Trato.

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La espera de la respuesta de aquel flamante hombre se me hizo eterna. No entendía porque se demoraba tanto en solo responder con un "Sí" o un "No". Su indecisión me colmaba la poca y casi nula paciencia que poseía, por lo que solo tomé valor y me di la media vuelta para lanzar al aire.

"Se lo pediré a otro."

Sabía que no había nadie tan talentoso como él en todo el instituto, pero no me importaba en lo absoluto, buscaría a otra persona u otra forma de hacerle un regalo como el que yo deseaba a SeHun. Quería un regalo especial, algo que nos identificara ¡Maldición! ¿Por qué todo era tan difícil en esta vida?

Mi genio durante el resto del día no mejoró en lo absoluto. Estaba tan frustrado con todo esto, maldigo a SeHun por ser tan guapo y tan perfecto. Si fuera cualquier otra persona, le regalaría nada, simple y sencillo, el mejor regalo del universo pero ¡No! Tenía que ser el maldito dios griego de mi amigo, mi Adonis personal, mi Adonis asiático. Sin duda, este no era mi día. Al parecer estaba siendo demasiado obvio con respecto a mi estado anímico, ya que la mayoría de las personas se me alejaban, al parecer estaba desprendiendo un aura negro a mi alrededor.

Mi cuerpo se contrajo por completo al verlo entrar en mi salón. Se suponía que era un tipo de temer, un artista con carácter y siempre solitario, incluso ni siquiera le gustaba tratar directamente con sus clientes, así que no entendía que diablos hacía aquí, frente a mí. Golpeó mi mesa con ímpetu, exigiendo mi atención. Menudo idiota.

"Acepto, con una condición. A las 15:00 donde me encontraste. Te explicaré mi trato."

Con su partida, vi como todos me observaban expectantes, ni que les fuera a contar de mi vida ¡Entrometidos! Siempre quieren saber de las vidas ajenas, pero de las suyas ni siquiera se pueden hacer cargo. Esta bien, estoy siendo demasiado dramático, cuando debería estar más que feliz, al fin había conseguido a quien hiciera el trabajo que yo deseaba. Solo me faltaba ver que era lo que me pediría a cambio. Solo esperaba que no fuera algo tan difícil de cumplir. 

Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro al recordar que hoy al fin comería con SeHun en la hora de almuerzo, al fin se había dignado en estar conmigo aunque fuera por un rato, al parecer al fin había dejado de jugar con aquel chico que le había interesado la última vez que habíamos hablado. Al fin lo tendría para mi unas pequeñas horas, lo triste de ellos, es que él quería que almorzáramos a las 5 de la tarde, tan raro que me salió mi amigo. Ahora que lo notó, con SeHun la palabra que más utilizo es "al fin", es solo que a veces siento que pasa tan poco tiempo conmigo, que le necesito solo unas horas más para mí.

Las dichosa hora había llegado, por lo que tomé mis cosas y me dirigí al dichoso lugar. No quería hacer esperar a su majestuosidad. Es broma, solo no quería llegar tarde ya que esta era mi oportunidad para regalarle lo que realmente deseaba  a SeHun.

Al entrar al lugar, lo vi observando un par de fotografías de algunos paisajes. Eran realmente buenas fotos, tanto así, que lograban causarte algún escalofrío en la piel. Una sensación única en el cuerpo.

"Serás mi musa. Eso a cambio de mi trabajo."

No le entendí en absoluto, mas solo asentí. Sabía que podría con esto, sea cual sea lo que deba hacer. Todo lo haría por ver a SeHun feliz.


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Mi musa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora