El fin de los hechos.

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Klein saca las llaves de su bolsillo, pero se detiene enfrente de la puerta de la que fue alguna vez su casa, observa que hay una cinta perimetral de seguridad con letras rojas muy vistosas "no pase". La mano temblorosa de Klein abre la puerta y esta lo conduce al gran salón donde debía de estar los muebles de su sala, pero en su lugar había manchones de sangre, que con el tiempo ya se habían tornado café que formaban figuras aterradoras en el suelo y en la pared: manos, pinceladas y tres figuras semi-humanas de distintos tamaños sin embargo los autores de estas figuras brillan por su ausencia, en la mitad de todo estaba el abrigo de Klein envuelto en sangre, aquel que había llevado puesto el día que vio por última vez a su familia.

***

Klein es un hombre feliz, a pesar de vivir en una situación humilde, vive muy a gusto junto a su esposa y sus dos hermosos hijos. Trabaja una jornada laboral completa en una empacadora de dentífricos y todas las mañanas sale muy puntualmente a trabajar a las 6, justamente la parada del autobús que lo lleva está en frente de su casa.

En la empresa de Klein se han empezado a reemplazar los distintos empleados por máquinas, lo cual ha llevado a que muchos empleados sean despedidos. Milagrosamente Klein logra mantener su empleo pero debe reducir su sueldo y su jornada laboral entrando a trabajar a las 10 de la mañana. Aquel día 16 de abril de 1996 se había despertado acongojado y somnoliento, no podía dormir por la preocupación de su trabajo y baja de sueldo. Revisó su reloj, 8:56 am, se bañó rápidamente, desayunó y a las 9:15 am salió de su casa a esperar el autobús, sus hijos y esposa salieron a la puerta a despedirlo y desearle suerte con sus sonrisas.

9:17 am un autobús nuevo se estacionó en frente de la parada, Klein saludó muy cortésmente al conductor y le indicó que esperara unos minutos más, puesto que otras personas viajaban junto a él en el mismo autobús. Pasados 10 minutos un total de 35 pasajeros ocupaban las sillas del Autobús, el conductor cerró una extraña puerta que aislaba a los pasajeros del conductor, este le envió una sonrisa furtiva a la familia de Klein y arrancó.

EL PASAJERO Nº 35.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora