Y cuando la tristeza inunda nuestro ser, no nos queda otra opción mas que añorar los días en los que un simple acto o un instante especial nos hace sonreír y esa sonrisa es la muestra de que las cosas pueden estar bien, pero hoy no hay sonrisas provocadas, la desesperación del dolor causó temblores al corazón y por éste ser tan blando permitió la posesión de todo el cuerpo, y se reemplazó la alegría por la tristeza, el amor por odio y ya no habían ganas de luchar o respirar, ya no quedaban ganas de vivir, eran escasas las razones que tenía el corazón para seguir latiendo, de la mente se apoderó el cansancio y los ojos se inundaron de tristeza, el dolor abarcaba casi todo el recorrido y las esperanzas habían muerto.
Ayalix Medina.
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Cartas Perdidas
RandomPalabras que no seré capaz de pronunciar, escribo aquí aquellas cosas que nunca diré, quizás buenas y algunas no tan malas. Me temo que la monotonía renuente de una vida diaria me hace querer desahogarme. A ti, lector que también te ahoga tu propia...