8.- La verdad.

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Me despertó la luz del sol directamente en la cara… ¿ya era de día? pero un momento ¿cómo había llegado hasta la cama? me estire completamente y sentí una leve punzada en mi zona Íntima ¡joder aún me dolía todo! Pero estaba feliz, tenía un subidón increíble, había sido una auténtica locura de fin de semana pero al fin podía decir que me habían matado a polvos; toque el lado derecho de la cama y estaba vacío ¿Acaso Ezequiel había huido? Me levante de golpe y me gire envolviéndome con la sábana, cubriendo mi desnudez, en aquel instante me sentí algo vulnerable, mientras un montón de secuencias y de imágenes se agolpaban en mi cabeza y de pronto escuche aquella voz, tan suave y sensual, la tensión desapareció...

—Valla por fin te has despertado, al parecer anoche te dormiste ¡pero un momento! ¿se puede saber qué haces ocultando esa preciosidad de cuerpo que tienes detrás de las sábanas?

—Ehhh, bueno verás creí que no estábas y yo…

—¿Cómo? ¿Que no estaba? Acaso dudas que sea la clase de tipo que se va a hurtadillas en medio de la noche y deja que te levantes completamente sola en tu apartamento ¿no te lo he demostrado este día y medio de tras?

Me quede mirándole, no hizo falta decir más, mi cara y mi lenguaje corporal dijo absolutamente todo al respecto, entonces él se acercó a mí con un par de pasos firmes y decididos, coloco sus dedos con subida debajo de mi mentón y mirándome fijamente a los ojos añadió:

—Pues has de saber que yo ¡NO! soy así, anoche y a pesar de que te dormiste, que en buena media falta te hacía lo pase muy bien, disfrute mucho, no todo es sexo y amor, hay más y para tú información quiero que sepas que me gustaría prolongar nuestro encuentro un poco más, siempre y cuando tu estés de acuerdo, pero antes…

Ezequiel cogió mi mano y me arrastro hasta la cocina, donde encima de la mesa había puesto un desayuno en toda regla, con zumo, fruta, crepes y varias cosas más.

Ezequiel hizo que me sentara, él se colocó en el otro extremo de la mesa y tras reconocer que había cocinado mientras yo dormía me invito a aquel magnífico desayuno.

Al principio dude pero después comencé a comer; pude observar que él no probó bocado y no pude evitar preguntar:

—¿No me acompañas?

—No muchas gracias, pero continua tú, me gusta verte comer….

—No muchas gracias, pero continua tú, me gusta verte comer…

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Aquello me extrañó bastante y mientras mordisqueaba un pedazo de pan con mermelada le lance una panorámica y observe encima de la mesa de la cocina su caja de pizza aún sin tocar; le mire a la cara y le pregunte:

—A ver no te molestes ¿pero porque no comes?

Al principio se tensó un poco pero después me miró fijamente y añadió

—Valla pensé que este tema no saldría tan pronto pero bueno, cuanto antes lo sepas mejor…

—¿Saber el que?

Ezequiel se llevó la mano a la cabeza y se rasco, después arrugo un poco lo labios, soltó aire y tras mírame a los ojos me dijo en tono serio.

—A ver, solo te pido que no grites ¿vale? Es algo que no soporto…

Le mire extrañada y continuó con su discurso

—Vale, esto es complicado… a ver no soy exactamente lo que crees...

Me volví a encoger de hombros mientras masticaba lentamente la tostada, no quería hablar, aunque ardía en deseos de acosarle de preguntas, prefería que fuera él el que me dijera lo que tuviera que decir

—Bien, lo voy a decir, emm, no soy exactamente un humano convencional, yo soy, soy...

—Venga vale ya Ezequiel, dilo de una maldita vez ¿Qué diablos eres? No creo que sea tan malo

—Vale, soy, soy un vampiro...

—Jajajaja… —comencé a reírme a mandíbula batiente —. Sí ya claro, eso es muy divertido ¡venga ya! Si tú eres un vampiro yo soy la reencarnación de Greta Garbo…

Ezequiel me miro atentamente y me dijo muy serio….

—¿No me crees?

—La verdad es que me cuesta trabajo creerlo, a ver, hace muchos años que deje de creer en papa Noel, los reyes magos, en los monstruos que hay tras los armarios y en toda esa especia de mitología fantástica que genera multitud de leyendas urbanas

—Ósea que si te dijera que estoy aquí con un fin muy simple ¿seguirías sin creerme?

—Ya un fin ¿cómo cual Draculin? ser tu cena esta noche jajajajaja...

—En serio esto no es divertido, en absoluto…

—Está bien te seguiré un poco el juego, digamos por el placer de no entrar en disputa, que te creo y que de verdad eres un vampiro ¿qué me dices del sol? ¿No se supone que los vampiros no pueden salir a la luz del sol? ¿Y del reflejo en los espejos, la piel fría, la sangre humana, los colmillos? Si me hubieras dicho que eres un hombre lobo tu historia tendría más sentido pero entiéndeme, hay alguna laguna.

En un abrir y cerrar de ojos Ezequiel estaba delante de mí, me quede helada le mire y dije:

—¿Cómo de-demonios...?

—Te lo he dicho, soy un vampiro

Cogió mi mano y la coloco en su pecho, por amor de dios estaba helado​, me miro de cerca y pude ver un color extraño en sus ojos, no me había dado cuenta hasta ahora, estaban negros como el carbón, y cuando le conocí dos noches atrás eran de un tono dorado, solté de golpe la tostada y me aparte de él pegando un salto y tirando el taburete en el que estaba.

Era verdad, es un vampiro...


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Ezequiel [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora