Hotaru se refería a nuestra casa como un "palacio noble" por el enorme número de habitaciones, pinturas, artesonados y antigüedades que contenía. Mi amiga imaginaba que detrás de cada pared se abría un pasadizo secreto, y que en cada armario había al menos un compartimiento secreto. Cuando éramos pequeñas, en cada una de sus visitas partíamos en viaje de exploración por la casa. El hecho de que estuviera terminantemente prohibido husmear hacía que fuera aún más emocionante. Siempre estábamos desarrollando nuevas estrategias cada vez más sofisticadas para que no nos atraparan, y con el tiempo descubrimos realmente algunos compartimientos secretos, e incluso una puerta secreta en la escalera, detrás del óleo de un hombre gordo con barba de mirada feroz, montado a caballo y con la espada desenvainada.Según nos informó la tía abuela Yura, el hombre de aire feroz era mi tatatatatarabuelo Hugh, acompañado de su yegua para la caza del zorro Fat Annie. Y a pesar de que la puerta que había detrás de la pintura solo conducía, unos cuantos escalones más abajo, a un cuarto de baño, en cierta manera podía decirse que habíamos encontrado una cámara secreta.
-¡Jo, que suerte tienes de poder vivir aquí!— exclamaba Hotaru siempre.
Yo creía más bien que la que tenía suerte era Hotaru. Ella vivía con su madre, su padre y un perro peludo Penguin, le quería poner Tiburón pero se lo impedí, en una acogedora casa de Norah Kensinton. Allí no había secretos, ni sirvientes siniestros que te pusieran de los nervios.
Antes también nosotros habíamos vivido en un sitio así —mama, papa, mis hermanos y yo—, en una casita en Durham, en el norte de Inglaterra, pero luego mi papa murió. En esa época, mi hermana tenia medio año, y mama se trasladó con nosotros a Londres, probablemente porque se sentía sola, y también, tal vez, porque no le llegaba el dinero.
Mama había crecido en esta casa junto con sus hermanos Wakako y Rui. El tío Rui era el único que no vivía en Londres. Después de divorciarse, siguió su sueño en Gloucestershire como diseñador de modas.
Al principio, a mí la casa también me había parecido un palacio, exactamente igual que a Hotaru; pero cuando tienes que compartir un palacio con una familia de muchos miembros, acabo de un tiempo deja de parecerte tan grande. Especialmente si hay un monto de espacios inútiles, como, por ejemplo, el salón de baile de la planta baja, que era tan ancho como toda la casa.
El salón de baile habría sido perfecto para una pista de skate, pero estaba prohibido. Era un espacio precioso, con sus altas ventanas, sus techos de estuco y sus arañas, pero desde que vivía en la casa nunca se había celebrado ninguna fiesta, ni bailes ni verbenas.
Lo único que se celebraba allí eran las clases de danza y de esgrima de Luna. L a tribuna para la orquesta, a la que se podía llegar por la escalera del vestíbulo, era más que innecesaria, excepto tal vez para Aoi y sus amigas, que aprovechaban los rincones oscuros bajo las escaleras que conducían desde allí al primer piso para jugar al escondite.
En el primer piso estaba la ya mencionada sala de música, además de las habitaciones de Lady Serina y de la tía abuela Yura, un baño (el de la puerta secreta) y el comedor, en el que la familia se reunía cada noche, situado justo debajo, había un montaplatos pasado de moda en el que a veces Youichi y Aoi se subían y bajaban el uno al otro dándole a la manivela, a pesar de que, como es natural, estaba estrictamente prohibido. Hotaru y yo también lo habíamos hecho a menudo antes; pero, por desgracia, ahora ya no cabíamos.
En el segundo piso estaban los aposentos de Persona, el despacho de mi difunto abuelo –Lord Yukihara— y una enorme biblioteca, Luna también tenía su habitación en ese piso, un cuarto situado en un Angulo de la casa y con galería en saledizo del que mi prima le gustaba presumir. Y su madre ocupaba un salón y un dormitorio con ventanas a la calle.
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Rubinrot
FanficComo cualquier otro día, regrese pronto a casa al salir del instituto. Mi tía se había quedado sin sus dulces favoritos y me ofrecí para ir a la tienda a comprar mas. Pero de camino empece a sentir algo muy extraño: las piernas me temblaban y tuve u...