CAPÍTULO 12 | PREGUERRA (JACK)

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Había dicho que sí. Ella de verdad había dicho que sí. No voy a decir que no estoy feliz porque; sí, lo estoy. Y mucho, pero aún sigo teniendo mis dudas y creo que Stephan no me va a poner las cosas fáciles, aunque de momento no pensaré en eso.

Han pasado doce días desde la conversación y, sin embargo, no paro de darle vueltas a todo. Puede que Clara y "él" se hayan ido ya de vuelta a la ciudad, pero mi instinto me dice que no tardarán mucho en volver. Ambos.

No quiero preocuparme, no ahora. Son las once de un viernes y tengo a Katy entre mis brazos mientras vemos una película en mi habitación. No puedo estar mejor con ella, realmente es perfecta.

Dice que tiene mucho aguante, por eso la he retado. Quiere ganar pero se nota que el cansancio está ganando la batalla. Es normal, después de estar aquí encerrados toda la tarde viendo película tras película, tras película el sueño está llegando a nosotros. A ella más que a mí. Noto su respiración tranquila y profunda contra mi cuello. Ha perdido, se ha dormido.

Con cuidado la cojo como una princesa y la meto en mi cama; recojo y apago todo antes de acostarme a su lado , rodear su definida cintura con mi brazo y quedarme dormido.

[...]

Una clara luz entra por la ventana. Poco a poco voy abriendo los ojos. Palpo a mi alrededor; Kate no está. Me levanto y bajo a la cocina, donde la veo comiéndose una tostada, le robo la otra omitiendo sus protestas y me sirvo un vaso de zumo antes de sentarme a su lado.

-¿Qué tal has dormido? –pregunto.

-Muy bien, ¿cómo iba a dormir sino? –responde convencida consiguiendo sacarme una sonrisa.

-Pues no sé, existe mal, genial, maravillosamente, fatal...

Ella ríe y me mira antes de darme un beso de buenos días- te debo un bote de nutella. Ayer ganaste la apuesta.

Esta vez soy yo el que ríe- no hace falta, total, si me lo das seguro que la única que se lo zampa eres tú, y antes de acabártelo te lo agenciarías y me lo robarías. Lo secuestrarías hasta que estuviera en tu casa –Katy vuelve a reír, conmigo esta vez.

-Mi abuela ha llamado. Ha dicho que vayamos después de comer, tiene que decirnos una cosa importante pero primero tenía que informar a otras personas. En fin, que como siempre seremos los últimos en enterarnos de lo que pasa.

-Bueno, entonces aún tenemos hasta la tarde para disfrutar... -digo contra su cuello antes de besarlo y hacer un recorrido por su mandíbula hasta su boca llena de mermelada- deliciosa –digo al separarnos.

Sonríe- ¿por qué no vamos a tu habitación y terminamos lo del otro día? –pregunta juguetona y yo no me lo pienso dos veces. La cojo en el colo haciendo que enrede sus piernas en mi cadera mientras la agarro del culo apretándolo levemente y besándola.

Llegamos a mi habitación y entro cerrando la puerta con el pie y apoyándola contra la madera de la vieja puerta. Aprovecho el instante en el que nos separamos para coger aire para quitarle la camiseta antes de que nuestras lenguas retomen su vals. Vuelvo a cogerla y la tumbo en la cama con suavidad para quedar sobre ella con mi peso concentrado en mis brazos y aprovechamos otra pausa. Ella me quita la camiseta mientras yo la admiro antes de ir a su cuello y mordisquearlo un poco, succionarlo, chuparlo, lamerlo, besarlo... Mis manos van bajando hacia su flojo short de pijama, colándose por arriba y consiguiendo quitárselo a la vez que ella juega con el elástico del mío, algo indecisa, por lo que la ayuda a bajármelo y una notable erección comienza a quedar al descubierto.

-Kate... -le susurro al oído antes de morder suavemente su lóbulo. Ella hace un ruidito interrogante animándome a continuar- ¿eres virgen? –en ese momento se separa un poco de mí y sin mirarme responde.

-Sí –dice muy bajo y haciendo que sus mejillas cojan algo de color.

La beso una última vez y me dejo caer a su lado- pues creo que voy a echar el freno aquí –me mira como si no se lo creyese y, algo reacia, pregunta.

-¿Por qué?

-Porque quiero que tu primera vez sea especial, así que vamos a hacerlo bien –asiente y le beso la coronilla para luego quedarnos sin hacer nada.

Los minutos pasan rápidos estando con ella, pero la tranquilidad no dura mucho porque Ángel entra escopeteado en la habitación y en cuanto nos ve, se lleva las manos a los ojos.

-Hostia -maldice- lo siento, pero tenéis que saber esto. Todo se ha adelantado, pero Jenny os lo explicará mejor -sale dejándonos solos de nuevo.

-¿Qué ha querido decir con que todo se ha adelantado? -me pregunta visiblemente nerviosa.

-No lo sé, pero lo mejor será vestirnos y averiguarlo -contesto.

Poco tiempo después estamos en su casa todos reunidos. Jenny suspira y nos mira antes de comenzar a hablar.

-Hay indicios de que la batalla final se adelantará. Black Dark llegará antes de lo que pensáis y estará más que preparado. Debéis dejar de vaguear tanto y seguir entrenando. Ya ha pasado más de un año y apenas sabéis la mitad de lo que deberíais. Así que poneos ya a trabajar en lo verdaderamente importante o el único sitio en el que os veréis será en la sala de entrenamiento. Así querréis hacerlo más.

—Está bien abuela, no pondremos ya. Vamos —se levanta cogiéndome de la muñeca.

Su abuela asiente conforme, sabiendo que esa advertencia hará efecto.

[...]

Los últimos días estuvimos entrenando sin parar. Por fin ha vuelto a llegar el fin de semana. Paz y tranquilidad, podemos descansar.

La puerta de mi casa se abre de golpe, pienso que es Katy, así que me levanto para ir a junto de ella pero no lo es.

— Ángel, ¿qué haces aquí? — sin responderme se sienta conmigo en el sofá.

— Adivina quién ha llegado esta mañana — pregunta ilusionado, por lo que obviamente sé la respuesta.

— Voy a probar diciendo... ¿Clara? Y con ella Stephan, claro.

— Sí, exacto, pero ya hacía tiempo que no los veíamos.

— Dos semanas, ni que fuera tanto.

— Si tú salieras con Clara te parecería mucho, pero como tienes a Kate todos los días a tu lado... -refunfuña.

— ¿Y solo has venido a decirme eso?

— Nop, Jenny te llama para hacer un entrenamiento los cuatro.

— Pero es sábado..., y los sábados hay que descansar... -protesto como un niño pequeño — ¿No lo dice la iglesia? ¿Y Jenny no es religiosa? Pues eso, ve y díselo.

— El festivo de los cristianos es el domingo, así que levanta ese culo del sofá y muévelo hasta la casa de tu novia, o le diré que no quieres ir para no verla.

— No serías capaz.

— ¿Quieres apostar? — inquiere y ahí sé que no va en broma.

— Está bien, está bien, ya voy — nos levantamos y vamos a casa de Katherine.

— Ya era hora de que llegarais, tanto tardar para una frase. Vamos, tenemos prisa ¿recordáis?

Nos pasamos la tarde entrenando hasta que se hace de noche y nos vamos a nuestros respectivos hogares a darnos una larga ducha para luego cenar en mi casa.

Después de cenar, la abuela de Kate se va a su casa y nosotros nos quedamos en mi jardín. Ángel está sentado con la espalda apoyada en el tronco. A su derecha está Clara, con la cabeza a poyada en su hombro y, a la derecha de ésta, Stephan. Yo estoy como Ángel pero contra la fachada y Katy está entre mis piernas con la espalda en mi pecho mientras le rodeo la cintura con los brazos. Sigue sin hablarle a su amiguito por lo de hace dos semanas y me alegra que pase de él. Lo lleva omitiendo todo el día y él no ha parado de ir detrás de ella como un corderito.

Charlando de temas triviales las horas van pasando y el cielo se va ennegreciendo un poco más.

¿Aún Estamos Al Principio? #IR-2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora