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  — Señor Park, ya todo está listo — Youngmi, mi energética secreta comunica a través del teléfono fijo.  

  — Voy para allá, pequeña. —  respondo amistosamente, antes de colgar y tomar mi saco a juego con el traje que llevo puesto, para posteriormente salir de mi despacho.

Un vez que estoy fuera de esas cuatro paredes, Youngmi me tiende una carpeta con toda la información que debo conocer acerca de la empresa interesada en hacer trato con nosotros. Hoy es un día importante, Oriol Company - lugar donde laboro - estaba a punto de firmar acuerdos con las más grande compañía de entretenimiento Coreano. Debíamos mostrar seguridad en nuestra propuesta, si es que queríamos que grandes artistas fueran la imagen de nuestra nueva línea de ropa. Agregando a eso, que soy yo el diseñador principal. 

Santa mierda, creo que en cualquier momento vomitaré

  — El señor Jung Minsuk habló de imprevisto para disculparse por no poder asistir,  pero nos comunicó que su mano derecha vendrá en representación. —  Señala mi acompañante, mientras arregla el cuello de mi camisa perfectamente blanca. 

— Es una lástima, el señor Jung es un muy simpático hombre. Pero, dime, ¿quién es su socio? Nunca supe que tuviera a alguien tan cercano a él.

—  Según tengo entendido, se trata de un empresario de nacionalidad Coreana que lleva aproximadamente cinco años trabajando en el extranjero. 

  — Dios, eso no me tranquiliza...— susurro, antes de soltar una risilla cargada de nervios — ¿Cuál es su nombre?

  — Espere un segundo. — Me pide mientras revisa algo en su artefacto móvil  — ¡Oh, lo tengo! se llama Jeon Jungkook.

En tan sólo un segundo, mi mente colapsa debido a esas dos palabras, compuestas de doce letras. Jeon Jungkook está aquí, en el mismo lugar que yo. Quería convencerme que había escuchado mal, resultado de la cantidad de nervios que invaden mi cuerpo, por lo que vuelvo a preguntar. 

  — ¿Me podrías repetir el nombre, pequeña?

—  Si, claro. Vendrá el señor Jeon Jungkook —  dice con sumo cuidado  

—  Uhm, que... Interesante nombre, ¿no lo crees? —  respondo agitado, acariciando mi nuca con insistencia.

— ¿Se encuentra bien, señor Park?

— Si, Youngmi, son sólo los nervios. Anda hay que entrar — Hago mi mayor intento por sonar casual, antes de cederle el paso primero e ingresar a la sala en donde nos espera el demás personal. 

— Buenas tardes, caballeros —  decimos a la par, otorgándole a todos los presentes una reverencia. 

Arrastro la silla perteneciente a Youngmi, pidiéndole que tome asiento y sin esperar más, me aproximo a la mía. Muevo mi cuello de un lado a otro, tratando de ahuyentar la tensión en la zona y alzo la vista para observar a todas las personas que nos acompañan. Rostros completamente desconocidos son lo que visualizo, hasta que le veo. Con un elegante traje azul marino, el semblante frío y sus ojos escrutándome, se encuentra Jeon Jungkook. 

Siento una corriente pasar por todo mi cuerpo, obligándome a apartar la vista de él. El desenfrenado latir de mi corazón me inquieta tanto, que en serio creo que en algún momento saldrá disparado de mi pecho. Las extremidades no me responden, por lo que sólo soy capaz de morder con fuerza de mi labio inferior. Llevaba tanto tiempo sin experimentar este sentimiento.

Hace ya seis años que no veía ese hermoso rostro, porque no importaba cuanto daño pasé a su lado, Jungkook seguiría siendo la obra de arte más bella que mis ojos pudieran presenciar. Me asombró la manera en como sus rasgos estaban mucho más marcados, aún cuando le conocí siendo ya un adulto. Es entonces cuando doy un recuento de la diferencia de edad que existía entre nosotros, él de casi veintisiete años, yo un inexperto chiquillo de veinte años. 

GOOD ENOUGH ➵ JEON, J. PARK, J.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora