Otra Vida.

| Capítulo 1 |

Sakura observo con miedo como Madara se convertía a en sabio de los seis caminos. Callo de rodillas impactada, mientras pequeñas lágrimas rodaban por sus mejillas.

El viento sopló trayendo una brisa que le calaba los huesos a los Ninjas presentes.
¿Hasta aquí había llegado la era de los ninjas?
¿Nadie podría derrotar a madara?

Naruto y Sasuke estaban igual de impactados que la de cabellos rosados. Pero ellos dos no se podían desmoronar, ellos no debían desmoronarse.

Ellos eran la esperanza del mundo.

Ambos se dirigieron a darle pelea al Uchiha, sabiendo que la posibilidad de ganarle era casi nula. Pero no se rendirían tan facil mente, ellos tenían que derrotarlo a como de lugar.
Sakura saliendo de su shock, decidió que no se quedaría atrás, ella quería luchar al lado de sus dos compañeros.
El equipo siete le estaba dando una buena pelea a Madara, brindándoles así a los que observaban la batalla un deje de esperanza de que pudieran ganar.

Pero no todo tiene un final feliz.

— ¡Naruto, Sasuke-Kun! — Corrió lo más que pudo para empujar al rubio y al de cabellos azabaches.
Sakura recibió de lleno la Bujuudama que Madara les había mandado a Naruto y a Sasuke. Ella se sacrificó por los que amaba, demostrando así que su alma era pura y libre de rencor u odio.

La maldición había terminado...

La Diosa demostró su pureza.

—¡Sakura-Chan! —El Uzumaki observó como el cuerpo de su mejor amiga, el de su primer amor se desintegraba en partículas, a causa del ataque que recibió ella en ves de el y Sasuke.

Su mundo se vino abajo.

—Sakura —Susurro el de ojos onix, al darse cuenta que la única persona que lo había amado de verdad, había muerto por salvarle la vida a el y a Naruto.

—¡¡¡SAKURA-CHAN!!!-—El grito devastador de Naruto retumbó en los oídos de todos. Ella había muerto y no había nada para poder evitarlo o remediarlo.

Una bolita de color blanco que flotaba en el aire observaba la situación.

—Naruto, ¿Que pasa?, Sasuke-Kun—La pequeña bolita vio como de los ojos del Uchiha, una lágrimas solitarias salian, mientras que en los ojos del Uzumaki, sus lágrimas salian con total libertad.

—Sakura, es hora de irte, tu ya no perteneces a este mundo —Una voz le hablo a la rosada que ahora era una bolita, invisible para los demás.

—¿Irme? ¿A donde? —Sin que ella se lo propusiera, se comenzó a alejar de ahí.
—¡Naruto, Sasuke-Kun!—Fue lo último que dijo antes de que todo se volvieran obscuro.

— Debes de regresar Amaterasu —

* * *

La pequeña bolita de luz flotaba en los cielos descendiendo poco a poco en la ciudad de Tokio, sin rumbo alguno su parada final fue en un callejon en donde por fin puedo materializarse nuevamente.

La bolita de luz poco a poco se convirtió en muchas las cuales empezaron a formar el cuerpo de una pelirosada.

Quedando sobre unas bolsas de basura su cuerpo desmayado quedó, mientras que sus ojos se abrieron por un instante para volverlos a cerrar por el cansancio.

La reencarnación había llegado a su destino.
Ahora ella debía de forjar su camino.

* * *