Prólogo

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“El aroma de ese café que preparabas todas las mañanas, el color de tus canas tan único, tan esplendido. Tus arrugas… Esas arrugas que para mi eran nuevas historias por descubrirte. Los regaños que me merecía, los consejos autoguardados en mi mente y en mi corazón. Las preocupaciones que no te dejaban dormir y que tus ojos las transmitían a cada parpadear. Tú comida tan esplendida, ese sazón que nadie logrará igualar. Los perdón que no te pude decir que me tienen agobiada, martirizada, los remordimientos, por que ahora que no estás ya aquí a mi lado quisiera decírtelos, gritártelos. Los te amo que nunca te dije pero que tu sabías que eran para ti, solo para ti. Tu casa, donde aún se siente tu presencia, tu olor, tu compañía. Mi viejita amada… La resignación nunca va a llegar, pero aprenderé a vivir sin tu presencia y siempre estarás en mi corazón, como la gran señora que fuiste.”

— Cáncer te escribí una carta. 

Cáncer te escribí una carta © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora