Era el 14 de abril del 2006, Monterrey, Nuevo León, México. Un día antes había sido mi cumpleaños número 8. Todo tranquilo y bonito: un pastel, las mañanitas, solo mi familia (mi papá, mi mamá y mis 3 hermanos menores). Todo el día anterior me la pase bien, puesto que, al ser el cumpleañero, no tenía que realizar ninguna tarea del hogar (a mi mamá se le daba por tener la mala idea de ponernos a realizar labores caseras en vacaciones, valla perdida de mi tiempo), pero, como ya no era mi cumpleaños, ahora si tenía que realizarlas.
A diferencia de mis hermanos, que se la pasaban en un eterno discutir con mis papás de no hacer las tareas (que eran muy simples la verdad), yo, con el temor de que nos quitaran los controles del Gamecube y me quitaran mi Game Boy Advance rojo, hacia la inteligente (y molesta) decisión de obedecer a mis papás. Esto no lo hacía por gusto o por complacerlos, lo hacía para que no nos quitaran los juegos (que prácticamente no servía para nada, puesto que mis hermanos no hacían nada y nos quitaban los juegos). Mostraba mi descontento haciendo "ashss".
Como a las 10 de la mañana apenas había terminando de desayunar cereal, cuando mi mamá me pidió que sacara la basura, mientras que a mi hermano Eber (el que sigue después de mí, tenía en ese momento como unos 6 años) le pidió que lavara el baño. Aldo (de 4 años) y Andre (de 2 años) aun no se habían levantado.
-¡Noooo, pídeselo a Abelardo, yo saco la basura!- dijo Eber muy enojado.
-Ya dije- dijo mi mamá en tono autoritario.
-¡No, no quierooo!- dijo mi hermano molesto.
-Ya, cállate y haz lo que te pedí- le dijo mi mamá alzando la voz.
-No, me voy arriba- dijo mi hermano yéndose arriba, en dirección a nuestro cuarto.
-Síguele y te quito esos juegos- dijo mi mamá molesta.
-¡¿Quéeee!? ¡No es justo!- le dijo mi hermano.
-Entonces lava el baño- le dijo mi mamá molesta.
-Entonces no- dijo mi hermano azotando la puerta.
-¡Ven a desayunar!- le grito mi mamá enojada.
-¡Ya déjalo! Si él quiere comer, que venga, si no, no- dijo mi papá.
-Pero Avelardo se puede enfermar- dijo mi mamá. (Mi papá se llama igual que yo, pero, en el acta de nacimiento, por error accidental o intencionado, le pusieron "v" en vez de "b", por lo que tiene que escribir con "v" el nombre).
Yo estaba, pues, un poco asustado por la escena, pero no dije nada. Lave mi plato, agarre una bolsa de plástico (de esas que dan en Soriana, OXXO, etc.) y me fue a los baños de la casa a sacar la basura. Me da asco sacarla. Junte la basura de los 2 baños y la saque al patio. Regrese a la casa. Mi mamá me estaba esperando.
-Abelardo, ¿por qué la dejas ahí?- dijo mi mamá extrañada.
-Tú pediste que sacara la basura- le dije.
-Sí, pero enfrente de la casa para que lo recoja el camión- me dijo mi mamá.
-Bueno- dije un poco molesto.
Agarre nuevamente la bolsa de la basura. Mis papás ya se habían ido a su cuarto. Abrí la puerta que da a la calle, abrí la reja de la casa y deje ahí la basura. Al voltear a las otras casas, vi que también estas tenían bolsas de basura enfrente. Pero vi a lo lejos un punto amarillo que se estaba moviendo.
-¿Qué raro?- dije.
Me acerque al punto amarillo y para mi sorpresa era un Pikachu.
-¡No puede ser, un Pikachu!- dije muy emocionado.
Pero a medida de que corría hacia él, me di cuenta que estaba sangrando del brazo derecho. Me asuste al ver la sangre y sentí una ligera sensación molesta en el estomago.
-¿Pika?- me dijo el Pikachu, como sorprendido de verme.
-No te preocupes Pikachu, Abelardo de ayudara- le dije agarrándolo cuidadosamente y dirigiéndome rápidamente a mi casa.
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El Comienzo: La Gran Desventura
AdventureTodo era un día normal. Tranquilo y aburrido a su modo. Hasta que me encontré a un Pikachu herido en la calle, y , decidido a ayudarlo me lo lleve a mi casa, sin imaginar lo que pasaría esa misma noche. Es impresionante como todo tu mundo se puede d...