Investigué lo más que pude, rearmé la escena mil veces en mi cabeza... pero parecía imposible encontrarlo.
Ante mis frustraciones, siempre estaba Richard; dispuesto a escuchar lo que fuera. Pero no siempre hablaba yo. Era mutuo. Después de la muerte de Stacy y mis padres, no solo extendió su mano hacia mí, dio su corazón para suplementar el vacío que llevaba en mi pecho. Y ahí estábamos; pero era su turno. Peleaba constantemente con su esposa. A decir verdad, todo era culpa de ella, pero Richard no pensaba lo mismo. Siempre se culpaba a sí mismo, cayendo en depresión. Es ambiciosa, mezquina, sarcástica, frívola y con muchos más defectos.
- Dijo que le produzco asco - Su mirada estaba perdida entre la frustración y la desesperación- Lo dijo entre gritos.
- Divorciate - Le dije. Levantó su mirada con angustia. Sabía que no habría otra salida. El diálogo no era una opción; no con ella.
Todo quedó en silencio. Siempre le sugerí la idea del divorcio, pero tal parece que enserio la amaba. La puerta principal dejó entrar al motivo de desgracia en la vida de Richard. Si la miras de pies a cabeza, dejas escapar la palabra "Bella". Claro, eso lo decía para alguien extraño. En mi caso, sabiendo la mujer que era, verla no me producía ningún sentimiento positivo.
- Si quieres arreglar nuestros problemas, Thomas no es la solución, "amor". Es todo lo contrario.
Richard en verdad tuvo que atraerse sólo por el físico; me parece insoportable la idea de lidiar todos los días con alguien como ella. Recuerdo mi poca paciencia ante la mujer de la otra vez. Casi pierdo la cabeza durante y después de aquello. Hasta yo sé que no era cualquier persona; no era causal ni accidental. Richard la miró como si pidiera compasión y luego giró hacia mí. Hasta la persona más ignorante habría podido entenderlo enseguida. Lo entendía. Me dolió entender.
- ¿Qué pasó Margaret? ¿Tuviste un mal día?- Le dije; como si en verdad su actitud fuera culpa del día.
- No hasta que te vi - Odio decirlo pero, nuestra manera de hablar era casi parecida. El sarcasmo no producía molestias, las sonrisas llenas de frialdad no causaban temor; es más, confieso que daba satisfacción confrontarla. - Pero conozco lo inteligente que eres, y sabiendo eso ya sabes qué hacer.
Con Richard rogando amor vano, y tremendo personaje recordándome lo malo de vivir... No era mala idea tomarle el consejo su querida Margaret.
- ¡Pero si ya me iba!- Reí sarcásticamente. - No me extrañes mucho.
- Te juro... Que enserio no lo haré.
Y despidiéndonos de sonrisa en sonrisa, pasé la puerta en menos de 5 malditos segundos.
Caminaba por el callejón pensando acerca de lo sucedido, porque, ¿enserio...? ¿Así de tontas son las personas enamoradas? Debe ser. Pero también analizaba todo a mi alrededor. Ya saben, soy el "filosófico"; el que analiza todo y le gusta opinar para sí mismo.
Un día martes 15 de Octubre del año 1995, se celebraba el pequeño festival llamado: "Yo no decoro, ¡Léeme!". Exacto, en el mismo callejón sin vida por el que caminaba yo, podías divisar muchos puestos repletos de libros y buenas exposiciones acerca de ellos. Inclusive, las personas allí eran muy amables y encantadoras. Pero aquel día, algo cambiaría.
Un hombre, una pistola y un pensamiento poco común.
- ¡Merlín me dijo que lo hiciera!- Gritó el hombre mientras disparaba al azar, llevando unos 13 cuerpos en su condena para el infierno.
Fue llamada "La crisis del lector". Se dice que la expresión del hombre refería su amor a la lectura. Había leído tantos libros de fantasía y mundos perfectos, que simplemente le pareció aburrido su mundo; pero claramente, matar no era la adrenalina que él necesitaba.
Luego de eso, la gente desprestigió el acto de leer. Bueno, no todos. Algunos decían que leer, solo era para valientes, porque el exceso de historias casi perfectas y mundos mágicos, dejaba fuera de competencia a la realidad y por lo tanto la cordura.
Finalizando el pequeño trecho, pude observar una figura, que mientras más me acercaba, más me miraba. Pero algo le pasaba a mi cabeza. Y de repente, estando consciente de mi próximo estado, pude recordar y advertir:
- Que esta vez sea tranquilo- Susurré
Todo mi alrededor oscureció más de lo que estaba. Pero antes de caer, vi su silueta viniendo hacia mí. Totalmente vulnerable...
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Cuando una máquina se enamora: 101 razones para odiarla
Short Story¿Qué pasa cuando una persona aislada de la sociedad, fría y algo antipática, se enamora de alguien con personalidad opuesta? ¿Cambiarà su vida o tendrá mas razones para odiar al amor?