El amor de una subordinada.
Cuando empecé a notar mis verdaderos sentimientos?
Este es un amor entre dos personas con diferentes status.
La casa Hanayori juraron a muerte proteger la casa en la cual Guren-sama nació--
Como yo, nací en esta casa de sirvientes.
Entonces, este es un amor que no puede existir---como debe de ser.
Hace diez años en ese día.
Todo surge de ese incidente.
"....Uhm, Guren-sama, se siente bien?"
Llamé el nombre de mi maestro.
No sabía si lo dije muy suave, porque parece que Guren-sama no me escuchó.
Dentro del cuarto de la mansión Ichinose.
Atrás de la puerta corrediza, escuché un gemido de dolor viniendo de Guren-sama.
Escuché de mi padre que Guren-sama tuvo problemas con los maestros de la Casa Hiiragi. No sólo recibió fracturas, toda su cara estaba llena de heridas y empezó a tener fiebre.
La casa Ichinose, la casa Hanayori han sido invocados para discutir medidas futuras.
Me han traído para atender exclusivamente a Guren-sama, me ordenaron que me quedara a su lado.
Pero, sólo tenía cinco años para ese entonces.
No sabía los asuntos de los adultos, aún con los sentimientos intensos de lealtad a mi maestro---yo completamente carecí de eso también en ese momento.
Para ponerlo simple, mis padres me trajeron a este mundo sólo para servir a la casa Ichinose, yo tuve dudas al respecto.
Pero ahí estaba, sólo seguía órdenes.
Al escuchar los chillidos de angustia del niño detrás de las puertas corredizas, me sentí mal por él, no estaba enojada hacia aquellos quienes los lastimaron.
Pero, esta era mi misión.
Mis padres me dieron la tarea de atenderlo.
Entonces nuevamente, le pregunté.
".....Guren-sama, está dolido?"
Tan pronto yo hablé, escuché un sonido viniendo dentro del cuarto, como que algo ha sido golpeado.
Me congelé por un momento, pero reaccioné después. Le ha pasado algo a mi maestro?---Yo inmediatamente me levanté, y mi mano estaba lista para abrir la puerta.
Esta reacción instintiva era el resultado de mi entrenamiento y educación, no por mis sentimientos de lealtad. Mi cuerpo ha sido entrenado para proteger a Guren-sama.
Puse mi mano en la puerta corrediza.
Abrí gentilmente la puerta.
En ese momento, escuché otro sonido, algo estaba siendo golpeado.
Desde la distancia, pude ver de dónde venía el sonido.
Guren-sama quien ha estado escurriendose de sus pretextos ha golpeado muy duro con su puño en la tatami mat.*
Este niño de cinco años, quién tiene sus huesos rotos y heridas en todas partes, estaba golpeando la tatami mat una y una y otra vez, su cara estaba renuente a mostrar su dolor.
Esta vez, me notó.
Y nunca olvidaría el aspecto que tenía el rostro de Guren-sama.
No, para ser exactos, eran sus ojos.