Prologo.

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¿Alguna vez se han preguntado si viniste a este mundo a sufrir?.... ¿Si la felicidad existe?

¿Si debiste nunca haber nacido y la vida sería mejor sin ti?.....

El, ¿Por qué la vida es tan cruel?, ¿Por qué debemos de mentirnos y lastimarnos los unos a los otros para sentirnos bien?....

El sentir que no eres necesario para nadie......


Esas palabras pasaban por mi mente día a día, noche tras noche. Atormentándome y llevándome a donde estoy ahora... aun paso de mi muerte.

Mi nombre es Eren Jeanger, un joven adulto promedio de 22 años, maestro se preparatoria y próximo a graduarme al terminar mis prácticas profesionales. Aunque tal vez en este momento.... eso jamás ocurra.


En este preciso instante, me encuentro en una ambulancia rumbo al hospital. Una fuerte mano sostiene la mía con temblor, gritando mi nombre una y otra vez con desesperación esperando el poder volver a ver mis ojos abiertos. Aunque me temo que eso ya no será posible.

La voz de los paramédicos indicándoles que los deje hacer su trabajo, resuenan detrás de aquella fuerte voz, percibiendo como la persona se niega a alejarse de mí y le exige con furia el mantenerme con vida.

Pero yo ya no lo deseo. Yo ya estoy roto. Yo ya no tengo deseo alguno de vivir.

La ambulancia se detiene y el sonido de las puertas abriéndose y el movimiento de la camilla en donde estoy, provoca que mis ojos tiemblen. Un quejido sale de mi garganta debido al brusco movimiento; y ante aquellos indicios de un estar consiente, la voz a mi lado resuena de nuevo.

- Eren, Eren... con un dominio. Eren.-

La presión de su mano sobre la mía hace más fuerza, pero debido a lo débil que ahora estoy, no la siento así.

- Condición.- escucho una tercera voz ajena a hace algunos minutos, cargada de autoridad e impaciencia.

- Tiene una contusión en la cabeza y ha perdido mucha sangre. Su costilla derecha está rota debido al impacto y tenemos miedo de que haya perforado algún órgano interno. Su brazo derecho debido al haber sido el lado del golpe está en mal estado, y su pulso baja con cada segundo.- el chirrido de las llantas de la camilla resuenan en el blanco y pulcro pasillo del hospital al que soy internado. El sonido de puertas siendo abiertas pierde la voz de los paramédicos y doctores, pero no de la persona que continua gritando mi nombre sin parar. La persona a la cual le entregue mi corazón, la cual me llevo al cielo para después dejarme caer al mismo infierno sin parpadear. La persona que se convirtió en mi amado verdugo.

- Eren, por favor abre tus ojos.- vuelve a pedirme ahora sin un poco de molestia en su voz como hace algunos minutos. Implorando con un nudo en la garganta.- amor, amor. Por favor.- me murmura cerca de mi oído.

Aquellas palabras hace meses, hubieran provocado que mí bronceada piel canela se ruborizara por completo; pero ahora solo me provoca risa. Risa de mí mismo al haber creído que yo podía ser feliz, risa de haber creído en sus palabras....risa de haber pensado que dios lo había mandado a ayudarme.

- DEBEMOS APRESURARNOS LO ESTAMOS PERDIENDO.-

El grito del que creo es el médico, llego de golpe; junto con un cansancio más que extremo. Mi conciencia se debatía en seguir aquí o perderme en el silencio. Pero debido a mi mal estado psicológico, el desaparecer de este mundo se escuchaba mejor.

- No me hagas esto Eren.- la profunda voz del amor de mi vida aún estaba claramente presente. Tal vez porque antes aquella voz era mi mundo entero, mi razón de sonreír, mi razón de llorar y hasta mi razón de respirar. - Por piedad Eren, no me dejes... NO TE LO PERMITO.-

¿Permitir?....permitir, ¿Qué?....

¿Que derechos tenía él sobre mi vida?, si me había abandonado. ¿Con que cinismo podía exigirme el seguir vivo?, si él mismo fue el primero en matarme; en abandonarme. En guiarme a ese mundo oscuro de nuevo.

- Señor necesitamos llevarlo al quirófano.- la voz desesperada del médico por mantenerme con vida, me hizo despertar de nuevo. Esta vez sintiendo nuevamente la fuerte presión en mi mano.

El silencio en el lugar volvió a mis oídos, pero ahora acompañado por uno toque cálido sobre mis labios y un susurro que me hizo cuestionar mi existencia. Dos simples palabras, dos palabras que había anhelado hace meses. Dos palabras que me mantenían cuerpo con vida. Dos palabras que de haber sido dadas cuando las pedí, no estaríamos aquí.

- Te amo.-

El murmullo de aquella amada voz erizo mi cuerpo inerte. Provocando que las lágrimas atoradas en mis ojos cerrados, se deslizaron por los costados de mi rostro con el recuerdo de la primera vez que las escuche. En una época en donde yo era puro, en una época en donde yo era inocente. En una época en donde no conocía las maldades del mundo.

Mi historia no es interesante en lo más mínimo. Soy solo un joven del montón que no supo tomar buenas decisiones. Un joven que no supo cargar con la presión, la hipocresía y las malas intenciones. Un joven iluso que creyó siempre en las palabras de su madre.

- Eren, si trabajas y te esfuerzas por lo que quieres. Veras que todos tus sueños se harán realidad. Ya casi lo logras mi cielo, no te des por vencido a solo pasos de llegar.-

- Eren, recuerda que no debes hacer lo que no quieras que te hagan. Trata bien a las personas y ellas harán lo mismo contigo.-

- Eren, no tengas miedo. Si abres tu corazón a las personas, ellas sabrán valorarte y así podrás encontrara al indicado.-

Pero lastimosamente, no todos en el mundo piensan así. Para mi desgracia, toda la gente a mi alrededor jamás pensaba así. Aquellas palabras solamente fueron mentiras. Palabras de aliento que una madre le da a su hijo cuando lo ve a punto de quebrarse, apunto de abandonar todo y encerrarse en su propio mundo. Pero para mí mala suerte, yo las tome como mi ley.

Mi vida no siempre fue un mundo destruido. Cuando era pequeño, recuerdo que tenía muchos sueños. Quería casarme y tener una familia. Dedicarme a mi amado esposo y mis lindos hijos. Jugar con ellos, cocinar para ellos, y hasta poder llevarlos a su primer día de escuela mientras despedía a mi amado esposo con una sonrisa para que fuera a su trabajo.

Terminar mi carrera, mostrarle a mi pilar que todos los sacrificios y esfuerzos que daba por mantenerme, rendirían frutos. Pero por desgracia, mis sueños no eran parte de lo que Dios me tenía destinado. Mis sueños no contaban en este mundo, puesto que parecía que desde mi nacimiento ya mi vida estaba escrita. Vida la cual estaba a punto de terminar.



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Se que no debería estar haciendo esto cuando no tengo tiempo para actualizar mis otras historias, pero por desgracia ese sentimiento me llego de golpe y tuve que plasmarlo en esta historia.

Desde ahora establezco, que no tengo una cantidad de capítulos por lo que iré redactan dolo como lo sienta. La trama principal esta inspirada en la vida de una persona, por lo que si no es dulce y es un poco desesperante pido disculpas de ante mano.

Gracias a todas las personas que se enganchen conmigo en este proyecto y espero verlos mas adelante.

¿Existe mi felicidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora