, sí.

–Bueno, en cualquier caso, una vez realizadas las disculpas oportunas, explíqueme para que necesita mi ayuda exactamente.

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